Reportajes

Ethel Smyth, compromiso feminista a través de la ópera

Este mes de marzo, que acoge la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, ÓPERA ACTUAL propone un homenaje a Ethel Smyth

01 / 03 / 2022 - Virginia SÁNCHEZ RODRÍGUEZ* - Tiempo de lectura: 5 min

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ethelsmyth-operaactual Ethel Smyth © Wikipedia

Este mes de marzo, que acoge la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, ÓPERA ACTUAL propone un homenaje a Ethel Smyth, una gran compositora que luchó por la igualdad desde sus escritos y también desde sus óperas.

 

Por Virginia SÁNCHEZ RODRÍGUEZ * Profesora Contratada Doctora de la Universidad de Castilla-La Mancha

El número de mujeres que forma parte de la historia de la música resulta aún sumamente escaso en comparación con la presencia masculina. Si bien es cierto que la vinculación femenina más extendida tiene que ver con la interpretación –bien en el ámbito profesional, bien en el contexto privado como parte del hogar–, ciertas compositoras han suscitado un mayor interés y un espacio académico incluso notable.

Décadas atrás solía afirmarse que aquellas damas que se atrevían a embarcarse en la composición musical creaban pequeñas piezas de salón, pero las mujeres también han creado obras de gran formato, desde conciertos para instrumento solista y orquesta hasta misas y óperas. Un caso paradigmático lo representa la británica Ethel Smyth (1858-1944), cuya obra puede ser considerada un antecedente del renacer de la ópera inglesa que se vive posteriormente con Benjamin Britten (1913-1976).

'The March of The Women' de Ethel Smyth

Smyth recibió una formación musical completa que se inició en Londres, con Alexander Ewing, y fue continuada en 1877 en el Conservatorio de Leipzig, donde, años antes, había sido rechazada otra compositora británica, Clara Rogers (1844-1931). En aquel momento, en la ciudad alemana, Ethel Smyth tuvo la oportunidad de conocer a los principales interlocutores del momento, como Antonin Dvořák, Clara Schumann o Johannes Brahms.

La producción musical de Smyth no quedó relegada a pequeñas piezas destinadas a su ejecución como parte de los “entretenimientos de salón” habituales de las féminas de clase bien, sino que también abordó sinfonías, su colosal Misa en Re mayor (1889) y las óperas Fantasio (1898), Der Wald (1902), The Wreckers (1906), The Boatswain’s Mate (1916), Fête Galante (1923) y Entente cordiale (1925). Consiguió ser ampliamente reconocida en su época, especialmente en el Reino Unido, donde se convirtió en la primera mujer compositora distinguida como Dama del Imperio Británico en 1922.

Lucha por la igualdad

A lo largo de su vida, Smyth se interesó igualmente por cuestiones artísticas y por aspectos sociales. De hecho, estuvo muy implicada en la lucha por los derechos femeninos. Así se puede observar en su adscripción en 1910 a la organización militante sufragista Women’s Social and Political Union. Paralelamente, su preocupación por el lugar de la mujer en la vida pública también se reflejó en su legado literario –cartas, memorias, etc.– y en sus composiciones.

“Su 'Marcha de las mujeres' de 1911 se convirtió en el himno del movimiento sufragista en el Reino Unido”

El ejemplo más paradigmático es su Marcha de las mujeres (The March of the Women), compuesta en 1911, que se convirtió en el himno de Women’s Social and Political Union y, más tarde, debido a su alcance, llegó a ser asumida como el lema del movimiento sufragista en el país. Pero su compromiso fue tan fuerte que sus ideas feministas también salpicaron sus óperas, tanto en sus argumentos como en la inserción de citas a la mencionada Marcha en una de sus obras escénicas, The Boatswain’s Mate.

Igualdad y autocita

En otras de sus óperas también se puede observar su responsabilidad por la dignificación de las protagonistas femeninas, incluso antes de su adscripción al movimiento feminista en 1910. Así sucede, por ejemplo, en The Wreckers, ópera en tres actos estrenada en Leipzig en 1906 que contó con un libreto en francés de Henry Brewster (1850-1908) inspirado en los antiguos cuentos de las aldeas del condado de Cornualles. En medio de un estilo eminentemente germánico –algo que le reprochó la crítica británica de la época–, y con un evidente apego a Richard Strauss, The Wreckers presenta al personaje de Thirza, la mujer del pastor Pascoe, como una heroína capaz de rebelarse contra el matrimonio sin amor y contra las crueles costumbres de su sociedad.

© American Symphony Orchestra

'The Wreckers' en un montaje de la American Symphony Orchestra (2015)

Un caso especial lo representa The Boatswain’s Mate, su cuarta ópera. Concebida en un solo acto –en dos partes–, el argumento presenta un divertido enredo en torno a la señora Waters, una viuda que regenta una posada rural, y al personaje de Harry Benn, uno de sus huéspedes. Interesado en cortejarla y contraer matrimonio con ella, él trata de hacerse el héroe convenciendo a otro pupilo –Ned Travers–, pero no cuenta con la valentía y la inteligencia de la regente, que descubre el engaño y se venga. La propia Smyth se ocupó del libreto entre 1913 y 1914, a partir de una historia homónima de W. W. Jacobs.

© The Women’s Library collection

La compositora en un acto de la organización sufragista Women’s Social and Political Union

Pero, más allá de la independencia de las mujeres reflejada en el argumento, la reivindicación feminista aparece ya en la Obertura a través de una autocita musical. Y es que la melodía de la célebre Marcha de las mujeres, que formó parte de su ciclo de canciones Songs of Sunrise y que es considerada un canto al despertar femenino, se integra también en varios pasajes de esta partitura.

Desde luego, el contexto en que la Marcha de las mujeres se integró en esta ocasión es muy distinto a la primera vez que fue interpretada, en 1911, como parte de un acto celebrado en la calle Pall Mall de Londres para celebrar la liberación de varias activistas que habían estado privadas de libertad. A pesar de que su melodía solamente se incorporó en la Obertura de The Boatswain’s Mate y no aparece en su desarrollo –repleta, por cierto, de melodías folklóricas, al igual que sucede en The Wreckers–, este hecho puede ser considerado una declaración de intenciones por parte de una compositora comprometida con la lucha de los derechos femeninos.ÓA