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ÓA 251 (III): Teatro de La Zarzuela. Premio Especial 30 años ÓPERA ACTUAL
El coliseo madrileño, baluarte y defensor del patrimonio lírico español, recibe el Premio Especial que ÓPERA ACTUAL ofrece al celebrar sus 30 años de andadura
Daniel Bianco es la cara visible y el impulso artístico del Teatro de La Zarzuela, coliseo que recibe el Premio Especial que ÓPERA ACTUAL ofrece en sus 30 años de andadura. Entusiasta del teatro, víctima de la «enfermedad del trabajo» como la llama, Bianco ha conseguido que sobre el escenario madrileño se alternen recuperaciones, obras de repertorio y nuevas creaciones con naturalidad y sencillez. Tras seis años al frente de La Zarzuela analiza su modelo de gestión y el presento y futuro de la capital mundial del género español.
Daniel Bianco (Buenos Aires, 1958) no duda en definir el Teatro de La Zarzuela como “su casa”. Cuando llegó a España hace 37 años, según explica a ÓPERA ACTUAL, comenzó a trabajar en el coliseo madrileño como ayudante de escenografía y vestuario “en un momento de esplendor y utopía en el que todo era posible, o eso creíamos”, asegura. Ahora, como máximo responsable del teatro, ha puesto en marcha un proyecto que se basaba en tres ideas: “Acercar este género lírico a la gente joven, fomentar la recuperación de nuestro patrimonio y reconocer a toda esa gente que ha mantenido el género vivo durante mucho tiempo. Y no es que antes no se hicieran estas cosas. Los teatros son como las catedrales, la nueva piedra se construye sobre las antiguas, y esta casa en concreto es única en el mundo, con la enorme tarea de quitar el prejuicio y acercarse a la zarzuela con cariño y respeto, siendo consciente de lo que es y sin transformarlo en algo pretencioso”.

Daniel Bianco
ÓA: Es un equilibrio complejo. Empezando por los jóvenes, ¿cree que ha conseguido acercarse a ellos?
Daniel BIANCO: La generación actual de jóvenes es la del dedo pasando contenidos en una pantalla, todo ocurre rápido y en nada se profundiza. Es difícil captarlos, pero cuando lo haces son muy fieles. El problema es que lo que ofrecemos es también su patrimonio, aunque para la mayor parte le sea desconocido. Me parece esencial desde un teatro público ayudar a saber de dónde vienes y qué te pertenece como legado cultural, para luego elegir aquello que te gusta. Hemos conseguido bajar la media de edad del público, y hemos recibido muchas felicitaciones por el tipo de acercamiento, porque quedó claro desde el principio que estábamos haciendo un cambio respetuoso, sin tocar una sola nota musical. Hemos ido evolucionando la manera de contar la historia y su estética narrativa, sin ofensas, mirando a nuevos públicos.
ÓA: El proyecto Zarza colabora en ese cambio.
D. B.: Es reveladora la evolución en los jóvenes desde que hemos puesto en marcha Zarza. El primer año tuvimos 80 solicitudes; este hemos superado las 807. Es un reto difícil porque no hay educación sobre zarzuela en institutos o conservatorios, y cuando se les empieza a contar lo que es en verdad se fascinan por su modernidad. Ojalá consiguiésemos que cada teatro tuviese su propio Zarza. Nosotros este año nos aventuramos con la revista, con El sobre verde de Guerrero, tan actual que no van a creer que se compusiera en la década de 1930. En el futuro me gustaría integrar a dos grandes compositores en el proyecto: el maestro Alonso y el maestro Padilla. Ojalá más adelante consigamos introducir zarzuelas de nueva composición.

