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ÓA 267: 'Trato de favor' estreno absoluto en el Teatro de La Zarzuela
Una zarzuela rompedora y fácil para todo tipo de público, creada por Lucas Vidal, Boris Izaguirre, Emilio Sagi y con un gran reparto español
Madrid
Lucas Vidal: TRATO DE FAVOR Estreno Absoluto
29_04; 3, 4, 5, 7, 10, 12, 13, 14, 17, 19 y 21_05
Ana Mía: Ainhoa Arteta / María Rey-Joly. Mayka: Nancy Fabiola Herrera / Cristina Faus. Juan Miguel: Enrique Ferrer / Javier TOmé. Chelo Cartera: AMparo Navarro. La colombiana: Amelia Font. La venenosa: María José Suárez. El presentador: Boris Izaguirre. Mercedes: Gurutze Beitia. Cuca: Lara Chaves. Orquesta de la Comunidad de Madrid y Titular del Teatro de La Zarzuela. Coro del Teatro de La Zarzuela (Dir.: Antonio Fauó). Dirección musical: Andrés Salado / Salvador Vázquez. Dirección de escena: Emilio Sagi.
La llegada de una presa muy particular a una prisión de mujeres desencadena la acción de esta zarzuela, estreno absoluto de Lucas Vidal, autor de la música, y Boris Izaguirre, firmante del libreto. Emilio Sagi se encarga de la dirección de escena y Daniel Bianco de la escenografía de una obra en la que Ainhoa Arteta y Nancy Fabiola Herrera se alternarán con María Rey-Joly y Cristina Faus en los personajes principales. Se trata de una hilarante tragicomedia que posee lo más castizo del género, en una mirada propia del siglo XXI.
Casi ocho años han pasado desde que Daniel Bianco, director del madrileño Teatro de La Zarzuela, propuso al escritor y presentador venezolano Boris Izaguirre el libreto de una zarzuela y al mediático compositor Lucas Vidal, la partitura de la misma. Casi tres mil días dan para mucho, para pensar, arrepentirse, cambiar, retocar, repensar, rehacer, rechazar, remodelar. Sin embargo, todo tiene un límite y el cupo de enmiendas se cerró con el tiempo suficiente para que Izaguirre no pudiera intervenir más en las hechuras de su propia criatura.
Con este libreto ha cumplido uno de sus deseos, que es escribir dramaturgia. “Ya me siento y camino como si fuera de teatro”, confiesa con indisimulado orgullo sentado en un sofá. Tras esta experiencia, con la que se muestra contento y excitado a partes iguales, deja caer que no le importaría, todo lo contrario, convertirse en un escritor o autor residente del coliseo, con despacho, que lo hay, chic y recoleto, y escribir una opereta, que podría ser lo siguiente, hay evidencias de ello, o incluso una ópera, aunque él confiesa con orgullo que su vida tiene bastante más de sainete (ver reparto en este enlace).
La zarzuela le ha acompañado desde la infancia. En la Venezuela de décadas atrás, asfixiada por la dictadura, era la válvula de escape del Boris que iba creciendo. Le habría a nuevos horizontes y anidó en su cabeza. Así que cuando la propuesta se convirtió en una oferta en firme, el señor Izaguirre la acunó entre sus brazos y dejó volar su imaginación. Claro, que en esta aventura de telón no estaba solo. Lucas Vidal, el compositor, le pisaba los talones.
Ambos han conseguido, cuenta, un tándem de trabajo fantástico (te para el uno y café para el otro; mundo más analógico frente a tecnología digital), con jornadas sin relojes en casa del músico (“era como llegar a la nave Entreprise”, la define el escritor) en las que el músico se detenía en un acorde, una nota o una melodía “y yo esperaba paciente a que acabara y saliera de ese mundo en el que vive”, continúa. “Llegaba temprano a su casa y allí pasábamos las horas. Un día tras otro. Lo peor fue cuando me dijo que yo tenía que escribir las letras de las romanzas. Y que tenían que rimar. ¿Cómo? Ahí sentí el abismo bajo mis pies. Es como si le hubieran desenchufado la máscara de oxígeno al buzo que está bajo el agua. Temí bloquearme. Y Lucas me lo puso muy fácil: yo le iba contando lo que quería de tal manera que era la música la que iba propiciando las letras”, explica e inventa una delirante comparación: “Éramos como Elton John y su letrista. Lucas es fabuloso por la capacidad que tiene y porque piensa en música”. Y así, cuenta, le fue atrapando más y más. Significaba tener a la mano el pasaporte anhelado “para lograr ese deseo de poder escribir para el teatro”. Tan bien les ha ido juntos que ya están pensando en repetir y fraguan un proyecto que se empieza a cocer a fuego lento, “una ópera muy loca que merece una entrevista aparte”, adelanta el compositor.
