CRÍTICAS
NACIONAL
Tamonante, seis siglos de leyenda en Fuerteventura
Puerto del Rosario
Asociación Ópera de Fuerteventura
Igor Escudero: LA LEYENDA DE TAMONANTE
Estreno absoluto
Conchi Moyano, María Melnychyn, José Concepción, Eloy Cruz, David Cervera, Luis Briones, Jorge Tello, Quim Cornet, Edwing Tenias. Orquesta OperaFuerteventura. Dirección musical: Miquel Ortega. Dirección de escena: Julien Carballo. Palacio de Formación y Congresos, 13 de noviembre de 2021.
Fuerteventura está de enhorabuena por el éxito alcanzado con el estreno absoluto de La Leyenda de Tamonante, una obra que ha contado con el respaldo en la producción del tenor majorero José Concepción y la Asociación Ópera de Fuerteventura. El compositor y libretista, Igor Escudero estuvo presente en el estreno, y Miquel Ortega asumió la dirección musical.
La acción de esta primera ópera majorera, se sitúa en los estertores del reinado de Enrique III de Castilla, cuando el normando Jean de Bethencourt arribó, a fines de 1402, a Fuerteventura. Sobre Bethencourt y la isla, sus primitivos pobladores, sus costumbres, reyes y luchas, existe una historia que ha llegado en forma de leyenda, y con nombre de mujer: Tamonante. Las primeras noticias de estos hechos de transmisión oral isleña figuran recogidos en la literatura española del siglo XVI. Partiendo de esta antigua leyenda, el libreto de esta ópera da visibilidad al decisivo papel de la mujer en los dos reinos neolíticos que se repartían la isla en el siglo XV, el de Guize y el de Ayose, uno más meridional y otro más septentrional.
La leyenda narra momentos de la vida de Tamonante y su madre Tibiabin, ambas guías espirituales de la isla antes de su conversión al catolicismo, destacando el prestigio de ambas mujeres ante los primitivos habitantes y su posterior y paulatina pérdida de influencia tras abrazar la nueva fe. La obra acaba trágicamente con el suicidio de ,la protagonista. Igor Escudero pone énfasis en estas mujeres, dejando incluso entrever que las palabras Tamonante y Tibiabin trascienden el nombre propio en favor de algo más conceptual, siendo una de ellas “la que susurra” y la otra “la que lee” (“Yo soy Tamonante, la que lee, y ella es mi madre Tibiabin, la que susurra”), lo que da pie al espectador a formularse acto seguido el interrogante de si hubo varias Tamonant” a lo largo de los años… Junto a ello, el compositor da voz y vida propia al pueblo de Fuerteventura, encarnado en el coro de la ópera, sin duda un personaje más de la trama.
La música de Tamonante tiene dos partes diferenciadas. El primer acto, compuesto en tonos más épicos, con recursos actuales próximos al cine y a los musicals, y el segundo , con tintes de ópera más clásica aunque con una música continua, cargada de percusión y definitoria de la resolución de la tensión dramática de la escena. A la postre, y a pesar de ser de menor duración que la primera, deja al espectador con mayor sensación de brevedad. Cabe destacar la presencia constante del coro convertido en un personaje con entidad propia, así como el tratamiento de la flauta como expresión de la magia de Tamonante y Tibiabin. La flauta-bajo, poco común, y distintiva también de esta obra, cobra un papel relevante en el foso. Además Escudero recurre en alguna ocasión a la escala pentatónica mirando a Stravinsky para armonizar los coros cantados en latín del segundo acto, que también recuerdan los cantos profanos de Carl Orff.
Al frente del elenco, José Concepción, tenor de Fuerteventura que ha visto recompensado con este triunfo su trabajo de años promocionando el género en Canarias. Asumió el papel del rey Guize y fue ovacionado por el público moviéndose cómodamente en un rol que se adecúa muy bien a su tesitura. Su dicción es estupenda, lo que es de agradecer en un estreno, y sus cualidades dramáticas salieron a la luz de manera natural. La otra gran triunfadora fue Conchi Moyano, soprano zamorana en el papel de Tamonante, que estuvo estupenda en el dúo de la primera escena del primer acto. Hay que felicitarla también por su correctísima dicción. Brava. Ovacionado también por el público, el barítono José Tello como Jean Bethencourt. Enhorabuena.
Un reparto bien elegido y equilibrado, con buenos resultados, como el dúo de Bethencourt con el Explorador (barítono Edwin Tenias). O el ya mencionado de Tamonante y Tibiabin (mezzo Maria Melnychyn). Y también el trío del exorcismo y bautismo de los dos reyes por el inquisidor (el bajo Luis Briones y el rey Ayoze encarnado por el bajo David Cervera). Buen trabajo de Quim Cornet en el papel de Peraza y del tenor Eloy de La Cruz como Gadifer de La Salle.
El Coro Rossini Bilbao tuvo una excelente actuación, asumiendo desde el primer acto el importantísimo papel que libreto y partitura le asignan. En cuanto a la orquesta, hay que tener en cuenta el poco tiempo con el que Miquel Ortega pudo contar con el conjunto para dar vida a este nuevo proyecto de Orquesta Ópera de Fuerteventura, teniendo que superar los rigores de los recortes, sobre todo en lo que a cuerda se refiere, aparte de los instrumentos de percusión. Fue admirable su empeño en dirigir la obra pese a su recentísima dolencia, que felizmente parece haber superado. * Jesús SÁNCHEZ-FERRAGUT, colaborador de ÓPERA ACTUAL
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