La caja escénica del Teatro de La Zarzuela
ÓA: ¿Están jugando un papel importante las retransmisiones en YouTube?
D. B.: Sí, pero no solo con los jóvenes. El streaming es fundamental porque el público de Logroño o Ceuta paga este teatro tanto como el madrileño, y a ellos también les tiene que llegar nuestra actividad. Y eso sin contar con que tenemos enfrente otro continente con muchos exiliados que salieron de este país con una maleta que en muchos casos llevaba música, y en ese nuevo continente la zarzuela era el vínculo con la añoranza de lo que dejaron atrás. El fruto de todo esto es que, por ejemplo, en una isla como Cuba hay más de 3.000 obras de teatro musical registradas. La zarzuela no es solo madrileña, es de todos. Por eso estamos intentando solventar convenios laborales que no se ajustan a la realidad y que complican subir nuestros contenidos a la red. Cuando alguien busca en Google La Traviata te aparece el montaje de Zeffirelli, el de Graham Vick y muchos otros. Con la zarzuela no ocurre eso. Por eso es tan importante nuestro canal que ya cuenta con más de un millón de personas siguiéndonos y con quince títulos a disposición. En breve saldrá nuestra nueva página web con un canal propio en el que se podrá ver lo que hacemos en todas partes.
ÓA: ¿Qué tal va la acogida de la recuperación de títulos olvidados?
D. B.: La zarzuela tiene mucho prejuicio contra el que luchar. Por motivos incomprensibles se la asocia con la dictadura militar cuando a Franco no le gustaba la música ni en las marchas militares. Será por la época, por la pluma rápida que requería el modelo de negocio, por lo que sea. Pero a veces lo rancio estuvo en la superficie, en la forma de hacerlo, no el género en sí mismo. Hemos tratado de volver a seducir al público intentando elevar el nivel de los cantantes y acercando el tipo de texto, tan característico, al espectador de hoy. No podemos olvidar que somos un teatro público y se ha de cumplir con la idea de preservar el legado de la música española y proteger a sus intérpretes, siendo asequible por precio y accesible por su invitación a redescubrir nuestra música. Y en ese ámbito el trabajo de recuperación es esencial para conocer mejor a nuestros compositores y para producir los materiales necesarios para que cualquiera pueda usarlos. Llevamos ya 18 recuperaciones con grandes repartos y el público las recibe con enorme cariño.

Una escena de 'La Revoltosa' del proyecto Zarza del madrileño Teatro de La Zarzuela
ÓA: Hablando de repartos, los de La Zarzuela siguen siendo un trampolín privilegiado para los cantantes españoles e hispanoamericanos…
D. B.: Forma parte de nuestra responsabilidad y también de la lógica. Me paso mucho tiempo escuchando, viendo, buscando, y en el escenario, no en mi despacho. Y si luego arropas y cuidas a cualquier artista, todo va a ir mejor. Hay que entender la fragilidad y el coraje de un cantante o un director de escena que se expone sin red a todo lo que ocurra. El listado de grandes cantantes consagrados que han debutado aquí es interminable, pero en el fondo todo radica en tener los oídos atentos, mirar también hacia el otro lado del charco y hacer sentir a todos como en casa. Cuando invitas a un amigo se empieza por decir: ponte cómodo. Eso intento.
ÓA: ¿Cómo ve, pasado el tiempo, el intento de fusión con el Teatro Real en una sola fundación?
D. B.: Igual que antes. Desconozco qué pasará en el futuro, pero se ha de luchar siempre porque esta casa siga produciendo teatro lírico español. Otra cosa es que la estructura administrativa del teatro no funcione. Ahí habría que hacer un gran cambio a modelos más ágiles, pero sigo sin estar de acuerdo con la fusión. La construcción de un escenario administrativamente hablando no puede utilizar el mismo procedimiento que la construcción de una autopista, como ocurre ahora. Eso no quita que se exija rigor, control de gasto y fiscalización. Pero el teatro requiere inmediatez.

Una escena de 'La casa de Bernarda Alba', de Miquel Ortega, en el Teatro de La Zarzuela
ÓA: ¿Qué le queda por hacer en las temporadas que le restan?
D. B.: Tengo dos temporadas maravillosas por delante para seguir demostrando que el teatro no es un mero contenedor de espectáculos. El próximo curso vendrá con la sorpresa de una gran cantidad de nuevas creaciones. Además, queremos poner todo nuestro esfuerzo en fomentar el ciclo Domingos de cámara: Mujeres con Ñ y darle visibilidad a la mujer compositora no solo con el repertorio de finales del XIX o XX, sino con vocación de futuro gracias a las tres ganadoras del concurso de composición del Conservatorio que estrenarán sus obras aquí, en La Zarzuela.
Ó.A.: ¿Y luego?
D. B.: Bueno… yo creo que ocho años es un periodo redondo para poder trabajar, y después me gustaría recuperar mi carrera de escenógrafo. también querría dedicar esfuerzos a facilitar el paso de la gente joven, a las nuevas generaciones. en este país hay mucho talento y pocas oportunidades. No planifiqué mi camino hasta ahora y nunca trabajé fuera del teatro, así que me quedaré cerca y seguiré luchando por la zarzuela… ÓA