ENTREVISTAS

José Cura vuelve a la Royal Opera House de Mascate como Don José de 'Carmen'

01 / 09 / 2019 - Fernando SANS RIVIÈRE - Tiempo de lectura: 5 min

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© Zoe CURA

El tenor argentino regresa a Omán entre el 11 y el 14 de septiembre de 2019 tras su gran éxito la temporada pasada con Pagliacci. En esta ocasión cantará su ya icónico Don josé de Carmen, junto a la mezzo Elena Maximova, con George Petean como Escamillo, Anita Hartig en el rol de Micaëla y la dirección musical de Antonello Allemandi al mando de la Orquesta y del Coro titulares del Teatro Colón de Buenos Aires.

Para el tenor argentino José Cura es una gran satisfacción y responsabilidad participar en esta Carmen, que se ofrecerá junto a los cuerpos estables del Teatro Colón de Buenos Aires.

ÓPERA ACTUAL: ¿Qué le parece el personaje de Don José y qué recuerda del mismo en su debut?

José CURA: Mi relación con Carmen data de los años ochenta, cuando, como joven compositor, hice un arreglo integral de la obra para ser representada en una hora y media, y con un grupo mixto de instrumentos españoles y sinfónicos. Finalmente debuté el rol de don José en 1996 en San Francisco, teniendo como compañera a Olga Borodina que también debutaba en el rol de Carmen. Éramos todos muy jóvenes.

Ó. A.: ¿Cómo ha madurado el personaje en todos estos años y cuál cree que es su aporte personal?

J. C.: Hay una confusión de base con Don José Lizarrabengoa y que nace de la bella, pero poco realista, lectura francesa de un tema español. En Carmen las psicologías tan radicalmente opuestas del introvertido sentir vasco y del desenfado andaluz se enfrentan en un choque de culturas que, aún hoy, es tema de series de televisión y hasta de películas como Ocho apellidos vascos, por ejemplo. No obstante este dato de facto, al representar Carmen, se desarrolla casi hasta la caricatura la personalidad andaluza de la protagonista femenina, confinando la interpretación de José a la de un monigote medio tonto, de comportamiento pueril, casi caprichoso. José es joven, pero la frescura del muchacho hace tiempo que dejó de ser tal para transformarse en una madurez inducida a golpes. Para entendernos, comparemos la adolescencia de un chico occidental de clase media con la de uno nacido y criado en Siria bajo el signo de las bombas… Don José mató a dos amigotes por una discusión resultante de un juego y que, para escapar a la justicia, se enrola en el ejército quedando protegido por la ley marcial de entonces. Incluso como militar él es una bomba de relojería. A la primera que algún superior le humilla, explota con consecuencias impredecibles. A alguien con semejante inestabilidad psicosocial se le cruza una mujer sensual, esquiva y fatal –fatal en el sentido etimológico de la palabra, ligada al destino–, como Carmen, más divertida con el hecho de desvirgarlo que verdaderamente enamorada. No nos olvidemos de que en la literatura represiva del siglo XIX la palabra amor no representaba forzosamente el sentimiento como tal, sino un eufemismo de sexo. Eufemismo que, un poco por pudor y tanto por costumbre, seguimos usando hoy en que el amor “lo hacemos” en vez de “sentirlo”… Yo intento conciliar el respeto por el estilo francés, cantando en modo más bien recatado los primeros dos actos, soltando poco a poco la hosquedad a medida que avanza el tercer acto, para luego pasar del patetismo de quien suplica ser amado, al odio salvaje de quien es rechazado en modo humillante. Humillación: he aquí la palabra clave. José no mata a Carmen porque lo rechaza. Esto se arreglaba con la enésima discusión. José mata a Carmen por la misma razón que mató a esos dos tipos al inicio de su periplo de vida, y por la misma razón que, en la novela, mata a uno de sus oficiales y al marido de Carmen, el tuerto García: ¡porque todos le humillaron en público! Esta lectura cruda es, a mi juicio y después de más de 30 años de relación con la obra, el único modo de aprovechar lo mejor de dos mundos tan musical y culturalmente opuestos, como el francés y el español, a la luz de una interpretación moderna, sin manierismo, de esta obra magnífica.

© ROHM

Julia Gertseva en el estreno de la producción de 'Carmen' en Omán en 2011 con escenografía de Gianni Quaranta

Ó. A.: Ya cantó Pagliacci en Omán. ¿Qué le parece el Teatro y el país?

J. C.: Mascate es una ciudad plácida, sin rascacielos, donde los edificios son blancos para minimizar el efecto del sol dentro de las casas. El contraste entre la arquitectura nueva, pero tradicional, y los colores suaves, arenosos, contra un cielo perennemente azul y un mar maravilloso, dan una gran paz. ¡Eso, si se aguanta el calor! Por otro lado, Omán es un claro ejemplo de tolerancia intercultural e interreligiosa. La gente, siempre con prudente recato, puede circular vestida a la europea sin miedo y hasta llevar una cruz al cuello. Incluso hay iglesias de otras religiones. Y la ROHM es espejo de todo esto: un teatro eficaz al extremo, de una arquitectura bellísima en el cual se trabaja con gran serenidad artística y logística.

Ó. A.: ¿Qué le supone viajar a Omán con la Orquesta y Coro de su país?

J. C.: Cuando me preguntaron con qué teatro me gustaría regresar a Omán después del éxito de Pagliacci, no lo dudé ni un segundo. Yo mismo estoy haciendo de enlace y negociador entre ambas administraciones. Con tesón y profesionalidad se está labrando un acuerdo que sentará un precedente indiscutible de la ejemplaridad del gran coliseo argentino a la hora de desempeñarse como embajador de nuestro país en el extranjero.

Ó. A.: ¿Conoce la propuesta escénica de Gianni Quaranta de Carmen?

J. C.: He visto fotos y vídeos. Es una puesta en escena seria y respetuosa con la obra, en la que los cuerpos artísticos del Teatro Colón y el cast de solistas internacionales, unidos al Ballet de Antonio Gades, se encontrarán muy a gusto.

Ó. A.: También dirigirá en Omán la Novena Sinfonía de Beethoven con la Orquesta y Coro del Colón.

J. C.: Sí, es la obra de Beethoven que más he dirigido. Mi regreso a la dirección de orquesta y la composición se están consolidando de modo natural en mi carrera a medida que, por ley de vida, como cantante voy reduciendo actuaciones. He terminado mi contrato con la Sinfónica de Praga y acabo de firmar como principal artista invitado de la Radio Húngara. Con ellos haremos, entre otras cosas, la grabación de mi oratorio Ecce Homo, el estreno mundial en forma de concierto de mi ópera Montezuma y el fraile pelirrojo y, en 2022, el estreno mundial de mi Requiem Argentino para el que me encantaría contar con el Coro del Colón.

Ó. A.: ¿Qué óperas tiene programadas como director escénico?

J. C.: En 2018 he dirigido y protagonizado Peter Grimes en Bonn y Montecarlo, Nabucco en la Ópera de Praga y La fanciulla en la de Tallin. En 2019 espero terminar mi ópera antes mencionada y retomaré la dirección de escena en 2020 con una nueva producción de Otello.- ÓA