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ÓA 265: 'Davel', estreno absoluto en la Ópera de Lausana
El escenario lírico del cantón suizo de Vaud finalmente estrena 'Davel', ópera del compositor Christian Favre sobre el mito del mayor Davel
El coliseo suizo mide su pulso en creación contemporánea con una composición inédita encargada a creadores locales. Después de dos años de espera, el escenario lírico del cantón suizo de Vaud finalmente estrena Davel, ópera del compositor Christian Favre sobre el mito del mayor Davel, soldado y patriota que murió decapitado por su lucha por la independencia del cantón. Una historia actual y universal: dar la vida por la libertad.
El máximo responsable de la Opéra de Lausanne (Suiza), Éric Vigié, está de enhorabuena, y no es para menos. Los más de cinco años de gestación de un proyecto casi personal para el teatro centroeuropeo han visto la luz el 29 de enero con el estreno absoluto de la ópera Davel, con música de Christian Favre y libreto de René Zahnd. Casualidades de la vida, y pandemia de por medio, han hecho que el estreno coincida con la celebración, este 2023, con la conmemoración de los 300 años de la muerte de Jean Daniel Abraham Davel (1670-1723), conocido como Mayor Davel, héroe y leyenda del cantón suizo de Vaud –cuya capital es Lausana–, que terminó condenado y decapitado por las autoridades de Berna al querer independizar a su región situada a orillas del imponente lago Lemán.

Éric Vigié, máximo responsable de la Opéra de Lausanne
Éric Vigié (entrevista en este enlace) se declara “muy feliz” al poder rehabilitar la figura “de este héroe olvidado” con este estreno operístico. De hecho, se trata de la realización de un viejo sueño del gestor francés. Se da la circunstancia de que Vigié asumió la dirección de la Opéra de Lausanne en 2004, pero un 20 de octubre, el mismo día del nacimiento del Mayor Davel, quedando impactado por los frescos de Charles Clément sobre las hazañas del héroe ubicados en el ayuntamiento de la ciudad y por la frase inscrita en ellos: “La marche au supplice” (Camino de la tortura). “C’est ici la plus excelente et la plus glorieuse journée de ma vie” (Este es el día más excelso y glorioso de mi vida). Para Vigié la nueva ópera de Favre comporta “un viaje artístico e histórico que el espectador podrá prolongar a través de la lectura de un libro dedicado a la génesis de la nueva ópera y a la evolución dramática y musical de la figura de Davel a través de los siglos”.
Historia, mito y leyenda
Nacido en 1670 en Morrens, una comuna suiza del cantón de Vaud, Jean Davel era hijo de un pastor protestante. Se convirtió en notario y poco después comenzó una carrera militar estando al servicio del príncipe Eugène de Saboya y, más tarde, a las órdenes de John Churchill, duque de Marlborough. Participó junto a los berneses en la segunda batalla de Villmergen que enfrentó a los cantones reformistas contra los católicos. Tras la victoria protestante fue nombrado mayor y los berneses le designaron para encabezar el mando de las milicias valdenses en Lavaux. Sin embargo, ante la resistencia de los valdenses a la introducción del Consenso Helvético (que incluía, entre otras, la doctrina calvinista del Amyraldismo), Davel se había sentido llamado desde 1691 por lo que él llamaba La belle inconnue (también un personaje de la ópera) o lo más similar a una designación divina para liberar a su país de la arrogancia y la tiranía de Berna. El 31 de marzo de 1723, pretextando un desfile militar para la semana de Pascua, entró en Lausana junto a 600 soldados en un momento en que los alguaciles berneses estaban ausentes.

Charles Gleyre (Chevilly, 1806 - Paris, 1874) 'L’Exécution du Major Davel', 1850. Oleo sobre tela (300 x 270 cm). Encargo del Cantón de Vaud en 1845. Parcialmente destruido en 1980.
Dejando a sus hombres custodiando la catedral, se dirigió solo al Ayuntamiento y reunió al consejo municipal para presentar un manifiesto en el que se acusaba al gobierno de Berna de una serie de fracasos y abusos. El consejo pidió un aplazamiento y denunció inmediatamente el incidente a las autoridades. Davel fue detenido y encarcelado el 1 de abril. Interrogado en cinco ocasiones y torturado en dos, se mantuvo siempre en su razonamiento: que había sido encomendado por Dios para sus acciones y que él era el único responsable. Condenado a muerte por el tribunal de ciudadanos de Lausana, fue decapitado el 24 de abril de ese año en Vidy. El Mayor Davel es hoy para todos los valdenses un héroe que camina entre el personaje histórico, el mito y la leyenda.
