Reportajes
El exotismo de la Granada nazarí en dos óperas bicentenarias
'Zoraida di Granata' de Donizetti y 'L’esule di Granata' de Meyerbeer cumplen 200 años.
2022 marca el bicentenario del estreno de dos óperas inspiradas en la mágica ciudad andaluza, un exótico destino para los europeos del siglo XIX. Donizetti y Meyerbeer se inspiraron en el pasado nazarí de una granada de ensueño para crear (entre otras) Zoraida di Granata y L’esule di Granata, títulos que cumplen 200 años.
Desde comienzos del siglo XIX e incluso, ya desde finales del XVIII, surge en Europa el exotismo, un fenómeno cultural o moda estética que aporta a diferentes manifestaciones artísticas una visión romántica del mundo oriental como símbolo de lo pintoresco, lo colorista y hasta de lo sensual. Esta moda tiene uno de sus grandes focos de inspiración en los últimos años del reino musulmán de Granada y en la ciudad de La Alhambra, emblema esta última del apogeo y del ocaso de la cultura nazarí a finales de la Edad Media. En concreto, el germen del citado fenómeno cultural, también conocido como Alhambrismo, es el libro sobre las guerras civiles e intrigas de la Granada nazarí que escribió en 1595 Ginés Pérez de Hita, con el título Historia de los bandos zegríes y abencerrajes, en el que se mezcla la realidad histórica con la ficción novelesca. De hecho, ya a finales del siglo XVIII, concretamente en 1791, el escritor francés Jean-Pierre Claris de Florian, sobrino de Voltaire, se inspiró en la obra de Pérez de Hita para escribir su libro Gonzalo de Córdoba o Granada reconquistada. Además, este libro de Claris de Florian inspiró a su vez los libretos en italiano de dos óperas de género serio y heroico estrenadas en 1822 y de las que, por tanto, se cumple el segundo centenario de su première: L’esule di Granata (El exilio de Granada), de Giacomo Meyerbeer y Zoraida di Granata (Zoraida de Granada), de Gaetano Donizetti.
Tierra de exilio
Para conocer los orígenes de L’esule di Granata, hay que retrotraerse a otro proyecto operístico de Meyerbeer titulado Almanzor. Esta última obra fue un encargo al compositor en diciembre de 1820 del empresario del Teatro Argentina de Roma, Giovanni Paterni, con la intención de estrenarla sobre un libreto de Gaetano Rossi solo unos meses más tarde, en febrero de 1821. Sin embargo, el cronograma establecido para su estreno no se cumplió y la ópera quedó en fase de ensayos, puesto que a Meyerbeer le faltaba por componer algunos de los números –aunque la mayoría estaban acabados– y tanto él como la prima donna, la soprano Carolina Bassi, cayeron enfermos. Tras esto no se fijó una nueva fecha para el estreno y el reconocido libretista Felice Romani emprendió una reelaboración del texto de Rossi, que acabaría con el título L’esule di Granata y que sería el utilizado finalmente por Meyerbeer para su ópera en dos actos estrenada en La Scala de Milán con dicho título el 12 de marzo de 1822.

La acción de la ópera, inspirada como ya se ha citado en Gonzalo de Córdoba o Granada reconquistada, de Claris de Florian, se desarrolla en la ciudad de La Alhambra en torno a 1490, después de que Sulemano, rey de Granada perteneciente a la dinastía de los zegrís, fuese derrocado por la estirpe rival, los abencerrajes, quienes instauran en el trono a Boabdil. Una vez fallecido este último asciende al reinado de Granada su hijo, Almanzor, un gobernante que busca la reconciliación entre las dos dinastías; de hecho, se enamora de la princesa Azema, hija de Sulemano, con la que pretende casarse. Enterado de ello, el derrocado rey zegrí vuelve de incognito a Granada para liberar a su hija, pero en la ciudad descubre que Azema está enamorada de Almanzor y también desea casarse con él. Entonces, Sulemano, con la ayuda del capitán Alhamar, urde un plan para asesinar a Almanzor, pero el complot sale a la luz y el destronado rey zegrí es apresado y condenado a pena de muerte. Finalmente, Azema intercede por su padre y este es exonerado de la pena capital, triunfando así el poder del amor con el feliz casamiento de la princesa zegrí y el abencerraje Almanzor para regocijo general del pueblo.
A pesar del excelente reparto, con la contralto Benedetta Pisaroni en el papel de Almanzor, la soprano Adelaide Tosi en el de Azema, el bajo Luigi Lablache en el de Sulemano o el tenor Berardo Calvari en el de Alhamar, y de que incluso Meyerbeer estuvo presente en el estreno, L’esule di Granata tuvo una discreta recepción por parte del público. De hecho, solo una parte de los números fueron aplaudidos unánimemente, mientras que otros pasaron más bien desapercibidos. Esto parece que se debió a cierta negatividad por parte del público y a determinados embrollos malintencionados, que se unieron al hecho de que el estreno tuvo lugar al final de la temporada de ese año en La Scala y, ello, solo permitió la reposición de la obra en nueve ocasiones. En cualquier caso, la realidad es que en los años posteriores al estreno de 1822 en Milán la ópera solo se representó en Florencia en 1826 y en Londres en 1829; incluso, se proyectó una representación en París en 1828 que no acabó de materializarse.
Imaginación donizettiana
Ligada a L’esule surge otra ópera también en dos actos, Zoraida di Granata: no solo por compartir la inspiración en las intrigas y confabulaciones por el poder en la ciudad de La Alhambra al final del reino nazarí, sino también porque es probable que Giovanni Paterni, el ya citado empresario del Teatro Argentina de Roma, quisiese rentabilizar el gasto ejecutado en la producción de la fallida ópera Almanzor. De hecho, Zoraida fue un encargo del empresario Paterni a Donizetti en la primavera de 1821 y, este último, a su vez, le encomendó la realización del texto al reconocido Bartolomeo Merelli, libretista y futuro empresario de La Scala de Milán; es decir, que el origen de la ópera se sitúa justo después de que Almanzor, la obra de Meyerbeer, se quedara en la fase de ensayos con escenarios y vestuario casi finalizados.

