Reportajes
Escola d'Òpera de Sabadell: construyendo el futuro
En el 25º aniversario de la creación de la Escola d’Òpera de Sabadell, se continúa apostando por la formación integral de las nuevas generaciones de cantantes
Un cuarto de siglo formando a los artistas del mañana. En el 25º aniversario de la creación de la Escola d’Òpera de Sabadell –iniciativa sin parangón en España–, se continúa apostando por la formación integral de las nuevas generaciones de cantantes y por su acceso a una carrera profesional. Un proyecto que ha contribuido a nutrir de talento el panorama operístico español y que no hubiese sido posible sin la visión, audacia y tenacidad de la soprano y gestora Mirna Lacambra.
La actividad era febril durante el mes de septiembre en la sede de la Orquestra Simfònica del Vallès, en pleno corazón de Sabadell (Barcelona). En las diversas salas del edificio, a pocos metros del Teatre La Faràndula, se desarrollaban los ensayos de Il barbiere di Siviglia, título que este mes abre la temporada Òpera a Catalunya, un proyecto con cuatro décadas a sus espaldas. En este caso, los ensayos de la ópera de Rossini no eran unas pruebas cualquiera, sino las primeras que afrontaban los jóvenes escogidos para formar parte del curso 2021 de la Escola d’Òpera de Sabadell.
«Desde que, en 1982, impulsamos la creación de la Associació d’Amics de l’Òpera de Sabadell tuvimos claros dos objetivos», explica a ÓPERA ACTUAL la fundadora de la entidad, directora y programadora del curso operístico vallesano y alma mater del proyecto, la soprano Mirna Lacambra. «Queríamos ofrecer ópera en nuestra ciudad y facilitar el acceso a la profesión de jóvenes cantantes. Yo misma, cuando acabé los estudios de canto, encontré un desierto profesional. La única opción era conseguir algún papelito en el Liceu, pero eso, aparte de difícil, era insuficiente. Y lo sigue siendo, porque en España la situación no ha cambiado demasiado. Por ese motivo, cuando nuestra temporada estuvo consolidada vi que era necesario crear un instrumento para facilitar el acceso a la profesión de aquellos jóvenes que acababan sus estudios de canto».

Mirna Lacambra saluda a la mezzo Andrea Orjuela, encargada del papel protagonista de 'La Cenerentola' de Rossini en el curso 2019 de la Escola d’Òpera de Sabadell
El primer paso fue convertir el Concurso de Canto Eugenio Marco, de perfil tradicional, en un proceso de selección para una escuela de ópera en el que los candidatos presentan fragmentos de uno de los títulos de la temporada. Los elegidos pasan a involucrarse plenamente en una producción de nivel profesional. «Desde el principio la idea fue que la formación fuera integral. Los alumnos trabajan con el director musical del montaje, con los mismos pianistas repetidores que los profesionales y con el mismo director de escena. Pero, además, reciben clases de teatro, técnica vocal, idiomas e, incluso, del contexto histórico y artístico de la obra que van a interpretar. Todo eso durante dos meses para, al final del proceso, participar en dos representaciones».
Amplitud
Para llevar a cabo el proyecto, que ha cumplido 25 años ahora gestionado por la Fundació Mirna Lacambra-Xavier Gondolbeu, se ha reunido un equipo de profesores que debe conocer tanto las cualidades como las necesidades de cada alumno para aportarle las herramientas que le permitan desarrollarse. «Es un trabajo en equipo que requiere grandes dosis de psicología», apunta la soprano Francesca Roig, profesora de técnica vocal. «Es básico analizar las cualidades y el margen de mejora del alumno teniendo en cuenta que cada uno tiene su profesor de canto y su método. Eso requiere sutileza, no tocar demasiadas teclas sino reforzar los elementos positivos y mejorar los menos buenos. Hay alumnos más receptivos, otros que mejoran relativamente y otros que dan un salto cualitativo enorme, tanto musical como escénicamente, como Carles Pachón o Sara Blanch».
Herramientas útiles
La soprano Sara Blanch, quien recientemente ha cantado Zerbinetta de Ariadne auf Naxos en el Liceu, define su paso por la Escola como «magnífico» y lo que más destaca es que la formación «es muy completa, pues trabajas desde el aspecto musical hasta la fonética. En el apartado teatral no se limitan a marcarte los movimientos. El trabajo que hice con Pau Monterde para construir un personaje como la Reina de la Noche fue exhaustivo, contextualizando la obra y analizando al detalle toda su simbología. Eso te aporta herramientas que serán muy útiles en tu carrera. Son dos meses muy intensos. La Escola dispone, además, de una residencia para los que no son de Sabadell y esa convivencia hace que todo el proyecto acabe siendo muy especial».
La parte vocal está inevitablemente vinculada a la musical y, en ese aspecto, el maestro Daniel Gil de Tejada es el elemento clave. Observar sus primeros ensayos con los jóvenes sorprende por el detallismo con que analiza y explica cada frase, ya sea un recitativo o un pasaje de un aria. «Es importante marcar un alto nivel de exigencia. Durante las dos primeras semanas trato de trabajar al detalle, transmitir que se está en un contexto profesional. A veces el proceso es duro, algunos lo llevan mejor y otros sufren más por el camino, pero al final te acaban agradeciendo esa exigencia. A medida que pasan las semanas y se acercan las funciones es necesario pasar a otra fase. Mi papel es apoyarles, estimularles y hacerles entender que estaré ahí para ayudarles», explica el director.

Sara Blanch como la Reina de la Noche
Si la intensidad del trabajo musical es alta, no lo es menos la teatral. El director escénico Pau Monterde aclara que su papel es «doble». Junto con Miquel Górriz deben ser, al mismo tiempo, directores de escena de la producción y profesores de interpretación. «Todo el mundo es consciente de que para cantar hace falta una técnica vocal, pero muchos ni se plantean que, para subir a un escenario, es necesaria también una técnica teatral. Eso es lo que intentamos inculcar. Profundizar en el personaje, que se entienda cómo se relaciona con los demás… Conceptos muy elementales que más tarde evolucionarán».
Hace 25 años esta Escola d’Òpera nació para dar forma a un sueño, al igual que la temporada Òpera a Catalunya. «Son muchos los retos que hemos conseguido», afirma Mirna Lacambra, pero hay uno que, pese al empeño y a las muchas promesas, por ahora no ha visto la luz: «El de construir el nuevo teatro de ópera de Sabadell». Sin duda ese premio es más que merecido.- ÓA