El organillo de Lucas
Así era el día a día. Lucas Vidal remarca que fue un trabajo conjunto en el que uno se apoyó en el otro. “Yo entiendo la rima y lo que es el ritmo de las palabras. Así que le pedía a Boris que me diera palabras y yo las adaptaba a la música. La colaboración ha sido total y no ha habido parcelas cerradas, pues él ha opinado sobre temas musicales y yo sobre cuestiones del libreto”, comenta. Desde muy temprano ha tenido presente la zarzuela y la música clásica: “El pop lo descubrí gracias a mi hermano mayor. Lo mío hasta ese momento era elegir entre jugar al Lego con Wagner de fondo o con Strauss, he ahí el dilema”, dice riendo. La cosa zarzuelística arrancó con un organillo que tenían sus padres con ocho canciones y nada le gustaba más a él que ir cambiando y darle a la manivela para escuchar chotis o pasodobles “y eso, unido a las noches del Toni 2 no podían dar como resultado sino una zarzuela en mi carrera”, y vuelve a reír (el Toni 2 es un piano bar que hay en la calle Almirante, un histórico de Madrid que merece al menos una visita al año).
De todo el proceso, componer es lo que más le gusta a Vidal: “Desde pequeño siempre me ha encantado, es como adictivo, lo mismo que analizar partituras, aunque este trabajo no lo hemos hecho para llevar la zarzuela a una obra sinfónica contemporánea. Tenemos un respeto absoluto por la orquesta y por la complejidad del trabajo que entraña y que esperemos que se pueda ver fuera de Madrid. Desde luego, esa es la idea”, matiza. Se declara fan incondicional del proceso de creación y rechaza de frente la idea de quedarse “ensimismado, para nada. Yo soy de los que pasa página y voy a otra cosa”.
Lucas Vidal (Ver web) ha hecho gran parte de su carrera en Estados Unidos, concretamente en Berkeley y en la prestigiosa Juilliard School, donde ha podido aprender con grandes maestros “un trabajo que me ha ayudado a que a la hora de orquestar todo tenga un sentido y plasmar cómo la música refleja el estado de los personajes”. Suyas son bandas sonoras tan taquilleras como las de Fast and Furious 6 y Palmeras en la nieve. Pero desvela que le gusta experimentar. Y así, cuando en 2016 ya tenía Goyas en casa, se decidió por la música electrónica. Sin embargo, lo de acabar cerca de Chapí y Chueca lo ve como “una evolución orgánica producto de un background zarzuelístico cultivado con mimo”.
¿A qué suena Trato de favor? “A España, a Broadway, también, a gente joven. Y lo que es la parte más estética está más alineada con nuestra zarzuela. Pero ni es una zarzuela al uso ni un musical, sino una obra hecha para que quien no haya podido o tenido la oportunidad de escuchar nuestro género se lo pase bien”. Y ese género de raíz castiza sonará a 2023: “Espero que a los puristas no les moleste este atrevimiento”, deja escapar. Es consciente de su entrada por la puerta grande. Y de lo que ello conlleva, también, “pues es una gran producción y hacerlo con gente de tanto talento resulta totalmente motivador. Boris es divertido y al tiempo profundo; Emilio Sagi es un maestro, imagina poder aprender con él y llevar toda esa creatividad al papel”.
