Reportajes
Mirella Freni: La soprano italiana, diosa del disco
Recordamos a la añorada soprano de Módena con una selección de sus mejores grabaciones
En febrero el mundo de la lírica internacional perdía a una de las sopranos líricas de referencia de la última mitad del siglo XX, la italiana Mirella Freni. Afortunadamente el punto álgido de su arte coincidió con los años dorados de la industria discográfica, por lo que el legado de la cantante de Módena en cuanto a grabaciones es impresionante.
La Mimì ideal de Karajan. La Desdemona predilecta de Kleiber. La Amelia favorita de Abbado. Son algunos de los personajes que definen la trayectoria de Mirella Freni, una de las más hermosas voces líricas del siglo XX. Probablemente, la mejor forma de abrir este retrato discográfico de la grandísima soprano italiana, fallecida el pasado 9 de febrero a los 84 años en su Módena natal, es disfrutar de su inimitable Mimì, papel que le abrió las puertas de los grandes coliseos tras su triunfo en La Scala de Milán en 1963, en un montaje histórico de La Bohème de Puccini, firmado escénicamente por Franco Zeffirelli y dirigido magistralmente por Herbert von Karajan, director fundamental en su carrera, quien siempre consideró a la Freni como su soprano favorita.
Zeffirelli, responsable también del diseño de los decorados, y Karajan sumaron talento y esfuerzo para estrenar en La Scala una Bohème tradicional y detallista. Nunca se había concebido un engranaje teatral tan perfecto y revelador para recrear con todo lujo de detalles las situaciones sentimentales y el bullicio callejero que animan el segundo acto de la obra, ambientado en el Café Momus; necesitaban, además, cantantes creíbles físicamente para dar vida a los bohemios y tras la aparición de Freni, nadie concebía una mejor intérprete de Mimì.
La filmación (Deutsche Grammophon, DVD) se realizó en 1965, dos años después de su triunfo milanés y justo una década después de su debut profesional en Módena con la Micaëla de Carmen, de Georges Bizet, otro papel ideal para su voz. El propio Zeffirelli supervisó la colocación de las cámaras para recrear en la gran pantalla la atmósfera del montaje teatral. Basta ver en acción a Freni para emocionarse con la ternura y la conmovedora expresividad de una Mimì juvenil, de radiante e italianísima vocalidad, que encuentra en los bellos y generosos medios líricos de Gianni Raimondi un Rodolfo de gran clase. Ciertamemente, la identificación de Freni con Mimì marcó su carrera, incluida su presentación en el viejo Metropolitan, en 1965, con Raimondi y dirección de Fausto Cleva, sus fabulosas interpretaciones con Carlos Kleiber en la gira por Japón con la compañía de La Scala al montaje de la Ópera de San Francisco en 1988, con Pavarotti y Ghiaurov (Arthaus DVD) o la producción del centenario de La Bohème en el Regio de Turín en 1996.
“Cuando empecé a estudiarlo descubrí el carácter de Mimì en el último acto. Cuando se halla tan enferma y a punto de morir, tiene una palabra amable para todos. Nunca da problemas a nadie… Nunca quiere hacerlo”, recuerda Freni en sus memorias. “Para mí, es muy importante mostrarlo en el último acto, pues ayuda a construir todo el personaje de Mimì, lo cual no es fácil. Es un personaje muy difícil, pero lo adoro y me ha dado fama en todo el mundo”.

Cantó Mimì durante cuatro décadas –en España lo hizo en diversas ocasiones en Bilbao, Oviedo, Madrid y Barcelona– y su interpretación nunca perdió la frescura, el encanto y la intensidad lírica soñada por Puccini. Y esa salud vocal, fruto de una cuidadosa selección natural del repertorio, es una virtud compartida por otros ilustres alumnos de Ettore Campogalliani, como Renata Tebaldi, Renata Scotto y Carlo Bergonzi. De sus primeros años hay soberbias grabaciones, entre ellas sus primeros recitales, grabados en Roma y Milán entre 1964 y 1967 bajo la dirección de Franco Ferraris, Antonino Votto y su primer marido, el pianista y director Leo Maggiera (tras su divorcio, se casó en 1980 con el gran bajo Nicolai Ghiaurov). En esos discos, publicados por Emi, se disfrutan arias de personajes como Susanna de Le nozze di Figaro de Mozart, Elvira de I puritani de Bellini, Micaëla de Carmen y Leïla de Los pescadores de perlas de Bizet, Violetta de La Traviata de Verdi, Manon de Massenet, Louise de Charpentier, Adriana Lecouvreur de Cilea y una galería de grandes heroínas de Giacomo Puccini que incluye Magda de La rondine, Tosca, Manon Lescaut, Suor Angelica, Liù de Turandot y Madama Butterfly.