La nueva ópera se basa en los últimos días de este patriota y en los interrogatorios llevados a cabo por el Alto Comendador bernés del País de Vaud, Ludwig von Wattenwyl, nutriéndose además de flashbacks en los que se narra su temeraria y casi mística empresa, sobre todo, avanzada en su tiempo, que le conducirá al cadalso tras un juicio dirigido, no por los berneses, sino por compatriotas valdenses –de hecho es un amigo de la infancia quien le denuncia–, súbditos serviles en consonancia con el tono de las últimas décadas del poder absolutista. Pero la historia de Davel reúne conceptos universales y tan vigentes como la lucha por la libertad y la muerte por la defensa de unos ideales.
Favre, compositor
El compositor, pianista y músico de cámara Christian Favre (Lausana, 1955), a pesar de contar en su haber con varias obras vocales como su celebrado Requiem (Buenos Aires, 2008) y con transcripciones para cuarteto de voz y piano de obras de Wagner y Mahler, con Davel debuta en el género operístico. Después de un primer contacto con el libretista René Zahnd en 2008, no sería hasta 2017 que empezaría con la composición de la obra. Éric Vigié afirma que, ante el encargo, “tenían que verificar que ambos creadores –neófitos en el universo lírico– integrarían sus respectivas creaciones en un espectáculo válido para el público, los solistas, la orquesta y con el beneplácito del director de escena, Gianni Schneider”, apunta el director del teatro suizo.
“Tras recibir las primeras líneas del libreto de René Zahnd”, recuerda Christian Favre para ÓPERA ACTUAL, “me concentré en los Leitmotive concebidos a partir de las letras que conforman el apellido Davel (Re-La), que encontré bastante rápido. Más que un plan, al que me resultaría difícil ceñirme, fue la música que iba creando la que me guiaba, la que me inspiraría. Suelo cantar todo lo que escribo y también improviso. Puede surgir en cualquier sitio: en el tren, en mi estudio mientras espero a un alumno… Siempre llevo conmigo un cuaderno y un lápiz”, apunta Favre. De hecho, recalca, “mi música proviene de un flujo interior. La composición nace de esta capacidad que tengo de ponerme en situación, de meterme en la piel del personaje. Por ejemplo, para escribir la primera escena, me encerré en el calabozo con Davel, por así decirlo, y no dejaba de repetirme, como si fuera él mismo: ‘actué solo, Dios inspiró mis actos’. Y la música surgió caso espontáneamente”.
También en esa cárcel mental Favre meditaba sobre la misteriosa Belle Inconnue, personaje que más parecía haber surgido de la imaginación de Davel durante su encarcelamiento. “Pero, ¿quién era ella?”, se pregunta el compositor. “¿El ideal femenino? ¿Una gitana? ¿Una bruja? O, más prosaicamente, ¿una joven que trabajaba en las viñas y que en la juventud del protagonista le predijo su futuro? No se conoce ningún referente femenino en la vida de Davel, salvo su madre, y, sin embargo, yo quise que hubiera en la ópera un dúo de amor, un apasionado intercambio a lo Tristán e Isolda. Para ello cogí dos frases del libreto e hice que las cantaran juntos el protagonista y el personaje de la Belle Inconnue. No estaba escrito, pero René estuvo de acuerdo. También me gustó mucho la figura de la madre, y compuse para ella un aria llena de poesía, en la que dice que desea que su hijo se case”.
En todos estos años de trabajo, lógicamente, no todo ha sido un campo de rosas en materia compositiva, y el proceso de orquestación ha tomado bastante tiempo. “Soy una persona a la que le encanta el contrapunto, las superposiciones temáticas, las variaciones, lo que por supuesto complica el proceso”, continúa Christian Favre. “También retoco mucho, lo que me obliga a estar en contacto permanente con el director de escena, al que anuncio que hay seis compases más aquí, seis menos allá… No he parado desde que recibí el libreto completo en febrero de 2018. Tras año y medio de escribir para canto y piano, me pasé a la orquestación en otoño de 2019”, prosigue el compositor.
