Reportajes
Xavier Montsalvatge, el encanto lírico. A 20 años de su muerte
Fue un enamorado de la lírica. Más allá de sus 'Cinco canciones negras', sus óperas continúan manteniendo actualidad y originalidad.
El delicado lirismo, el vigor rítmico y el aroma antillano de sus Cinco canciones negras definen la personalidad musical de Montsalvatge. Desde el piano y la música de cámara al repertorio orquestal y coral, la danza y la ópera, el copioso legado del gran compositor catalán refleja la búsqueda de un estilo propio marcado por la fantasía, el sentido del color orquestal, la inspiración melódica y una gran expresividad.
Desde su estreno el 14 de junio de 1945 en el Ateneu Barcelonès a cargo de la soprano Mercè Plantada, las Cinco canciones negras son la obra más popular y más grabada de Xavier Montsalvatge (Girona, 11 de marzo de 1912- Barcelona, 7 de mayo de 2002), especialmente en su versión original para voz y piano. El punto de partida del ciclo fue el poema del uruguayo Ildefonso Pereda Valdés, Canción de cuna para dormir a un negrito, cuya ternura ganó el corazón de los oyentes que asistieron al estreno de esta canción en la voz de Plantada. Después compuso Chévere y Canto negro, sobre textos del poeta afrocubano Nicolás Guillén, seguidos del Punto de Habanera, con texto del escritor y periodista catalán Nèstor Luján, y Cuba dentro de un piano, con texto del poeta andaluz Rafael Alberti. Dada la nunca ocultada filiación comunista de Guillén y Alberti, no deja de sorprender que el ciclo se estrenara y triunfara en la España de posguerra sin padecer el acoso de la censura.
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