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ÓA 251 (IV): Xabier Anduaga. Premio ÓPERA ACTUAL 2021 al intérprete joven
Por su talento y su categoría artística, el tenor donostiarra recibe el Premio ÓPERA ACTUAL 2021 al cantante español joven más prometedor
En estos días Xabier Anduaga ensaya Falstaff en el Teatro del Maggio Musicale Fiorentino y se prepara para su inminente debut en la Royal Opera de Londres, así como en teatros tan importantes como la Staatsoper de Viena o el Met de Nueva York, sin olvidar su regreso al Teatro Real de Madrid. También cantará en las próximas temporadas en Barcelona y en Berlín. El tenor donostiarra dejó de ser una promesa para convertirse en una brillante realidad. Por su talento y su categoría, recibe el Premio ÓPERA ACTUAL 2021 al cantante joven más prometedor.
La mágica historia del Premio ÓPERA ACTUAL 2021 al cantante español más prometedor comienza cuando el galardonado tenía 15 años y ya actuaba como solista con el Orfeón Donostiarra y de extiende hasta hoy, cuando con solo 26 años es considerado una referencia en la interpretación de Rossini y Donizetti. 2016 fue el año de su debut nacional, en La Cenerentola en Bilbao (título que en 2021 cantó en la Ópera de Las Palmas), así como a nivel internacional, en Il viaggio a Reims en Pésaro. Xabier Anduaga (San Sebastián, 1995), conquista allí donde actúa por su prodigioso talento, una voz hermosa, de amplia tesitura, y una sorprendente naturalidad y madurez en el fraseo belcantista. “Sí, me siento muy cómodo en el repertorio en el que me muevo, mirando también hacia Bellini y Mozart, aunque sé que más tarde vendrán otros autores”, afirma a ÓPERA ACTUAL en la cotidianeidad que poco a poco le devuelve la nueva normalidad, es decir, en una escala en el aeropuerto de Barcelona, entre Bilbao y Florencia. En el Teatro del Maggio Musicale cantará en noviembre su primer Verdi, Fenton de Falstaff, bajo la dirección de John Eliot Gardiner y en una nueva producción de Sven-Eric Bechtolf. “Mentiría si dijera que en el futuro no me gustaría cantar óperas de Massenet, Bizet, Gounod o Verdi, pero eso me lo dirá mi voz, que será quien lo decida. Son compositores que me encantan”, asegura.
ÓA: Tanto como Mozart, aunque para algunos que cante obras de este compositor es como sacrificar al belcantista que lleva dentro.
Xabier ANDUAGA: Tenía mucho interés en debutar un Mozart, y por fin lo hice con Ferrando de Così fan tutte en el Maestranza de Sevilla. La verdad es que al principio lo cogí como un reto al ser un repertorio tan diferente al que acostumbro interpretar, pero creo que me ha ayudado, y mucho, a mejorar debido a la exigencia técnica que implica. Mozart escribió papeles vocal y dramáticamente muy exigentes y, además, te obliga al trabajo en equipo. En el bel canto, en cambio, estás solo con tu personaje. Con Mozart cada día de ensayo dependes del grupo y a nivel vocal hay que darlo todo. Sí, al contrario, en lugar de desaprovecharme con un Mozart creo que me ayudó y me enseñó muchas cosas. Volveré a interpretar a Ferrando y ya tengo firmado un Don Ottavio. Se trata de ir combinando este tipo de personajes con mi repertorio habitual para ayudarme en la solvencia y en el desarrollo del instrumento.
ÓA: ¿Se considera operófilo? ¿Escucha ópera más allá del título que está preparando?
X. A.: Me encanta la ópera, pero también me interesan otras cosas. Me gusta disfrutar con la música y como espectador. Ahora que podemos ir a los teatros más todavía, ya que la ópera es teatro. Pero también me gusta mucho el repertorio sinfónico-coral, con el que empecé. La primera obra que canté fue la Segunda Sinfonía, Lobgesang, de Mendelssohn, pero las obras que me han marcado son la Segunda de Mahler y el Requiem de Verdi, que para mí es la obra total.
ÓA: Su presencia es habitual en la cuna rossiniana de Pésaro, pero también en la otra meca belcantista, el Festival Donizetti de Bérgamo.
X. A: Sí, es el otro compositor central de mi repertorio y allí me han dado opciones de debutar títulos muy interesantes, como Elisabetta al castello di Kenilworth o Lucrezia Borgia, siempre en ediciones críticas. Al prepararlas fuimos desgranando la partitura desde el primer día. Riccardo Frizza, director musical del Festival, confió en mi y le agradezco las oportunidades que me ha dado. He trabajado con musicólogos que montaban la obra nota a nota. Eso no se hace en un montaje normal.

