Teatros del Mundo
El New National Theatre de Tokio cumple 25 años
Su Palacio de la Ópera, es la primera sala del país nipón concebida para acoger al género operístico occidental
El Palacio de la Ópera, el principal escenario del New National Theatre de Tokio, es la primera sala del país nipón concebida para acoger al género operístico occidental. El complejo cultural, de cinco niveles y con varios escenarios alternativos, celebra este mes 25 años de vida capitaneados por el maestro Kazushi Ono, director artístico del coliseo tokiata.
La intensa relación de Japón con la ópera occidental, podría reflejar un amor reciente. Pero los primeros contactos se remontan al Tokyo Music College en 1903, cuando una representación en japonés de Orfeo ed Euridice de Gluck –un cambio de última hora al considerarse Tannhäuser demasiado arriesgado– fue la primera experiencia operística del país. En pocos años algunos compositores japoneses comenzaron a experimentar inspirados en la cultura local.
Después de la Segunda Guerra Mundial el género lírico se popularizó. La NHK (Corporación de la Radio Japonesa) invitó a algunos artistas italianos legendarios (Tebaldi, Del Monaco, Bastianini, Scotto) para dar forma a las Series Líricas Italianas. La primera representación, en 1956, fue recibida con entusiasmo, continuando hasta 1970. A partir de entonces se representaron óperas a cargo de compañías invitadas de Europa y Estados Unidos, como la Deutsche Oper de Berlín, la Bayersiche Staatsoper, la Opéra de Paris o el Met de Nueva York. Los amantes japoneses del género tuvieron que esperar hasta 1997 para ver inaugurado el New National Theatre de Tokio (NNTT), un complejo artístico de cinco niveles diseñado por Takahiko Yanagisawa y TAK Architects con el asesoramiento del experto en acústica Leo Beranek.
Las raíces de la cultura operística en el Japón entroncan directamente con el NNTT, cuyo Palacio de la Ópera –así bautizado por decisión pública en 2007, al cumplir su décimo aniversario–, con sus 1.800 localidades, se convertiría en el primer local del país concebido para dar cabida a la ópera occidental. El complejo incluye además otro teatro con capacidad para 1.038 espectadores y una tercera sala ambivalente de 450 plazas. Desde su inauguración, el NNTT ha combinado el repertorio italiano y alemán con ocasionales obras japonesas; levantó el telón por vez primera en octubre de 1997 con el estreno absoluto de un encargo a Ikuma Dan, Tokeru, en cuya temporada inaugural se incluyó un Lohengrin a cargo de Wolfgang Wagner y una Aida firmada por Franco Zeffirelli. Sea cual fuera la lengua interpretada, los cantantes japoneses se integrarían en los repartos al lado de artistas internacionales.
Desde entonces, y desde octubre a julio, el NNTT propone regularmente en escena una media de 10 montajes, tres o cuatro de ellos nuevos, con hasta 50 funciones por temporada. El ámbito de las colaboraciones se expandió y además de Los cuentos de España, una antología de ópera-ballet que comprendía L’heure espagnole, Daphnis et Chloé y Boléro, los intérpretes españoles han tenido una presencia significativa desde la Aida que dirigió el que entonces era director del Teatro Real, Luis Antonio García Navarro, y las que concertaría Miguel Ángel Gómez Martínez, Andrea Chénier en 2005 y Don Carlo al año siguiente.
Entre los cantantes hay que mencionar a Juan Pons, que tuvo un gran éxito como Scarpia en 2000, y que volvería como Yago dos años más tarde, y a Nancy Fabiola Herrera, protagonista de Carmen en 2004 y que volvería al año siguiente como Dorabella de Così fan tutte. Carlos Álvarez, por su parte, cantaría los papeles titulares de Macbeth en 2005 y Gianni Schicchi en 2019. Ofèlia Sala demostraría su calidad de cantante straussiana primero como Sophie en Rosenkavalier (2006) y posteriormente en el Fledermaus de 2009.

Kazushi Ono
La presencia española fue aún más evidente en julio de 2019, cuando Kazushi Ono completó su primera temporada como director artístico y musical de ópera en el NNTT. Siendo además el titular de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) –cargo que abandona este mes de julio–, invitó a Àlex Ollé (La Fura dels Baus) a montar Turandot en un proyecto conjunto con la sala de conciertos Bunka Kaikan, con la OBC en el foso. Exactamente un año antes el NNTT había puesto en escena las producciones del Teatro Real de Madama Butterfly, Carmen y La Traviata en la celebración del 150º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre España y Japón. Unos meses mas tarde, Ono supervisó la programación del NNTT y su plataforma en streaming a causa de la pandemia, que obligó al cierre de actividades en 2020, incluyendo las representaciones, los ensayos y los programas de formación. En muy poco tiempo se puso en marcha El NNTT en casa con sus archivo de ópera y danza. En un par de meses su oferta alcanzó una audiencia de 250.000 espectadores.
Las representaciones presenciales volvieron después de una pausa de siete meses, al principio con aforo del 50 por cien. La temporada 2021-22 se abrió con La Cenerentola “casi según lo planeado” como diría un representante del NNTT, salvo por las restricciones a la llegada de intérpretes extranjeros. Mientras los artistas japoneses asumen un papel cada vez mayor, Ono se ha planteado ampliar tanto el repertorio como la colaboración con diversas entidades internacionales, al tiempo que los compositores operísticos japoneses han ganado en notoriedad acogiendo estrenos de Akira Nishimura (Asters, 2019), Dai Fujikura (El sueño de Armageddon, 2020) o Keiichiro Shiuya (Super Angels, 2021).
En julio Kazushi Ono dirigirá el nuevo montaje de Katie Mitchell de Pelléas et Mélisande, en coproducción con el Festival de Aix-en-Provence y la Ópera Nacional de Polonia. Antes, en mayo, la compañía presentará su primera ópera barroca, el Orfeo de Gluck, un guiño a la primera ópera representada en el país.
La temporada artística que celebrará este 25 aniversario se presentó el pasado 1 de marzo y se puede consultar en este enlace.- ÓA