Ailyn Pérez, estrella del ‘Onegin’ neoyorkino

En el rol titular Igor Golovatenko ofreció un timbre de barítono demasiado atenorizado que, por otro lado, tampoco fluyó muy cómodamente en los clímax más agudos dejando a su vez la zona media completamente desnutrida de timbre. Piotr Beczala revisitó una vez más a su Lensky de demasiada grandeza para el personaje, cantando con su acostumbrado aplomo escénico y un brillante, pero poco sutil, timbre de tenor. Tony Stevenson se presentó con un perfectamente decrépito Triquet y Ain Anger aportó un inseguro bajo de poco volumen y cuestionable atractivo como el Principe Gremin. Por otra parte, Varduhi Abrahamyan no encajó en el personaje de Olga mientras que Elena Zaremba y Larissa Diadkova se mostraron como dos joyas de gran estilo y volumen suficiente como Larina y Filippyevna respectivamente, mientras que Ailyn Pérez se llevaba las mayores ovaciones de la noche interpretando a una estudiada e individualizada Tatiana vocalmente de lujo desplegando una voz de soprano timbradamente juvenil.

El coro aportó su acostumbrada pulcritud vocal uniéndose a los bailarines coreografiados estilísticamente por Kim Brandstrup y acompañados por la orquesta del Met que también sonó con su alto nivel de ejecución, si bien en general le faltó un toque más evidente de grandiosidad bajo la dirección de James Gaffigan.  * Eduardo BRANDENBURGER, corresponsal en Nueva York de ÓPERA ACTUAL