Xabier Anduaga, Plácido Domingo y Adriana González en el Operalia 2019
ÓA: Recibe el Premio ÓPERA ACTUAL después de haber recibido el de la revista inglesa Opera y de ganar concursos como Operalia. ¿Qué significan los reconocimientos?
Xabier ANDUAGA: Una gran satisfacción y también cierta presión extra, porque premios como este, o el Operalia, no se traducen en más contratos como podría pensarse, sino que te dicen que vas por el buen camino. También es verdad que hay más ojos mirándote. Son una motivación, no solo una medalla, sino un reto para mejorar. Pero estos reconocimientos hay que defenderlos sobre el escenario. En todo caso, la presión es ahora constante, ya que internet y las redes sociales hacen que los cantantes estemos siempre expuestos. Cualquiera puede grabarte un ensayo o una mala noche. Y en nada eso está subido a redes.
ÓA: ¿Qué le aportó la pandemia, más allá de frustrar su debut americano y de la cancelación de varios contratos?
X. A.: No solo puede estudiar bastante, aunque hacerlo en casa es muy diferente que hacerlo en el teatro preparando un personaje. La verdad es que estoy muy agradecido con los programadores españoles que desde que abrieron los teatros contaron conmigo y por eso estuve parado menos tiempo de lo que pensaba. Al dejar de cantar, como nos ha sucedido a todos en esta profesión, la voz no sigue su desarrollo natural. He tenido mucha suerte. Otros compañeros se vieron sin trabajo y sin perspectivas.
ÓA: ¿Cómo ve la nueva normalidad?
X. A.: Creo que, usando la mascarilla y respetando las normas, se podrían haber abierto antes muchos teatros. Nosotros seguimos ensayando con mascarillas, controlados con analíticas, todo para poder hacer segura la profesión y que el público se sienta seguro. Haremos lo que haga falta para que todo vuelva a la normalidad y para que las salas recuperen el aforo total.
ÓA: ¿Qué le falta a Donosti, su ciudad, para que tenga una temporada de ópera estable?
X. A.: La verdad es que no sé qué hace falta ni a quién dirigir mi queja. No se trata de soñar demasiado, pero creo que es necesario que haya ópera estable en una ciudad en la que hay una gran afición por la cultura. Hay una iniciativa privada que lo está intentando y me alegro mucho, ojalá cuenten con mucho apoyo. Yo, si puedo hacer algo para que haya ópera en Donosti, lo haré encantado.
Compañía imprescindible
Xabier Anduaga se formó en el Musikene, el Conservatorio Superior de Música del País Vasco, pero su maestra en el día a día ha sido, es “y será, espero que para toda la vida” –aclara– la soprano Elena Barbé, su pareja, con quien viaja siempre y que es su referencia. “Este oficio es muy duro. Mi pareja es básica para mí y la compañía que nos hacemos me equilibra y me ayuda en cada momento porque no solo hacemos clase en un estudio o en un aula, ya que seguimos estudiando en el teatro, en un ensayo, en una función. Su consejo constante me ayuda a progresar cada día. No sé cómo sería mi vida si estuviera solo, por muy bien que me fueran las cosas. Ella es una ayuda imprescindible a nivel anímico y profesional. Probablemente no podría continuar porque con ella empecé, es mi manera de llevar la carrera y no la concibo de otra forma. Además, me ayuda a centrarme, porque entre el canto, la escena y las opiniones de la gente… Ahora el país está lleno de pandemiólogos y vulcanólogos, pero los teatros de ópera lo están de musicólogos, y nadie se corta para darte su opinión respecto de mi trabajo pensando que su consejo es lo más importante del mundo”.
Pero si de opiniones se trata, ha contado con algunas valiosas de verdad, como las de Alberto Zedda, Ana Luisa Chova o Riccardo Frizza, sin olvidar a Ernesto Palacio o Juan Diego Flórez, con quienes trabajó en la Academia de Pésaro, cuna rossiniana mundial. “Allí me llevó el maestro Zedda –director artístico del Rossini Opera Festival y de la Accademia Rossiniana– después de escucharme en una audición en Madrid. Como persona y como director me aportó mil cosas, y a nivel musical sobre todo el hecho de saber cómo preparar un papel, cómo afrontarlo, mucho más allá de cómo estudiar la coloratura de Rossini. Me guió en el descubrimiento del carácter del personaje en la voz y a nivel dramático. Fue una gran base que después he podido aplicar a los papeles que he cantado. Zedda fue la primera persona que confió en mí. Le debo mucho”.- ÓA