Para la realización del libreto de Zoraida di Granata, Merelli se inspiró en el ya citado libro de Claris de Florian, pero también en el libreto que Luigi Romanelli escribió para la ópera Abenamet e Zoraide de Giuseppe Nicolini, estrenada en La Scala de Milán a finales de 1805. En concreto, la trama señala cómo Almuzir asesina al rey de Granada para llegar al trono, planeando casarse también con la hija del asesinado para afianzarse en el poder, que es la princesa Zoraida. Sin embargo, ella está enamorada de Aben-Hamet, el general de los abencerrajes, por lo que Almuzir lo envía a la guerra contra los cristianos con el encargo de volver manteniendo la bandera mora, cuando en realidad el propio rey urde un plan para que esta caiga en manos enemigas. Una vez sucedido, Aben-Hamet vuelve y es encarcelado acusado de traición, razón que lleva a Zoraida a acceder a contraer matrimonio con Almuzir a cambio de la libertad de su amado.
Tras acabar el cautiverio, Aben-Hamet se encuentra con Zoraida y la acusa de infidelidad, momento en que la pareja es sorprendida y, mientras que el general logra huir, la princesa es culpada de traición; de hecho, le imponen la pena de muerte a no ser que algún caballero se bata en duelo para defender su inocencia.
Entonces se presenta al duelo un guerrero que sale victorioso y que, finalmente, se descubre que se trata de Aben-Hamet, quien obliga a Almuzir a confesar sus fechorías. Tras ello, el pueblo enfurecido quiere llevar a su rey a juicio, pero Aben-Hamet logra evitarlo y el monarca, conmovido, renuncia a casarse con Zoraida en favor de su general, volviendo a triunfar con ello el poder del amor.
Estreno problemático
En concreto, la ópera Zoraida di Granata se estrenó en el Teatro Argentina de Roma el 28 de enero de 1822, es decir, apenas mes y medio antes que el estreno de L’esule di Granata de Meyerbeer en La Scala de Milán. Sin embargo, la ópera de Donizetti tampoco estuvo exenta de contratiempos, como prueba el hecho de que el tenor que iba a representar el papel de Aben-Hamet, Amerigo Sbigoli, falleció repentinamente poco antes del estreno y, no habiendo posibilidad de reemplazo, Donizetti tuvo que reescribir este papel para una contralto y suprimir también tres números de la obra original.

Finalmente los papeles protagonistas los asumieron el tenor Domenico Donzelli como Almuzir, la contralto Adelaide Mazzanti como Aben-Hamet y la soprano Maria Ester Mombelli como Zoraida, esta última sobrina nieta de Boccherini. Por último, respecto a la acogida de la obra cabe señalar que fue bastante aplaudida por el público de Roma, lo que supuso el reconocimiento a Donizetti como uno de los grandes compositores del teatro lírico italiano de la época.
En definitiva, tanto L’esule di Granata de Meyerbeer como Zoraida di Granata de Donizetti son la plasmación operística del gusto romántico por lo oriental y, en concreto, por la Granada nazarí y su ciudad icónica, La Alhambra, compartiendo la temática, el libro que inspira sus tramas, la utilización del idioma italiano, la estructuración en dos actos, el género serio y heroico, su estreno en 1822 en dos de los más importantes teatros líricos de Italia y, curiosamente, el posible origen común en una frustrada producción operística anterior.– ÓA