Reportajes
Riccardo Muti cumplió 80 años
Genio y figura. Reconocido como uno de los grandes de la batuta, el director italiano cumplió 80 años el pasado mes de julio
Genio y figura. Reconocido como uno de los grandes de la batuta, Riccardo Muti cumplió 80 años el pasado mes de julio. Un músico con mayúsculas que reinó dos décadas en la Scala de Milán. En España, Canarias, Asturias, Madrid, Euskadi, Valencia o Cataluña han sabido apreciar su ya legendario magisterio.
Transcurría la primavera de 1995. Sony Italia presentaba al público y a la prensa en el foyer del Teatro alla Scala, la grabación de un primer CD dedicado al compositor milanés Nino Rota, registro efectuado alrededor de un año antes, entre el 9 y el 14 de abril de 1994 en el Teatro Albanella de Milán, con un programa confiado a la Orquesta Filarmónica de La Scala bajo la dirección de su mentor y maestro titular, Riccardo Muti. Se invitó en aquella presentación al responsable italiano de la casa discográfica, el añorado Fausto Barzaghi, que me había facilitado el disco para la correspondiente crítica –en aquel entonces yo colaboraba, además de con ÓPERA ACTUAL, con la revista mensual CD Classica– y me encontraba sentado en la primera fila de butacas. Barzaghi me había pedido que yo rompiera el hielo, tras la presentación oficial, haciéndole una pregunta al célebre director. Así lo hice, levantando tímidamente la mano y, después de haber ensalzado aquella espléndida grabación, le pregunté si estaba previsto en el futuro la grabación del Capriccio italiano de Rota, música que, al igual que las composiciones de baile incluidas en aquel CD, formaba parte de la banda sonora de la película Il Gattopardo (1963), de Luchino Visconti.
Se produjo un momento de silencio, que a mí me pareció un siglo, y llegó el Verbo, aderezado con la inconfundible cadencia partenopea: “Usted me recuerda a aquel muerto de hambre al que se quiso favorecer con una ración de mozzarella, y que preguntó ‘Pero el jamón, ¿Dónde está?’”. Muti siguió exponiendo todo un discurso en defensa de Rota y especialmente del “valor” que suponía dirigir su música. No creo que sea inútil añadir que el siguiente compromiso de Muti con Sony fue, precisamente, la grabación del Capriccio italiano de Nino Rota.

En un homenaje que se le rindió en La Scala
Esta anécdota brinda la medida exacta de un personaje conocido, no solo por sus innegables cualidades musicales que le han sido reconocidas universalmente desde los inicios de una carrera iniciada con 27 años en el Teatro Coccia de Novara, donde se hizo con el premio del Concurso para directores de orquesta Guido Cantelli en su edición de 1968, sino por un carácter indomable y egocéntrico, características significativas de una personalidad sin parangón por su reconocida autoestima y que le ha llevado, sobre todo en el ambiente musical italiano, a ganarse la admiración y no excesivas simpatías.
Veinte años en La Scala
Pero la fuerza de un personaje de su altura está también en este tipo de detalles. Traicionado por su orquesta, la del Teatro alla Scala, que el 16 de marzo de 2005, después de casi 20 años de tenerle como director titular, votó en su contra al ponerse al lado del entonces intendente Carlo Fontana, al que Muti esperaba sustituir por Mauro Meli, hizo efectiva su dimisión el 2 de abril siguiente.

Junto a estas líneas, un reportaje a su amplia discografía publicado en estas páginas el pasado año
Narrador consumado además de músico, y de hecho autor de la autobiografía que publicó en 2010 con el título de Prima la música poi le parole, siguen recordándose como memorables sus presentaciones, acompañadas con los ejemplos al piano –del que también es un gran intérprete– efectuadas en la Universidad Bocconi de Milán y localizables en YouTube.
Fue también él, un integrista de la filología, quien en la Ópera de Roma, en el curso de una representación de Nabucco el 12 de marzo de 2011, con ocasión de la celebración de los 150 años de la unidad de Italia, y al ser solicitado un bis del “Va, pensiero”, pronunció todo un discurso contra los recortes en la cultura que el gobierno había aprobado e invitó al público a cantar con el coro. El 11 del pasado mes de mayo, de regreso a La Scala después de ofrecer un concierto con la Filarmónica de Viena, se dirigió al público para recordar que el programa interpretado era el mismo que el ofrecido en 1996 con motivo del 50º aniversario de la reconstrucción de La Scala. “No es una jactancia, sino un orgullo, el hacerlo en esta que sigue siendo la casa de Toscanini”. Lo que vendría a ser tanto como decir que el dueño de casa no era por cierto aquel que había dirigido el día anterior el concierto del 75º aniversario del coliseo, Riccardo Chailly, cuya presencia fue rehusada con malos modos en los camerinos cuando acudió a saludar a Muti al final del concierto. Sic transit gloria mundi.
El próximo 28 de julio Riccardo Muti cumplirá 80 años. Felicidades, Maestro, y que pueda cumplir muchos más. ÓA