Arteta y Sofia Loren

Ainhoa Arteta
Ana Mía, a quien da voz la soprano Ainhoa Arteta, es una presa que llega a la cárcel. Una diva que decide asumir la condena por evasión fiscal de su marido. Menudo arranque. Boris tenía el episodio arrumbado en la memoria porque lo mismo le sucedió a Sophia Loren en los años setenta, cuando estaba casada con el productor Carlo Ponti y ese hecho a él le llamó la atención. Ella pasó entre rejas más o menos un mes. Y andando los años, el propio Boris pudo entrevistar a la actriz italiana y le preguntó por aquello. “El concepto me parecía muy divertido para partir de él. Y el título lo tuve claro desde el principio y quería que fuera ese, Trato de favor. Todos estamos expuestos a él, son dinámicas bastante apetecibles”.
La directora de la prisión, Mayka, encarnada por Nancy Fabiola Herrera, se siente fascinada por la recién llegada, “de ahí el negro presentimiento que se cierne sobre el resto de las reclusas, en plena preparación de un concurso nacional de zarzuela, en el que van a participar con La rosa del azafrán”.
Un delirio en el que se combinan la canción de Las espigadoras, el episodio de amnesia de una, el pasado, que siempre vuelve, de otra, las tropelías de La Venenosa (María José Suárez, que es la encargada de la cocina), Cuca y La colombiana con ese estilo Boris, “que es inevitable porque yo he nacido con él”, aclara el libretista. “Es un texto muy Boris y también muy zarzuela que representa el género al que profeso incondicional amor y cierta devoción”, cuenta. Quería que la cárcel se incendiara, pero le hicieron desistir: “Ha sido un estupendo trabajo de equipo. Me apasiona Emilio Sagi, estar con él es como recibir un curso diario de style, creo que voy a aprender a vestirme mejor”, suelta.
Para llorar de risa
Ainhoa Arteta y Boris Izaguirre coincidieron en un programa de televisión. Hicieron migas, de las buenas, rápidamente, y el presentador, escritor, y tantas cosas más la anotó en su agenda mental para darla el papel de la diva. “La he visto en algunas fotografías con un vestidazo rojo y está bárbara. Impresionante. Ella es tan… Brutal. Y posee, además, una mirada felina, unos ojos que te miran, te hablan, esa distancia con que te los clava. Yo sabía que sería la protagonista”, asegura. Han pasado momentos de auténtico disparate, una diversión que crecía de manera exponencial. Y ha disfrutado de cada hallazgo del personaje. Una mujer que reina, pero sin desmerecer al resto de presas, que son tela. “Ese momento en que cantan con María José Suárez es para llorar de risa. Yo sé que ese tema va a gustar”, cuenta Lucas Vidal, lo que corrobora el autor del libreto, al que las noches en vela han asaltado en más de una ocasión. Mucho en qué pensar y esa idea que no le deja en paz de si será capaz de proyectar la voz. No hay que desvelar más.
Arteta, satisfecha y expectante, y deseando verse ya entre las rejas ficticias del escenario, afirma rotunda a ÓPERA ACTUAL que se trata de una obra “rompedora porque se acerca a todo tipo de público, y quizá sea eso lo que más pueda sorprender a la hora de animar al público a venir a ver otras zarzuelas, a que vengan a este teatro, que, gracias a Daniel Bianco y a directores musicales de algunos coliseos, arriesgan y materializan unas puestas en escena que no tienen que envidiar a ningún musical mediático precisamente porque las tramas son atemporales. La de Trato de favor es, además, delirantemente dramática por sus puntos de comicidad, propios de un humor sutil y actual que solo podía haber concebido alguien como Boris Izaguirre”. En cuanto a la composición, la soprano de Tolosa destaca que posee melodías “bastante pegadizas conscientemente, pues la intención es que resulte fácil de llegar al oído del público y que se pueda cantar inmediatamente. Es decir, que se salga del teatro ya con la música en la cabeza. Creo que vamos a asistir a un momento único y perdurable en la historia de la zarzuela. La lírica siempre gozará de buena salud porque es un género que crece con el tiempo”.
En este cartelón de figuras, ¿ha habido batalla de egos, porque tiene toda la pinta…? “Los egos siempre están ahí y yo considero que ayudan, que son un impulso hacia delante. Son como un tiramisú”, señala divertido Boris Izaguirre. Lucas Vidal añade: “Yo vengo del cine, y de egos, la verdad, sé algo… Pero este es un trabajo de colaboración. Creo que en el momento en que lo hagas bien, los egos ya se van rebajando”.