Hay, obviamente, muchos testimonios de su modélica Mimì, como su primer registro en Roma, con el elegante Nicolai Gedda y la fogosa dirección de Thomas Schippers (Emi-Warner), y, por su increíble perfección, la emocionante grabación realizada en octubre de 1972 en la Jesus-Christus-Kirche de Berlín bajo la mágica dirección de Karajan (Decca). El reparto, con artistas tan grandes como su paisano Luciano Pavarotti, Rolando Panerai y Nicolai Ghiaurov, rinde a un nivel vocal tan glorioso como la portentosa actuación de la Orquesta Filarmónica de Berlín.
Mucho Puccini, pero también Verdi
La pureza vocal y el cálido y expresivo fraseo iluminan otras interpretaciones de grandes heroínas puccinianas. De Madama Butterfly, de nuevo bajo la perfeccionista batuta de Karajan, se cuenta con dos versiones; la filmación clásica de Jean-Pierre Ponnelle de 1974, con Plácido Domingo, Christa Ludwig y una Filarmónica de Viena de ensueño (DG, DVD), y el registro de estudio con –es el único cambio en el reparto– Pavarotti en la piel de Pinkerton (Decca). Trece años después, en 1987, encarnó de nuevo a Cio-Cio-San en estudio, en una inspirada lectura con Josep Carreras, Joan Pons, Teresa Berganza y la reveladora dirección de Giuseppe Sinopoli (DG), con quien también grabó, en 1983, una opulenta y lírica Manon Lescaut junto a Domingo y Renato Bruson.
El itinerario pucciniano de la soprano de Módena incluye su emotiva Liù maravillosamente cantada junto a la Turandot de Monserrat Caballé, Carreras y dirección de Alain Lombard (Warner) y, ya en el tramo final de su longeva carrera, una edición del Trittico dirigida con buen oficio por Bruno Bartoletti (Decca): a pesar de ciertas durezas en busca de un mayor dramatismo, aún brilla su sentido incisivo del fraseo en Suor Angelica e Il tabarro, con el estupendo Michele de Joan Pons; en cuanto a Gianni Schicchi, con el gran Leo Nucci y un Roberto Alagna en forma, quedan destellos de su gran clase en un papel que debería haber grabado muchos años antes.
Freni no siempre tuvo suerte con las óperas de Giuseppe Verdi, empezando por La Traviata en La Scala, tan injustamente protestada por los viudos de la Callas; existen documentos, como su grabación berlinesa con Franco Bonisolli y Sesto Bruscantini dirigida por Lamberto Gardelli (Arts) que acreditan la riqueza expresiva de su Violetta. Diferente es el caso de Ernani, tan poco adecuado a su vocalidad, en una producción dirigida por Riccardo Muti (Emi) que se cuenta entre sus escasos fracasos. Por lo demás, sus incursiones verdianas son notabilísimas, empezando por su juvenil Nanetta de Falstaff, grabada en 1963 con Alfredo Kraus como elegante y perfecto Fenton bajo la muy enérgica dirección de Georg Solti (Decca).
Entre los logros verdianos insuperables figura su caracterización de Desdemona, de fraseo inmaculado y gran fuerza lírica. En disco vale su peso en oro la grabación de Otello, en vivo y corsaria, de 1976, con Domingo en plena forma, Piero Cappuccilli y las masas de La Scala de Milán, absolutamente galvanizadas por el carisma y genio musical de Carlos Kleiber (Exclusive-Opera d’Oro). También fue la Desdemona ideal para Karajan en su montaje del Festival de Salzburgo, con el poderoso Otello de Jon Vickers y regia del propio Karajan (DG, DVD), que supervisó obsesivamente la filmación realizada en los Estudios Bavaria de Múnich en 1973.
Modélica es su Amelia Grimaldi en la puesta en escena de Simon Boccanegra dirigida por Giorgio Strehler en La Scala en 1971, con Carreras, Cappuccilli y Ghiaurov y la referencial dirección de Claudio Abbado, un montaje que deslumbró en el Liceu en 1985, con Freni, Carreras, Pons, Ghiaurov, Furlanetto y Chausson, dirigido por Roberto Abbado y que, como tantas grabaciones históricas del archivo de Radio Nacional de España (RNE) protagonizadas por Freni, se pueden disfrutar de forma corsaria a través de YouTube (veladas memorables con Jaume Aragall, Kraus, Carreras o Domingo)…

No tan redondas, pero con muchos atractivos, son las dos ambiciosas producciones del Festival de Salzburgo dirigidas por Karajan de Don Carlo y Aida (Emi) en las que formó pareja con Carreras; en las partes más líricas hace maravillas, pero en los momentos de mayor tensión dramática la voz muestra sus límites. De Don Carlo queda también su magnífica Elisabetta con Jaume Aragall en la Ópera de Viena en 1976, bajo la sabia dirección de Nello Santi (Myto) en el montaje de John Dexter en el Met, dirigido por James Levine (DG, DVD). Sin tener el peso dramático que conviene a Leonora, Freni sale más que airosa en una notable versión de La forza del destino junto a Domingo, dirigida de forma electrizante por Riccardo Muti (Emi). El apartado verdiano se cierra con su luminosa actuación en el Requiem, con Karajan (DG).
