Teatros del Mundo
Tres décadas de ópera en el Maestranza
El teatro sevillano celebra 30 años de trayectoria
La moderna historia de la ópera en España posee en el Teatro de La Maestranza de Sevilla uno de sus pilares. El coliseo andaluz, nacido a orillas del Guadalquivir y junto a la histórica plaza de toros de La Maestranza, nació al calor de los festejos de la Expo 1992 y por su escenario ha pasado la flor y nata de la lírica nacional e internacional, aunque su escenario también acoge zarzuela, ballet, flamenco, conciertos y otros géneros.
El 22 de enero de 1761 no es una fecha cualquiera en la historia de Sevilla. Aquel día una compañía bufa italiana representó una ópera por primera vez en la ciudad de la Giralda. Según relata Francisco Piñal en su Historia de Sevilla, «este divertimento, costeado por algunos particulares, se realizó sacando una licencia por la cual se dispuso un teatro de madera en un solar de la calle Carpio, para dar vista al convento de monjas dominicanas de Santa María de Gracia». Debió gustar la ópera, tanto al menos como para que la autoridad eclesiástica, en 1766, se manifestara en su contra porque «aquellos hombres y las mujeres que la representaban narraban historias, generalmente de amor profano, que excitaban los sentidos de los oyentes».
Luego llegó un peregrinar de la lírica por la ciudad en lugares como el Salón Imperial de la calle Sierpes, más tarde Teatro Imperial, donde mucho más tarde cantaría con profusión el tenor cordobés Pedro Lavirgen. El Teatro Duque, el Novedades, el Cine Pathé… La historia del género en la ciudad evolucionó de un lado a otro y a golpe de crónica de postín en los medios. Como cuando en 1929 Alfonso XIII y Victoria Eugenia asistieron a una función de la zarzuela El huésped del sevillanano en el actual Teatro Lope de Vega.
Ahora han pasado 30 años desde que un vicepresidente del Gobierno de España dudara de si los sevillanos iban a saber aprovechar un teatro de ópera, 30 años de la inauguración de un coliseo en un secarral frente al Guadalquivir, antaño cuartel militar. Mucho tiempo también ha transcurrido desde las históricas colas para conseguir una entrada para la ópera; el Teatro de La Maestranza, de la mano de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS), forma parte hoy, y desde hace tres décadas, de la historia contemporánea de la ciudad. Más de 3.000 espectáculos después está listo para vivir con ilusión y la debida prudencia ante la pandemia –y cierta modestia– una fiesta para conmemorar la fecha.

La inmensa sala del Maestranza en la época en la que podía contar con el 100 por cien de su aforo
El coliseo andaluz tuvo como director artístico de los fastos Pre-expo y de la Expo 1992 a Lluís Andreu, siendo entonces su gerente Carlos Valverde. Más tarde el teatro se convirtió en sede de la ROSS, con Francisco Senra al mando hasta mayo de 1994, año en que el director teatral José Luis Castro es nombrado director general del coliseo. A finales del 2004 la gestión del Maestranza se divide en dos áreas capitaneadas por el director artístico Pedro Halffter –en el cargo hasta 2018– y por la directora gerente Remedios Navarro, quien termina su contrato a finales de 2016. En febrero de 2017 Antonio Garde asume como director gerente hasta 2019, cuando Javier Menéndez es nombrado director general.
El 2 de mayo, haciendo un guiño a la histórica gala que inauguró el Maestranza a cargo de las grandes estrellas españolas de la época, tendrá lugar la Gala Lírica del 30º aniversario que contará con la actuación de notables cantantes españoles cuyas trayectorias vitales y profesionales se entrecruzan con las de este espacio: Carlos Álvarez, Simón Orfila, José Bros, Ainhoa Arteta, Leonor Bonilla y Rocío Ignacio, acompañados por el Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de La Maestranza y la ROSS, bajo la dirección de Juanjo Mena. El programa estará compuesto por fragmentos de óperas y zarzuelas inspiradas en Sevilla y fragmentos de obras de compositores locales. También forman parte de este fasto las siete funciones de Carmen que arrancarán el 24 de mayo que contarán con la dirección musical de Anu Tali y con un doble reparto encabezado por Ketevan Kemoklidze (ver entrevista En Portada ÓA246) y Sandra Ferrández, Sébastien Guèze y Antonio Corianò, María José Moreno y Raquel Lojendio, Simón Orfila y Jean-Kristof Bouton, entre otros.