Boris recuerda canciones que escuchó de niño y de no tan niño y le apasiona Chueca, “esa vida de los años treinta en adelante. Sus zarzuelas sirven como auténticos documentos históricos y sociales de la realidad que vivieron. Ellos fueron cronistas. Y en ese momento, desde el punto de vista musical, existen grandes hallazgos. Lo primero que vi fue Katiuska, con Ainhoa, y me fascinó ese tipo de humor”. Aunque de “Los gavilanes me entusiasma todo”, añade. Lucas Vidal reconoce un influjo múltiple y una inspiración de amplio espectro. “Me quedo con La Dolores, La Verbena de la Paloma, Agua, azucarillos y aguardiente, Luisa Fernanda, Katiuska, La tabernera del puerto… Las he escuchado desde siempre y eso ha sido una suerte. Ah, y La revoltosa, que me encanta, con esos patios de vecinos de Madrid donde sucedía de todo”.
Patio de vecinos que en este libreto deviene en una prisión. Si hay que imaginar la llegada de la reclusa estrella, hay que pensar en la escena de la película de Joseph L. Mankiewicz de 1963 en que Cleopatra-Elizabeth Taylor entra en Roma como dueña y señora. Era la idea de Izaguirre. La recibe la directora, “una mujer que se encarga de poner orden, pero que es benévola, tiene buen corazón y resulta muy humana. Su corazón está dividido por el enamoramiento que siente hacia Anna Mía”, explica la mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera de esta “tragicomedia muy, muy Boris, que tiene ese toque de humor que la hace especial. Él no hace sino desarrollar esa parte que poseemos todos de alegría, tristeza, oscuridad y luz unidas a la idea de la libertad interna de cada uno a lo largo de nuestra vida”.
Entre Ana Mía y Mayka saltan chispas: “Trabajar desde cero es fantástico, pues no posees ninguna referencia anterior. Con Ainhoa hemos cantado juntas en concierto, pero no en una producción: esta será nuestra primera vez”, comenta. Al leer el libreto, los ojos de la canaria se abrieron de par en par: “Dices, cómo, qué es esto, y después ya vas viendo como toma forma. Va a ser una bomba. El equipo es brutal y todo se ha podido dialogar”, asegura.

Nancy Fabiola Herrera
Un título nuevo demuestra, y así lo corrobora Herrera con energía, que el género está vivo: “Nosotros somos sus peores enemigos, pues durante demasiado tiempo se ha asociado la zarzuela a una idea política que nada tenía que ver con ella. Existe demasiada ignorancia y desconocimiento, y romper con ello es una labor del teatro: conseguir que el espectador se acerque libre de prejuicios y con curiosidad. Lo podríamos vender de maravilla porque es algo único de la cultura hispana, de este país y de Latinoamérica, pero nos cuesta creer en lo nuestro. Conseguir que sea declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad me parece estupendo, pero reivindiquémosla primero, pues somos demasiado descreídos. Que a los programadores se les quite el miedo y que exista una formación en condiciones. Habría que poner en marcha talleres de zarzuela como si fueran semilleros en los que crezcan las nuevas voces, que se establezca una escuela como Dios manda para estudiarla… Somos muchos los que la amamos tanto en España como en Latinoamérica. Y pienso que propuestas como esta, de creación de un título, es un acierto, al tiempo que significa trabajar para la marca España. No ver el lado comercial que tiene es una verdadera pena, con el partido que se le podría sacar…”, se lamenta y añade: “¿Verdad que en ópera hay coproducción? Pues hagamos lo mismo con la zarzuela para que pueda rodar. Hay fórmulas que se podrían explotar”. Ahí lo deja.– ÓA
El último curso de Daniel Bianco

El director del Teatro de La Zarzuela y escenógrafo Daniel Bianco
Cuando Daniel Bianco aterrizó en su despacho del Teatro de La Zarzuela, que construyó a su imagen, tenía claras unas cuantas cosas. Una de ellas era abrir la puerta a quienes quisieran escribir zarzuela. “Era una parte importante del compromiso que adquirí cuando llegué a esta casa: dar cabida a la gran zarzuela y a los títulos populares, claro está, y al tiempo, recuperar títulos y dar salida a otros nuevos. Y en esta temporada ha habido dos. En el caso de Trato de favor (el otro fue el estreno de Policías y ladrones, compuesto por Tomás Marco) se trataba de abrir la puerta a un compositor joven como es Lucas Vidal y a un libretista muy popular, como es Boris Izaguirre, a quienes encargué una zarzuela de mujeres”, cuenta el director del coliseo. Es consciente de que el próximo 31 de octubre cerrará la puerta de su despacho con su hoja de ruta cumplida. Faltarán cosas, por supuesto, pero la esencia se ha hecho realidad. “Hay pocas oportunidades para encargar una zarzuela que tenga en su base un tema contemporáneo. Las ofertas son pocas y en parte, creo, es por ese prejuicio que aún se tiene sobre un género como este, al que se le podría sacar un jugo enorme. ¿No hay temas a nuestro alrededor que podrían ser carne de libreto? Por supuesto. Por eso tenemos que seguir cuidando este teatro como se merece”, asegura.
