Reportajes
La ópera madrileña del siglo XXI
Después de visitar la vitalidad del género en Galicia, Andalucía y Cataluña, ÓPERA ACTUAL propone un paseo por el Madrid contemporáneo
Cuando un fuerte sonido metálico sorprendió al patio de butacas, sucedió algo inédito en la historia del Teatro Real: un gigantesco gong, bañado por una luz amarillenta, ocupaba el Palco Real, un símbolo de que los tiempos habían cambiado. Se trataba de El público, ópera con versos de Lorca y música de Mauricio Sotelo. La obra es testigo de excepción de la creación operística actual en la capital española. después de visitar la vitalidad del género en Galicia, Andalucía y Cataluña, ÓPERA ACTUAL propone un paseo por el Madrid contemporáneo.
Con los versos de Federico García Lorca, El público, sorprendía en 2015 al público del Teatro Real. La ópera de Mauricio Sotelo, uno de los autores madrileños más demandados, contaba con la adaptación textual del también madrileño Andrés Ibáñez. Ecléctica, brillante, fronteriza, El público aglutinaba valores artísticos y otro buen número de capacidades exportables en una conjunción que la convertía en un buen ejemplo de la creación operística contemporánea madrileña en lo que va del siglo XXI, no tanto por resumen de corrientes estéticas sino por esa síntesis de influencias poliédricas que caracteriza el panorama creativo madrileño. .
Y es que el camino operístico en Madrid se inició con paso renqueante, una vez superado el rechazo endémico que la primera vanguardia manifestó –como en el resto de Europa– hacia un género tan socialmente etiquetado. Con parte de aquella relectura con aroma a John Cage que fue el que ofreció el grupo de experimentación sonora ZAJ, sumando las influencias de la generación del 51, y con el empuje posterior del Centro Nacional de Música Contemporánea, se colocaron los cimientos de aquel último tercio del siglo XX en el cual había que recuperar tanta década perdida. De aquellos años de la Selene de Marco, del posmodernismo como discurso, del Jasón filósofo en Oleada de Ramón Barce, de los encargos del Ministerio y de los estrenos en el Olimpia… De todo ello queda la certeza de andar un poco a tientas en la búsqueda de un modelo menos repertorista y más arriesgado, liberado del estereotipo del abandono cultural de la dictadura.
Continúa…*
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