Reportajes
El Festival de Teatro Lírico Español cumple 30 años
El Festival de Teatro Lírico de Oviedo trabaja desde hace tres décadas por la conservación, la defensa y el futuro del patrimonio hispano
Pan y toros levanta este mes el telón del Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo en el Campoamor, convocatoria que trabaja desde hace tres décadas por la conservación, la defensa y el futuro del patrimonio musical hispano.
Cuando el 23 de febrero comiencen a sonar los primeros compases de Pan y toros, el público del Campoamor empezará a disfrutar de la XXX edición del Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo. La única temporada estable en España –más allá de la del Teatro de La Zarzuela de Madrid– dedicada a dar esplendor musical y escénico a los diversos géneros (zarzuela, ópera, opereta, revista, sainetes…) que conforman la lírica hispana. Un trabajo colectivo a favor de la cultura que, además de celebrar este aniversario redondo, ha sido distinguido con el Premio Ópera XXI a la Mejor Iniciativa de Repertorio Lírico Español.
Para mirar al futuro con garantías conviene saber de dónde se viene, por lo que corresponde hacer un poco de historia. Corría el mes de diciembre de 1993, el año de la resaca por los fastos de los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla. Y a las puertas de la Navidad en Oviedo cristalizaba, en forma de Festival, una programación zarzuelística en el Campoamor, coliseo en el que la lírica en español tuvo siempre una honda tradición. En el cartel de aquel día, La Revoltosa y El bateo. Era una reposición del espectáculo presentado el año anterior en el Teatro de La Zarzuela dentro de las actividades de Madrid como Capital Europea de la Cultura. A la batuta, la maestra Elena Herrera. Y en la dirección de escena, Emilio Sagi, quien desde entonces ha sido una figura imprescindible para el certamen.

Producción de Emilio Sagi de 'El Juramento', con vestuario de Jesús del Pozo, montaje que subió al escenario del Campoamor en 2014
Era el primer mandato como alcalde de Gabino de Lorenzo, gran apasionado del género, quien incluso participaría actuando en las ruedas de prensa de presentación de varias ediciones. De la mano de José Ramón Gutiérrez Arias, primer responsable del Festival, el mes de marzo siguiente llegaron al Campoamor la mítica producción de Sagi de La del manojo de rosas, el programa doble con Agua, azucarillos y aguardiente y La verbena de La Paloma, y El barberillo de Lavapiés. El primer Festival de Teatro Lírico de Asturias, denominación que tenía entonces, ya estaba completo. En total, once funciones. Y en los programas, directores como Miguel Roa y Miquel Ortega, junto a las voces de Milagros Martín, Enrique del Portal, Victoria Manso, Enrique Baquerizo o Luis Varela. Un nuevo hito en el salto adelante de Oviedo a nivel musical.
Según el material que se conserva en el archivo de la Fundación Municipal de Cultura, entidad organizadora del Festival, al año siguiente abrió de nuevo la floristería de Asunción, junto a Marina, La Gran Vía, Gigantes y Cabezudos y Los gavilanes. Este último título ocupa, junto con La del manojo, un lugar especial en esta historia porque fue el primero en el que participó la Capilla Polifónica, coro titular del Festival. Y hablar de ella es hacerlo de Francisco González Álvarez-Buylla, su máximo responsable durante 27 años, otro de los padres de la criatura y, durante 18 años, también cabeza visible de la Fundación Musical Ciudad de Oviedo. Esta entidad, hoy presidida por Pilar Rubiera, es en la práctica coorganizadora del certamen, ya que sin su apoyo administrativo y musical la temporada sería mucho más costosa y difícil de llevar a cabo.

Producción de Paco Azorín de 'Maruxa', título que inauguró la edición de 2019
La actividad lírica ovetense genera industria, riqueza y empleo estable en la capital asturiana. Comenzando por la orquesta Oviedo Filarmonía, gestionada por la Fundación Musical y creada por el Ayuntamiento en 1999 para hacer frente a la creciente actividad musical de la ciudad. Y continuando por los cantantes, actores, bailarines y técnicos de los más diversos oficios escénicos que cada año hacen del Teatro Campoamor su casa. “El Festival es uno de los pilares fundamentales de nuestra programación cultural”, defiende el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, que promete “seguir apostando, como siempre hemos hecho, por este Festival, porque Oviedo es música, y la zarzuela, una parte indiscutible de esa tradición”.
Su director artístico, Cosme Marina, asegura que esta convocatoria anual “tiene que seguir apostando por los nuevos lenguajes escénicos y por la nueva creación, así como profundizar en la lírica hispana del siglo XVIII, actualmente un tanto apartada de nuestros escenarios”, defiende. Porque, afirma, “se busca ser una referencia de cómo hacer lírica española con la mayor ambición artística. Los teatros públicos tienen una responsabilidad en este ámbito y, durante estas 30 ediciones el Campoamor ha marcado un camino a seguir, demostrando que nuestra lírica es un género con futuro y que se puede y debe exportar, porque estamos ante un inmenso patrimonio que necesita de la defensa y el apoyo institucional”, sentencia.– ÓA