Por otra parte, el Maestranza se convertirá también en anfitrión de los representantes de teatros, festivales y temporadas líricas que conforman la Asociación Ópera XXI, que celebrará en Sevilla, los días 2 y 3 de mayo, la reunión de su junta directiva y asamblea de socios.
También verán luz verde varios proyectos de dinamización en torno al Maestranza, como exposiciones, una campaña de comunicación para acercar el teatro a todos los públicos y un proyecto creativo de inclusión social destinado a personas con capacidades diversas. Finalmente, la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) volverá a fijarse en el Maestranza dedicando un cupón a su 30º aniversario.
Fiesta con precauciones
Javier Menéndez, director general del Teatro de La Maestranza, comenta con ÓPERA ACTUAL cómo ha quedado, finalmente, la celebración de este aniversario, teniendo en cuenta el contexto sanitario. «Las circunstancias no son nada sencillas, pero estamos logrando mantener lo que planteamos, hacer un concierto con grandes voces españolas vinculadas al teatro y hacerlo con un repertorio muy atractivo relacionado con Sevilla y con compositores que tienen que ver con esta ciudad. Se van a escuchar obras conocidas, pero también habrá descubrimientos de otras que nadie sabía ni que existían. Pienso que es un concierto muy atractivo y, en torno a él, hemos dispuesto otras actividades. Además lo vamos a hacer el 2 de mayo, el mismo día que se abrió el teatro. Estamos muy ilusionados y, si las vacunas ayudan, todo debería ir mejorando».

El director general del Maestranza, Javier Menéndez
ÓA: También las próximas funciones de Carmen forman parte de esta celebración. ¿Le va a costar explicar por qué no se va a poder ofrecer este icónico título con la nueva producción tan anunciada como por otra parte esperada?
Javier MENÉNDEZ: A mí lo que me cuesta argumentar es que el Maestranza lleve décadas sin hacer Carmen. Eso es lo verdaderamente difícil de entender, haber tenido una producción propia hubiera permitido recuperar la ópera cada cierto tiempo. La intención era, en efecto, estrenar un nuevo montaje en coproducción con la Ópera de Roma a partir de una escenografía de Emilio Sagi, con un nuevo vestuario y muchos elementos de creación. Pero todo se vino abajo con la pandemia, ha sido un lío enorme. Pero estoy seguro de que la sacaremos adelante en el futuro; que en esta ciudad nos involucremos todos en tener una Carmen no es complicado. Ahora lo relevante es que la gente va a ver una de las versiones más espectaculares que existen de la ópera de Bizet.
ÓA: ¿Se refiere a la producción de Calixto Bieito? ¿Por qué ha apostado por ella?
J. M: He visto muchísimas versiones y para mí esta es la mejor Carmen que hay en el mercado. Hay cuatro escenografías de Bieito, una en París, otra en Barcelona, la de la English National Opera y la de San Francisco que compró Viena. No sé si existe una producción en el mundo que tenga cuatro réplicas. Es un montaje que se ha convertido en un clásico desde que se estrenó en 1999 en el Festival Castell de Peralada.
ÓA: ¿No teme que el público más conservador se muestre reacio?
J. M.: Teatralmente es de un nivelazo enorme, es una Carmen muy española. Recuerdo haber visto una producción que se localizaba en la frontera entre Estados Unidos y México y, vale, de acuerdo, pero creo que se pierde así la esencia de la obra. Mire, le diré una cosa. Los creativos del montaje afirman que es su seguro de jubilación porque todavía tiene mucho recorrido por delante. A Bieito, además, le hace gran ilusión que su Carmen se vea por fin en Sevilla, aunque aquí vendrá a reponerla el director de escena Joan Anton Rechi, que todavía hace de repositor de algunos montajes de Bieito. Un lujo.
ÓA: ¿Sigue siendo igual de estimulante que antes dirigir un teatro de ópera en medio de este panorama?
J. M.: Cuando tienes la vocación y la pasión por el teatro siempre es estimulante, pero es verdad que la situación ha llegado a ser tan desesperante que a veces la emoción se cruza con la desesperación. Lo más grave es que teníamos el hábito de planificar a dos o tres años vista, y ahora todo es improvisación. Esto ha sido un aprendizaje que forzosamente ha generado dudas y ansiedad.
ÓA: ¿Podrían peligrar las funciones de Carmen y de lo que resta de la temporada?