Pero ¿Cuál es el estilo de Favre? Según él, “para algunos mi música puede parecer incoherente, anacrónica. Sin querer parecerme a nadie no reniego de mis cordones umbilicales y no me pongo límites. Hay en esta composición una profunda preocupación por la arquitectura y la coherencia. Concedo gran importancia al poder del ritmo, obsesivo o caótico, al silencio. Los temas musicales recorren la partitura, dando lugar a metamorfosis rítmicas y armónicas, o en contrapunto a otros motivos, recordatorios inconscientes o reminiscencias de una situación psicológica”. Por ejemplo, al final del primer acto se superponen dos temas de carácter opuesto (un vals, que encarna a De Crousaz, y una marcha que simboliza a Davel), los cuales “se enredan en un torbellino frenético”.
En cuando al libreto, Favre asegura que, en términos generales, ha intentado destacar la dramaturgia imaginada por René Zahnd, “provocando choques sonoros que, espero, atraigan al oyente”. Favre dota de gran relevancia a la expresión de los intervalos, “el motivo recurrente de la segunda menor, una sucesión de cuartas –en relación con La Belle Inconnue– quintas –sobre el nombre de Davel–, y también una novena mayor ascendente, para simbolizar la súplica del héroe, noble y sin revuelta”.
El coro, otro personaje
Consultado acerca de la vocalidad en la composición, Christian Favre remite al “Kyrie” de su Requiem. “El coro es muy importante en los pasajes de la guerra, del tribunal, del camino a la muerte… Está presente durante toda la ópera; cuando se habla de Dios el coro es imprescindible… Me han dicho que en algunos pasajes recuerda a Parsifal”. El reparto incluye al barítono francés Régis Mengus en el papel protagonista, a quien se le recuerda en Lausana por su magnífico Hamlet al lado de Lisette Oropesa. “Davel está destinado a un barítono dramático de amplio registro que pueda acometer las grandes escenas del interrogatorio junto a los flashbacks de juventud y las escenas con coro”, advierte el compositor. Por su parte, el tenor francés Christophe Berry será el antagonista, Crousaz, “un papel para un cantante de tesitura generosa, con peso y agudos brillantes”. El tercer personaje masculino es el del juez Bernés de Wattenwyl, concebido para un bajo profundo, pero también con grandes dosis de lirismo. “Se trata de un personaje que tiene que juzgar a Davel por las denuncias de su propio pueblo y que, a la vez, también se da cuenta de la bondad y de la causa del protagonista. Aquí”, apunta Favre, “François Lis resulta el intérprete ideal para este rol”.
En el apartado femenino, la Madre, interpretada por la cantante alemana Susanne Gritschneder, está escrita para una mezzosoprano lírica capaz de mostrar gran ternura, pero también tristeza. “La madre de Davel, a falta de referentes femeninos, es un personaje imprescindible en su vida, y ello debe notarse en su canto, cargado de lirismo”, aclara Favre. Finalmente, cierra el apartado vocal el personaje de la Belle Inconnue, para soprano lírica, “que requiere expresividad, con dominio del fraseo y con registro medio-agudo sólido. Debe ser una voz que respire también este misticismo en la escena de la clarividencia. Creo que la Belle Inconnue ha encontrado en la soprano rumano-francesa Alexandra Dobos-Rodrigues la voz perfecta”.
Dinamismo escénico

El director musical Daniel Kawka
Con un libreto cargado de cambios de escena, miradas al pasado y ensoñaciones, la puesta en escena debe ser ágil y dinámica, y está marcada por vídeos y proyecciones. El regista alemán Gianni Schneider que firma la propuesta teatral, apunta que cuando la preparaba, le había sorprendido “la dualidad del personaje de Davel. Por un lado”, afirma Schneider, “ se puede reconocer a un hombre sencillo, arraigado a la tierra, al hijo de un pastor que se hizo soldado y que tuvo una exitosa carrera, que recibió una pensión vitalicia y que fue comandante de milicias. Pero por otro lado vemos a un hombre exaltado, lleno de visiones místicas, convencido de ser el elegido por Dios para liberar a Vaud, dispuesto a sacrificar su vida por este ideal. La percepción de este ardor se ve reforzada por la amplificación del heroísmo y la tragedia que el género operístico aporta a sus persoanjes. De esta dualidad surge una tensión generada por la discordancia de las dos facetas de esta personalidad. Esta tensión dramática, que se encuentra en el libreto de René Zahnd, es la que he querido resaltar en la puesta en escena”.
