Manuel García y sus fábulas sin moraleja

Madrid

28 / 09 / 2021 - José María MARCO - Tiempo de lectura: 3 min

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itregobbi-operaactual-march (2) El tenor David Alegret y los barítonos David Oller y Javier Povedano © Teatro de La Zarzuela / María ALPERI
itregobbi-operaactual-march (2) Una escena del montaje de José Luis Arellano © Teatro de La Zarzuela / María ALPERI
itregobbi-operaactual-march (2) La soprano Cristina Toledo en el centro de la imagen © Teatro de La Zarzuela / María ALPERI

Fundación Juan March y Teatro de La Zarzuela

Manuel García: I TRE GOBBI

Estreno nacional

Cristina Toledo, David Alegret, David Oller, Javier Povedano. Piano y dirección musical: Rubén Fernández Aguirre. Dirección de escena: José Luis Arellano. 26 de septiembre de 2021.

En colaboración con el Teatro de La Zarzuela, la Fundación Juan March vuelve a retomar la producción de las llamadas óperas de cámara de Manuel García, después de Le cinesi e Il finto sordo. Como es sabido, García, retirado en París y dedicado a la enseñanza, componía estas obras para sus estudiantes de canto. Se representaban en familia, por así decirlo, en alguna ocasión con Pauline Viardot, la propia hija de García, al piano. En esta ocasión, el maestro escogió como texto de base un intermedio o entremés cómico de Goldoni, que había alcanzado un éxito europeo. I tre gobbi pone en escena una fábula costumbrista de tono amable pero también irónico, sobre una mujer joven, Madama Vezzosa (Doña Encantos) y sus tres pretendientes, los tres ricos y los tres jorobados. La intriga, delicada y sin pretensiones, termina con un encantador elogio del amor libre al que se resignan, más o menos, los tres personajes masculinos.

"Al piano, con la convicción, la entrega y la precisión acostumbrada, estuvo Rubén Fernández Aguirre, gran protagonista de estas veladas casi rossinianas a las que sabe imprimir todo su carácter teatral"

En lo musical, siempre ha llamado la atención el grado de dominio técnico e incluso de virtuosismo que requieren estas partituras. Puede que fueran un juego de salón, pero evidentemente García no se andaba con chiquitas en cuanto a la exigencia con sus discípulos. Los cuatro papeles requieren cantantes sólidos y muy bien formados con un calidad belcantista sin concesiones y capaces de superar las dificultades con un canto fluido. La soprano Cristina Toledo, el tenor David Alegret y los barítonos David Oller y Javier Povedano junto con el actor y bailarín Andoni Larrabeiti– jóvenes con excelente conocimiento de este este repertorio, demostraron una frescura y un dominio de primer orden. Al piano, con la convicción, la entrega y la precisión acostumbrada, estuvo Rubén Fernández Aguirre, gran protagonista de estas veladas casi rossinianas a las que sabe imprimir todo su carácter teatral.

La escenografía se decantó por un escenario abstracto, casi minimalista, con unos paneles florales de fondo, muy conveniente para la puesta en escena de José Luis Arellano, elegante pero a la que le faltó algo de riesgo. Los jorobados no parecían tales, y el carácter paródico y un poco crítico que tiene la obra, aunque sea sin tonalidades bufas ni carnavalescas, quedaba reducido a un simple apunte: la deformación física, en este caso, apunta a un cierto disparate grotesco, en una línea goyesca que quedó sin explorar. Sea lo que sea, quedó demostrada una vez más la intrínseca teatralidad de estas óperas de cámara de García, siempre relacionada con la espléndida escritura vocal. Y todo funcionó con dinamismo y sin fallos, también la inclusión, entre los dos actos, de un preludio de Antón García Abril, justo homenaje al gran compositor recientemente fallecido.  * José María MARCO, corresponsal en Madrid de ÓPERA ACTUAL