Reportajes
Cuando el compositor encuentra al libretista
¿Cómo sabe un compositor que ha encontrado al libretista ideal para su nueva ópera? ¿Cuáles han sido las parejas de creadores más célebres? aquí se revisan algunas de las razones por las que un libretista se convierte en el compañero ideal de un compositor.
Da Ponte, Boito Y Hofmannsthal no poseen la fama de Mozart, Verdi Y Richard Strauss, que pusieron música a sus libretos. Aun así sus nombres han trascendido ligados a los del compositor gracias al talento y a la química creada entre ambos. Pero, ¿Cómo sabe un compositor que ha encontrado al libretista ideal para su nueva ópera? ¿Cuáles han sido las parejas de creadores más célebres? aquí se revisan algunas de las razones por las que un libretista se convierte en el compañero ideal de un compositor.
Se conoce a los compositores de óperas porque sus nombres siempre aparecen como los autores de las obras. Son quienes reciben los elogios y los reconocimientos, pero si no fuera por los libretistas esas óperas no existirían como tales, quizá serían conciertos representados o ciclos de canciones. Porque el libreto, que suele preceder a la música, es el que guía el discurso musical, impulsa las acciones, profundiza en los personajes y promueve las emociones. En los orígenes del género los libretos se denominaban dramma per musica, elocuente enunciado que expresa la necesidad de la música y la puesta en escena para que cobren vida.
Desde que en 1637 la ópera se convirtió en Venecia en una industria musical, la necesidad de emparejar a libretistas y compositores se impuso ante la urgencia de crear nuevas óperas que cubrieran las necesidades de los teatros líricos. Los libretistas escribían historias para múltiples compositores, pero ya desde ese primer momento se crearon afinidades entre poetas y músicos, como en el caso del compositor Francesco Cavalli (1602-1676) y el poeta Giovanni Faustini (1615-1651), quienes colaboraron en al menos una decena de óperas, que evidencian como Faustini va adaptando su estilo a las virtudes de Cavalli, añadiendo cada vez más monólogos en los libretos debido a la habilidad del compositor en el recitativo expresivo, y la demora de la resolución de las tramas hasta la escena final, siempre precedida por un lamento, dada la destreza de Cavalli para componerlos en una mezcla de recitativo y aria.
Estas parejas operísticas entre libretista y compositor suelen tener más a ver con la empatía y la complicidad, capaz de impulsar la creatividad, que con la grandeza misma de los propios artistas. Aquí se repasan algunas de las más celebradas y significativas colaboraciones entre compositor y libretista hasta la actualidad. Parejas ideales, nacidas para crear obras maestras, y otras interesadas, pero todas ellas fructíferas.
Mozart-Da Ponte
Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) escribió un total de 22 óperas, pero tres de ellas, las que compuso con libretos de Lorenzo Da Ponte (1749-1835) –Le nozze di Figaro (1786), Don Giovanni (1787) y Così fan tutte (1790)–, son reconocidas obras maestras. Mozart y Da Ponte se conocieron en 1783 en casa del barón Von Wetzlar. El poeta italiano había llegado a Viena en 1781 procedente de Dresde tras huir de Venecia dos años antes después de ser condenado a 15 años de destierro por sus opiniones políticas y su vida licenciosa…
Continúa…*
* Si quiere seguir leyendo este artículo puede hacerlo comprando este número, suscribiéndose a la revista en papel o comprando la versión digital