Reportajes
Francisco Viñas y su legado
El Concurso Tenor Viñas cumple 60 años y celebra el 90º aniversario de la muerte del cantante, así como el 160º aniversario de su nacimiento
El Concurso Tenor Viñas celebra su 60º aniversario convertido en una de las competiciones de canto de mayor prestigio del mundo y en el mejor legado del que fuera el gran tenor wagneriano. Creado por el yerno de Viñas en 1963 con la finalidad de cumplir su deseo de ayudar a los jóvenes cantantes, ha forjado su prestigio unido desde la primera edición al Gran Teatre del Liceu. Un documental que el coliseo lírico barcelonés estrenará este mes de enero repasa su historia.
Una edición más, y este 2023 ya serán 60, el Concurso Tenor Viñas cambiará las vidas de algunos de los 547 jóvenes cantantes inscritos en esta sexagésima convocatoria que aspiran no solo a ganarse la vida cantando, sino también a triunfar en los mejores escenarios líricos del mundo, como lo hiciera hace más de un siglo Francisco Viñas, el tenor que da nombre al certamen. Fue creado en 1963 por el yerno del cantante, Jacint Vilardell, quien consideraba que un concurso era una manera de dar a conocer a jóvenes valores con posibilidades para iniciar una carrera y empezar a ser contratados o para que pudieran completar su formación. La historia de estas seis décadas ha quedado plasmada en un documental que el Gran Teatre del Liceu estrenará este enero en el marco de la competición.
Francisco Viñas siempre tuvo el afán de ayudar a jóvenes cantantes para que no se encontraran con los problemas que él había tenido. Creía que muchos se perdían por el camino porque no usaban la voz correctamente. Nacido el 1863 en Moià (Barcelona), en el seno de una familia humilde, Viñas trabajó como pastor antes de trasladarse a los 17 años a Barcelona para entrar en la cerería de unos tíos suyos que suministraba velas al Liceu. En Barcelona estudió en el Conservatorio del Liceu y en 1888 emprendió una carrera como cantante que le llevó a algunos de los mejores teatros líricos de la época. Él mismo se creó su propia técnica de canto mientras leía tratados e investigaba los secretos de la voz. Su obsesión por la formación de voces le llevó a escribir El arte del canto, un libro con datos históricos, consejos y ejercicios musicales para la educación de la voz al que Victoria de los Ángeles recurría cuando necesitaba un reciclaje y que siempre recomendaba.

La mezzo Elena Obrastzova y Miquel Lerín, bisnieto de Viñas y actual organizador del concurso
Sueño cumplido
Francisco Viñas siempre tuvo el afán de ayudar a jóvenes cantantes para que no se encontraran con los problemas que él había tenido. Creía que muchos se perdían por el camino porque no usaban la voz correctamente. Nacido el 1863 en Moià (Barcelona), en el seno de una familia humilde, Viñas trabajó como pastor antes de trasladarse a los 17 años a Barcelona para entrar en la cerería de unos tíos suyos que suministraba velas al Liceu. En Barcelona estudió en el Conservatorio del Liceu y en 1888 emprendió una carrera como cantante que le llevó a algunos de los mejores teatros líricos de la época. Él mismo se creó su propia técnica de canto mientras leía tratados e investigaba los secretos de la voz. Su obsesión por la formación de voces le llevó a escribir El arte del canto, un libro con datos históricos, consejos y ejercicios musicales para la educación de la voz al que Victoria de los Ángeles recurría cuando necesitaba un reciclaje y que siempre recomendaba.

Arik Bellido, Miquel Lerín y Víctor García de Gomar en la rueda de prensa de presentación
Para Víctor García de Gomar, director artístico del Gran Teatre del Liceu y presidente del jurado, “después de 60 años, el Concurso Tenor Viñas es consustancial al proyecto del teatro. Lo organiza el propio certamen, pero el Liceu lo recibe y lo trabajamos conjuntamente, por lo tanto, es consustancial a la idea de cantera, a la idea de descubrir. El teatro no puede esconderse de la curiosidad por el futuro y esto siempre recae en los concursos, en las audiciones, en la cantera, en observar. La gran aportación de un concurso de canto en un espacio como el Liceu es que podamos celebrar el descubrimiento de una voz”.
Arquitectura musical
Al morir Vilardell en 1967, la familia del fundador del concurso se enfrentó al dilema de seguir organizándolo o no. Su hija, Maria Vilardell, decidió continuar y transformó el Viñas en el prestigioso concurso que es actualmente. Durante los 44 años que estuvo al frente del certamen, los jurados empezaron a llenarse de legendarios cantantes de ópera y a partir de la década de 1980 también de directores artísticos y de casting de diversas compañías. María Vilardell organizaba clases magistrales que se celebraban antes y después del concurso y se empeñó a fondo para garantizar la financiación del certamen y que a los premios oficiales se añadiera un buen número de bolsas de estudio.
En 2008 el Concurso Tenor Viñas dio un salto adelante cuando por iniciativa del entonces director artístico del Liceu y presidente del jurado, Joan Matabosch, llegó a acuerdos con el Teatro Real de Madrid, Opéra National de París, Royal Opera House Covent Garden de Londres, Teatro alla Scala de Milán y la Metropolitan Opera House de Nueva York, a los que en 2012 se añadieron las óperas de Los Angeles y San Francisco y en 2013 la colaboración de la Staatsoper de Berlín y la Ópera de Beijing, para que las direcciones artísticas de estos teatros realizaran audiciones preliminares del concurso, acercándolo así a los lugares de residencia y centros de estudio de los cantantes.
Miquel Lerín reconoce que el certamen ha acabado siendo “el mejor legado del tenor Francisco Viñas, así como las bolsas de estudios que se reparten cada año por las que hemos luchado mucho”, asegura. Un legado que se agranda con la lista de ganadores que han hecho grandes carreras desde que el barítono Vicente Sardinero se impusiera en la tercera edición en 1965, pasando por las mezzosopranos Elena Obraztsova y Alicia Nafé, la contralto Ewa Podles, las sopranos Violeta Urmana, Marina Rebeka, Tamara Wilson o el tenor Javier Camarena… Un legado que Lerín quiere extender con la edición digital en inglés de El arte del canto y que en la población natal del tenor, Moià, es palpable en sus calles y celebraciones como la fiesta cívico-ecológica del Árbol Frutal, instituida por Viñas en 1905, que continua celebrándose.– ÓA