Otro papel ideal para su voz, Micaëla, ilumina dos grabaciones de Carmen dirigidas por Karajan, protagonizadas por las temperamentales Leontyne Price (RCA) y Grace Bumbry (DG, DVD), que abren sus incursiones en la ópera francesa. Entre las joyas, dos títulos de Gounod: la exquisita Mireille, con Alain Vanzo y dirección de Michel Plasson (Emi) y dos tomas corsarias de Faust en París y Milán, formando maravillosa pareja con Gedda y Kraus, y dirección, respectivamente, de Charles Mackerras y Georges Prêtre. Con el siempre musical y exquisito Prêtre grabó Marguerita en estudio en París en 1979 (Emi), con Domingo y Ghiaurov, en una versión plenamente recomendable.
También en Mozart, en bel canto y en el 'verismo'
Su encantadora Susanna y su ingenua Zerlina ilustran su canto inmaculado en el repertorio mozartiano: destacan el clásico montaje de Le nozze di Figaro de Ponnelle, con Hermann Prey, Dietrich Fischer-Dieskau, Kiri Te Kanawa y Maria Ewing en un antológico reparto dirigido con maestría por Karl Böhm (DG, DVD), y un mágico Don Giovanni en Salzburgo en 1969, con Karajan, Ghiaurov, Gundula Janowitz, Teresa Zylis-Gara, Kraus y Panerai.
En el terreno belcantista, cantó una luminosa Elvira de I puritani en 1969 en Roma, dirigida por Muti (Nuova Era). La fluidez en la coloratura y la belleza vocal brillan en sus magníficas caracterizaciones de tres papeles de Donizetti: Norina, de Don Pasquale, junto a Sesto Bruscantini, dirigida por Muti, una pizpireta Adina, con Gedda como gran Nemorino y dirección de Francesco Molinari-Pradelli (Emi) y su óptima Marie de La figlia del reggimento, de gran vis cómica, con un imponente Pavarotti en una grabación corsaria dirigida por Nino Sanzogno.
De sus varias interpretaciones de conmovedora intensidad lírica de Adriana Lecouvreur destaca la producción de La Scala junto a la torrencial Fiorenza Cossotto, con impecable dirección de Gianandrea Gavazzeni (Brilliant, DVD). Otra notable incursión en el repertorio verista es su madura Fedora de Giordano, con Domingo y Ainhoa Arteta en el lujoso montaje del Liceu con puesta en escena de Beppe de Tomasi, filmado en el Met en 1997 con la brillante dirección de Levine (DG, DVD). Gavazzeni firma con su habitual maestría una hermosa versión de L’amico Fritz de Mascagni junto a Pavarotti, con quien formó pareja en dos notables grabaciones de estudio de Mefistofele de Boito con Ghiaurov, Caballé y dirección de Oliviero de Fabritiis (Decca) y un interesantísimo Guglielmo Tell, de Rossini, con Sherril Milnes, Ghiaurov y la experta dirección de Riccardo Chailly (Decca).
Sus incursiones en la ópera rusa reflejan un idilio lírico con varias obras maestras de Chaikovsky, fruto de su unión con Ghiaurov: una apasionante Tatiana de Evgeni Onegin, con Thomas Allen, Neil Shicoff, Paata Burchuladze y la suntuosa Staatskapelle Dresden dirigida por Levine (DG) es su más lograda caracterización en este repertorio que cantó en el Liceu; sí, hay registros piratas. Añadamos el papel de Lisa, en una producción de La dama de picas grabada en 1992 en la Ópera de Viena, con dirección de Seiji Ozawa (Sony, DVD). De hecho, su último papel fue Juana de Arco en La doncella de Orleans en la Ópera de Washington en 2005.

Y para cerrar esta panorámica del copioso legado discográfico de la Freni, recomendamos dos recitales; no grabó muchos a lo largo de su carrera, curiosamente, aunque, de nuevo, el arsenal de registros de origen radiofónico permite recordar muchos conciertos memorables- consagrados al repertorio italiano. El primero, grabado en Londres en 1988, combina cuatro arias de Verdi (Aida, Un ballo in maschera, Don Carlo y Otello) y dos de Puccini (La Bohème y Turandot), en un programa dirigido por Sinopoli (DG) al que se añaden dos páginas procedentes de sus integrales de Manon Lescaut y Madama Butterfly. El segundo recital, grabado en el Teatro la Fenice de Venecia en diciembre de 1990 bajo la dirección de Roberto Abbado (Decca), está consagrado al verismo y ofrece una preciosa selección de arias de Francesco Cilea (L’Arlesiana y Adriana Lecouvreur), Umberto Giordano (Andrea Chénier), Alfredo Catalani (La Wally y Lorelei), Franco Alfano (Risurrezione), Pietro Mascagni (Lodoletta, Iris y Cavalleria rusticana), Riccardo Zandonai (Francesca da Rimini) y Giacomo Puccini (Gianni Schicchi).– ÓA