J. M.: Confiamos en que decaiga la norma de los 200 espectadores como máximo y que volvamos a un marco de certidumbre relativa. Abrir el Maestranza con 200 personas, es decir, con el 11 por cien del aforo, es inasumible. Igualmente lo hicimos con Così fan tutte, en noviembre pasado, porque cancelar después de 25 días ensayando en el escenario hubiera sido un daño monumental para los artistas, y también tenemos una responsabilidad con ellos. Pero fue una ruina absoluta, y sería indefendible volverlo a hacer. Ahora bien, con un 50 por ciento del aforo tiramos hacia delante. Esto, como puede imaginar, supone no obstante un esfuerzo económico inmenso que vamos a pagar en futuras temporadas.
ÓA: ¿En qué puede sustanciarse esa hipoteca que está generando abrir un teatro con el aforo cercenado?
J. M.: Desde luego no en calidad, pero sí tendremos que buscar un equilibro programático que permita sostener un discurso sin incurrir en más déficit. Habrá que conseguir que la taquilla responda y no vamos a poder asumir grandes proyectos que entrañen riesgos.

La moderna y compleja caja escénica del coliseo sevillano
ÓA: ¿Como Jenufa, por ejemplo, el primer título programado que se canceló?
J. M.: Jenufa se canceló por responsabilidad debido a la gran cantidad de gente que necesitaba en el escenario y la gran orquesta que conlleva. Hacíamos la producción de Robert Carsen, en la que era imposible mantener las distancias. Pero a cambio propusimos Combattimento y Je suis narcissiste, dos óperas de cámara más arriesgadas.
ÓA: Hace algunos años su predecesor en el cargo, Pedro Halffter, argumentaba la crisis para justificar sus programaciones. A usted le toca otra papeleta similar…
J. M.: Yo hace más de 10 años que no hago la programación que querría hacer en un teatro, y hablo también de mi etapa anterior [en la Ópera de Oviedo]. Pero la vida es así y hay que adaptarse a las circunstancias tratando de hacer las propuestas más estimulantes posibles, porque la calidad es irrenunciable. El Maestranza tiene como asignatura obligatoria abrir y ampliar el repertorio, no podemos continuar haciendo una y otra vez los mismos títulos. La próxima temporada vamos a hacer un estreno en pequeño formato. ¡Y claro que nos gustaría presentar un gran título contemporáneo! Pero el objetivo, pese a la realidad económica, debe mantenerse firme.
ÓA: En este mes el teatro acoge el estreno absoluto de Es lo contrario, de César Camarero.
J. M.: Es una propuesta muy singular, más allá de la ópera, que el público tendrá que descubrir sobre la marcha. Es una obra de teatro musical imaginario, probablemente la propuesta más experimental que el teatro ha hecho nunca.
ÓA: El vecino Teatro Lope de Vega acogió hace unas semanas Marie, de Germán Alonso, estrenada en enero en la temporada del Real. ¿Sinergias o sana competencia?
J. M.: Todo lo que sea programar y generar más ganas de escuchar lírica nunca va a ser competencia. Hay que atribuirle un enorme mérito al nuevo director del Lope, Carlos Forteza, de haber montado Marie en poquísimo tiempo. Con ellos el año que viene haremos una colaboración con el modelo que mantiene el Real con el Español y La Abadía. El Lope es un espacio de tamaño intermedio ideal para proyectos atractivos con formatos más asumibles. Si el Maestranza puede estar ahí como colaborador es realmente sensacional.
ÓA: ¿Cómo ha podido percibir el regreso del público al teatro? ¿Hay ganas?
J. M.: Eso es lo que más me preocupa, el hábito de quienes solían venir. ¿Y si se perdiera? Mi sensación es que esto no está sucediendo, que hay muchas ganas de disfrutar del teatro porque el teatro es en vivo o no es. El streaming es un sucedáneo, una alternativa temporal. Ahora bien, el miedo a los contagios existe y somos conscientes de ello, pero la gente acude con verdadera necesidad de disfrutar, de evadirse. Reabrimos el Maestranza el 21 de diciembre con el Ballet de Siena y la emoción fue inmensa. Luego está el agradecimiento que estamos recibiendo por parte de los artistas, que aprecian la valentía que estamos teniendo en España, algo que no está pasando en la mayoría de los teatros de Europa. Y de medio mundo. –ÓA