Por ello, Gianni Schneider –que trabajó con el coreógrafo Maurice Béjart y con directores de escena de la talla de Strehler y Langhoff–, más allá del propio protagonista ha querido destacar las múltiples traiciones a las que parece que Davel se vio enfrentado, desde las sufridas por las autoridades valdenses a las de su amigo de la infancia, Crousaz, quien le ofrece hospitalidad mientras le denunciaba a las autoridades bernesas. “También me interesó resaltar el mito creado en torno a la figura de Davel a lo largo del tiempo, desde las primeras representaciones dramatizadas, hasta el vandalismo artístico que sufrió el cuadro creado en 1850 por Charles Gleyre una noche de agosto de 1980”.
Con Daniel Kawka en el podio, la producción cuenta con vídeos de Sébastien Dupouey, escenografía firmada por Nina Wetzel y vestuario de Mireille Dessigny. La ópera, de la que se ofrecerán cuatro funciones, estará en cartelera hasta el 5 de febrero. ÓA
Argumento - 'Davel' una ópera del siglo XXI
Primer acto
La ópera arranca con el primer interrogatorio de Davel, realizado a principios de abril de 1723 en su calabozo del castillo de Lausana, por el Alto Comendador bernés del País de Vaud, Ludwig von Wattenwyl. Un patricio de alto rango que, a diferencia de algunos nobles de Lausana, no condenó automáticamente al oficial sedicioso, sino que trató de comprender sus acciones y motivaciones. Davel se mantiene firme y no se desvía de su línea de defensa, asumiendo toda la responsabilidad de su hazaña basada en la no-violencia: “Tomé la precaución de sacar la pólvora de las armas. ¿Ingenuo? No: ¡místico!”, afirma el héroe. Una bella desconocida le visita en su calabozo y le consuela con su canto. Davel deja que el flujo de recuerdos prevalezca sobre la realidad, como la batalla de Villmergen, en 1712, durante la cual se cubrió de gloria al servicio de los berneses. Una batalla que libró junto a su amigo y compañero de armas Jean-Daniel de Crousaz, quien le traicionaría la fatídica noche del 31 de marzo de 1723. Davel rememora su juventud y su vida pasada, siempre ayudando sus semejantes, a sus 10 ahijados, a una mujer que está a punto de perder su casa, a su madre… En un segundo interrogatorio vive otros recuerdos, en los que se le ve tres meses antes enfrentado a la resolución de romper las cadenas de su pueblo dirigiendo sus cuatro compañías desde Lavaux a Lausana, en cuyo Ayuntamiento le espera Crousaz. Se da un terrible juego de engaños en el que el traidor finge estar de acuerdo con Davel, invitándole a cenar y a dormir en su casa; en secreto le denuncia a las autoridades bernesas.
Segundo acto
El 1 de abril de 1723 Davel, que creía haber ganado, se despierta en casa de su amigo pero los soldados le rodean con órdenes de arrestarle. En su calabozo vive su tercer interrogatorio ante Wattenwyl. Le torturan. Pide agua y tiene incluso energía para brindar con su verdugo, mientras le vienen otros recuerdos de juventud a su memoria, cuando se enamora de una bella desconocida, quien le unge la cabeza con óleo santo y le advierte sobre su destino en un ritual de adivinación. De vuelta a 1723, el tribunal emite su veredicto: será decapitado. En su calabozo, Davel recibe una última visita de la Belle, que le anuncia su cita con la muerte. El 23 de abril el cortejo fúnebre parte del castillo hacia la llanura de Vidy. Rodeado por dos pastores y precediendo al verdugo, Davel encabeza la marcha. Una gran multitud le acompaña, en una gran escena coral. Ha llegado el momento de su discurso final, el que sellará la leyenda. El verdugo le decapita de un golpe de espada y clava su cabeza en el cadalso. La multitud se dispersa. Durante la noche, tres mujeres roban la cabeza, que sigue clavada: son la Madre, la Belle Inconnue y la Muerte. * A. G.