Tan es así que Bianco, desde niño en el patio de butacas del porteño Teatro Colón escuchando arias y dúos, habla de un par de encargos que dejará como legado para las dos temporadas siguientes. “Uno de los proyectos será un tema de actualidad. El otro, un clásico. Y quienes los firman son un compositor joven y otro de una gran trayectoria y grandísimo prestigio”, desvela. Spoiler cero, porque a su debido momento, es decir, cuando dé a conocer la temporada 2023-24, su última presentación en el coliseo de la Plazuela de Teresa Berganza, se sabrán los nombres. Y verbaliza un deseo: “Que la ópera contemporánea no se convierta en un hecho aislado. Hay que volver a llevar a escena La casa de Bernarda Alba. Tendría que formar parte de nuestro catálogo. Tendríamos que conseguir que cada temporada hubiese una obra nueva”. Ahí queda. * G. P.
En la huella de Sorozábal

El director de escena Emilio Sagi
No necesita de condiciones especiales para trabajar. Directamente, trabaja. Ordena sus ideas y las lleva al escenario. Para Trato de favor ha estudiado durante largo tiempo y está más que satisfecho del resultado “con una música estupenda, muy interesante, y con números que son de verdadera zarzuela, con, por ejemplo, chotis, pero que al tiempo resulta bastante moderna. Yo diría que está dentro de la estructura de un musical moderno con momentos y situaciones muy locos”, señala a ÓPERA ACTUAL el director de escena del montaje, Emilio Sagi.
Dice que a la partitura has de pillarle el aire y saber cómo suena. Y este asturiano, que es historia de la zarzuela, se lo pilló al vuelo, además, dice, cuenta con una ventaja en este caso, y es “que siempre te queda poder hablar con el compositor. Yo ya trabajé con un músico vivo, que es Christian Kolonovits, cuando estrenamos El juez con José Carreras. Y esa es al tiempo la diferencia y la dificultad de hacerlo cuando el autor de la partitura ha fallecido. Yo lo que hago es narrar lo que tengo en el libreto y en este caso está, además, la oportunidad de trabajar en un campo que es completamente virgen. Tú haces tu interpretación”, explica.
Reuniones y “tormenta de ideas” en el equipo creativo ha habido muchas. ¿Cuántas? “Montones”, responde con esa calma que caracteriza su habla. Reuniones y correcciones, correos electrónicos de ida y vuelta y retoques de última hora ya en los ensayos. Sagi habla con pasión de todos y cada uno de los artistas. “El resultado es una locura muy interesante que posee esa importante dosis de ironía que le imprime Boris, que es muy inteligente. Lo mismo le sucede a la música, que cuando la empecé a escuchar, fíjate, me recordaba a Sorozábal o al maestro Alonso, y en la que Lucas Vidal ha sido capaz de introducir elementos de la actualidad”. De entre los números destaca “la romanza que canta Nancy Fabiola Herrera en la capilla, que es una preciosidad; o la entrada de Ana Mía en la cárcel, el dúo cómico de las presas… Lo dicho, es una obra moderna con estructura de zarzuela clásica”. * G. P.