Teatros del Mundo

El centenario del Teatro Wagner de Aspe

El Teatro Wagner de Aspe, en Alicante, restaurado y en plena forma, celebra este mes un siglo de vida

01 / 03 / 2022 - José TEROL ALBERT - Tiempo de lectura: 5 min

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teatrowagneralpe-operaactual El Teatro Wagner de Alpe

Fue el sueño hecho realidad de un melómano. El Teatro Wagner de Aspe, en Alicante, restaurado y en plena forma, celebra este mes un siglo de vida, siempre con el nombre del genio alemán como seña de identidad. Es un magnífico ejemplo de proyectos que han ayudado, desde la iniciativa privada o también municipal, a la dinamización social y cultural de pequeñas localidades del país.

El 25 de marzo de 1922 se inauguró el Teatro Wagner, y aunque fue bautizado en memoria del gran maestro alemán fallecido casi 40 años antes, no se encuentra ubicado en una de las sedes internacionales de su música como su Leipzig natal, como Bayreuth donde se le rinde homenaje en su afamado festival anual desde 1876, o incluso como Venecia donde falleció. Lo cierto es que este pequeño gran Teatro Wagner se encuentra en Aspe, una localidad del interior de la provincia de Alicante situada a unos 25 kilómetros al oeste de la capital.

El motivo por el que ese pequeño pueblo contó con un teatro dedicado al genio de Sajonia hay que buscarlo en la admiración que José Terol Romero (Aspe, 1876-Alicante, 1947), fundador del Teatro Wagner, un gran empresario y mecenas de la época nacido en el pueblo aunque residente en Alicante, tenía por la música en general y en particular por la de Richard Wagner. Por ello decidió que su pueblo se merecía el mejor de los teatros, y sin escatimar medios compró los solares para hacerlo realidad, muy probablemente contrató a uno de los mejores arquitectos de la época, y construyó un teatro de casi mil localidades en un pueblo que tenía entonces poco más de siete mil habitantes. En lugar de darle el nombre de la Patrona de la localidad, la Virgen de las Nieves, tal y como ocurría con la inmensa mayoría de todo lo que se creaba en Aspe, o incluso el suyo propio, decidió dedicárselo a su ídolo, aunque probablemente pocos en el pueblo supieran quién era ese tal Wagner.

Bajorrelieve de Richard Wagner en el arco de proscenio del coliseo

Casi con toda seguridad, y sorprendentemente, se trata del único en el mundo en activo que lleva el nombre del genio alemán, ya que el que fundó en Bayreuth se conoce como la Bayreuther Festspielhaus, mientras que el Wagner Theater de Dakota del Sur (Estados Unidos) recibe ese nombre porque se encuentra en la ciudad de Wagner.

Desde su inauguración el coliseo albergó todo tipo de acontecimientos artísticos, sociales, y hasta deportivos, convirtiéndose en el centro de evasión de la época. Acogió conciertos, representaciones líricas –profesionales y de aficionados–, con especial predilección por la zarzuela, además de obras de teatro, así como Juegos Florales, e incluso alguna velada pugilística. Pero si en algo se ha basado la pervivencia durante más de un siglo del Teatro Wagner ha sido en su capacidad de adaptación a los tiempos y gustos cambiantes. Llegado el momento supo dar entrada al cine y convertirse en ese Cinema Paradiso que todo pueblo latino conserva en su memoria. Con los años 80 llegó el vídeo doméstico y con él la práctica desaparición de las salas de proyección cinematográfica en el entorno rural. En Aspe fueron muriendo una tras otra y parecía que el Wagner no sería una excepción, ya que su actividad se había reducido a la nada y la presión inmobiliaria acechaba sobre la tercera generación de la familia Terol, herederos del local; incluso el propio Ayuntamiento había trazado en sus planes una calle en mitad del solar del Teatro, asumiendo su segura e inminente desaparición.

Pero cuando todo estaba perdido, apareció una figura redentora y con empuje suficiente para enfrentarse al destino y evitar lo inevitable: José Manuel Terol Irles, nieto del fundador del Teatro que supo convencer a sus parientes para que rechazaran las ofertas inmobiliarias. Junto a Ramón Berenguer, alcalde la localidad en ese tiempo, logró que se vendiera el Teatro al Ayuntamiento en 1984 con dos únicas condiciones por parte de los propietarios: que se conservara para sus fines originales y que mantuviera la denominación de Teatro Wagner.

Nueva etapa

Berenguer cumplió su compromiso, y el 16 de febrero de 1995 se inauguraba el nuevo Teatro Wagner después de una restauración que volvía a situarle al máximo nivel tanto en lo funcional como en lo estético a cargo del arquitecto Mariano Cuevas Calatayud, quien habilitó una sala de exposiciones y conferencias en el vestíbulo. Posteriormente el antiguo cine de verano colindante se convirtió en el Auditorio Alfredo Kraus. Desde entonces el programa de actividades del coliseo aspense, con una media de 20 eventos mensuales, sigue ampliándose, incluyendo retransmisiones en directo de ballets, conciertos y óperas, entre las que se encuentran las de Wagner, cuya imagen sigue coronando el escenario de la sala principal desde su inauguración.

El vestíbulo del Teatro ha sido reconvertido en sala de exposiciones y está presidido por un busto del tenor Alfredo Kraus, quien da nombre al auditorio colindante

Aspe ha seguido creciendo, superando hoy en día los veinte mil habitantes. Como prueba de su pasión melómana hay que subrayar que cuenta con tres agrupaciones instrumentales y un orfeón que representan un excelente caldo de cultivo de vocaciones musicales. En su casco urbano destaca su Barrio de los Tenores, con calles que llevan el nombre de grandes cantantes líricos españoles, y es que no en vano primeras figuras mundiales como Monserrat Caballé o Alfredo Kraus mantuvieron estrechos lazos con esta localidad actuando en sus escenarios en diversas ocasiones.

Ubicada en la Costa Blanca, Aspe posee además una espectacular Basílica y se espera que durante 2022, en el centenario del Teatro Wagner, los melómanos puedan visitar esta auténtica joya de la arquitectura musical. * José Terol Albert, bisnieto del fundador del Teatro Wagner