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Montserrat Caballé fallece a los 85 años
Falleció de madrugada en el Hospital de Sant Pau de Barcelona a los 85 años de edad, exactamente a las 4:42h, hora que coincide con una de las frecuencias habituales de afinación de las orquestas y de los cantantes en la actualidad
La legendaria cantante, miembro del Comité de Honor de la revista, fue la primera en recibir el Premio ÓPERA ACTUAL en 2002
La gran soprano barcelonesa Montserrat Caballé es ya una leyenda viva de la historia de la ópera universal. Falleció esta madrugada en el Hospital de Sant Pau de Barcelona a los 85 años de edad, exactamente a las 4:42h, hora que coincide con una de las frecuencias habituales de afinación de las orquestas y de los cantantes en la actualidad, tal y como nos hacía notar un familiar muy cercano a la mítica soprano. Murió donde estaba ingresada en la unidad de cuidados intensivos a la espera de una operación de vesícula que no llegó a producirse a causa de su delicado estado de salud, agravado por una serie de complicaciones médicas, entre ellas una septicemia generalizada.
La soprano de Barcelona ha sido reconocida como una de las más grandes artistas de su tiempo y que, al igual que Luciano Pavarotti o Plácido Domingo, había superado con creces el ámbito operístico para ser reconocida como una embajadora de la música a nivel mundial. Su paso por los más grandes teatros del mundo está lleno de grandes logros artísticos y excelentes interpretaciones que han quedado para el recuerdo de todos aquellos que la disfrutaron en vivo y en las numerosas grabaciones discográficas que deja como legado.
Miembro del Comité de Honor de la revista ÓPERA ACTUAL desde que se fundara en 1991, en 2002, celebrando el décimo aniversario de esta publicación, fue la primera en recibir el Premio ÓPERA ACTUAL a toda una carrera. En 2014 volvería a contar con el reconocimiento de esta revista, entonces específicamente por el Concurso Internacional de Canto Montserrat Caballé de Zaragoza, que ese año recibió el premio ÓPERA ACTUAL a una institución. Su relación con la revista ha sido muy estrecha, ocupando varias veces nuestra portada y concediendo entrevistas exclusivas. Con nosotros también compartió la celebración del 25º aniversario de ÓPERA ACTUAL en 2016 junto a los principales integrantes de esa generación de oro de la lírica española que fue retratada en los salones del Círculo del Liceo de Barcelona: Caballé presidió dicha ceremonia junto a Jaime Aragall, Teresa Berganza, Josep Carreras, Plácido Domingo y Juan Pons.
A esta leyenda de la lírica internacional, orgullo de la música española, le sobreviven su marido, el tenor Bernabé Martí, y sus dos hijos, Bernabé y la soprano Montserrat Martí.

Caballé i Folch, María de Montserrat Viviana Concepción.
Barcelona, 12.IV.1933. 06.X.2018 Cantante lírica (soprano)
Del Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia.
Por Pablo Meléndez-Haddad
Montserrat Caballé es una de las intérpretes operísticas más importantes de finales del siglo XX. Su impecable técnica vocal, su pasión interpretativa y su virtuosismo especialmente en el repertorio del bel canto romántico, la han convertido en una cantante legendaria, todavía en activo después de más de 40 años de trayectoria artística. Vinculada al Gran Teatre del Liceu de su ciudad natal desde sus comienzos, antes de cumplir 10 años inició su instrucción en el Conservatori Superior de Música del Liceu, primero ante el piano y más tarde en el canto, institución en el que se graduaría con las máximas calificaciones en 1955 (el Conservatorio le concedería la Medalla de Oro en 1987). Pedro Vallribera, Eugenia Kemmeny, Conchita Badía y Napoleone Annovazzi fueron sus primeros maestros, quienes le ayudaron a moldear su técnica ejemplar y la iniciaron tanto en el repertorio operístico como de cámara.
Después de superar una infancia económicamente difícil y cursados sus estudios gracias al apoyo de becas y del mecenazgo privado, Montserrat Caballé comenzó su trayectoria artística realizando actuaciones con la orquesta de su maestro Annovazzi, con quien cantó, entre otras obras, la Novena Sinfonía de Beethoven en Valencia. Su debut operístico se produjo con la compañía de la Ópera de Cámara del citado Annovazzi en el papel de Serpina de La serva padrona, de Pergolesi, en Reus (Tarragona), obra con la que realizaría una gira por Cataluña.
Después de realizar una frustrante gira de audiciones por Italia, ingresa en la compañía del Teatro Municipal de Basilea en 1956, con la cual debutaría el 17 de noviembre de 1956 interpretando Mimì de La Bohème, de Giacomo Puccini. Le siguieron otros personajes emblemáticos, muy variados en cuanto a estilo, como Nedda de Pagliacci (Leoncavallo), Tosca(Puccini), Martha de Tiefland (D’Albert), Donna Elvira de Don Giovanni (Mozart), Fiordiligi de Così fan tutte (Mozart), Aida (Verdi), Jaroslavna de Principe Igor (Borodin) o Antonia de Cuentos de Hoffmann (Offenbach), además de participar en Arabella (Richard Strauss) y de incorporar a la protagonista de Salome, también de Strauss. En ese período Caballé no le dio la espalda a la ópera contemporánea, ya que participó en el estreno absoluto de Tilman Riemenschneider, de Casimir von Pászthory, debutando además como artista invitada en Hannover (Aida) y en la Staatsoper de Viena (1958, Salome). Después establecería una relación contractual con el teatro de la ópera de Bremen, ciudad en la que inauguró la temporada 1959-60 con el personaje de Ginevra de Ariodante (Händel); en ese escenario cantaría por primera vez títulos como La Traviata (Verdi), Il Trovatore (Verdi), Die Fledermaus (Strauss), La novia vendida (Smetana), Armida(Dvorák) o Evgeni Onegin (Chaikovsky), además de actuar en el estreno absoluto de Lady Godiva, de Ludwig Roselius. En esta época también actuó en Lisboa y debutó en La Scala de Milán como una de las Muchachas-flor de Parsifal (Wagner).
En 1962 debuta en el Gran Teatre del Liceu, el 7 de enero, con Arabella. Ese mismo año se presenta en San Sebastián, Florencia y Toulouse, en estas dos últimas ciudades con el oratorio El Pessebre, de Pablo Casals, además de realizar su debut en la importante carrera discográfica que caracterizará su trayectoria con un disco de canciones de Eduard Toldrá grabado en Barcelona. En la temporada siguiente, Caballé emprende una gira de recitales por una cincuentena de ciudades españolas y debuta en A Coruña con Madama Butterfly (1963), donde conocería a su futuro marido, el tenor Bernabé Martí, con quien se casaría al año siguiente.
Después de una gira por Centroamérica, Caballé debutó en Francia (Don Carlo, Rouen) y en Madrid, en un concierto con la Orquesta Nacional de España con Las cuatro últimas canciones, de Strauss, y la escena final de la ópera Salome del mismo compositor. En 1964 ya había debutado en casi toda Sudamérica y tenía contratos para presentarse en Inglaterra y en los Estados Unidos. En Nueva York reemplazó a Marilyn Horne en Lucrezia Borgia (en versión de concierto en el Carnegie Hall, en abril de 1965) y ese debut fue su consagración internacional. A partir de entonces le lloverían las ofertas tanto de la entonces potente industria discográfica como de los principales teatros de todo el mundo.
Se suceden sus presentaciones en los escenarios más importantes del mundo, como el Festival de Glyndebourne (Der Rosenkavalier, R. Strauss), el Metropolitan Opera House de Nueva York (Faust, Gounod), Colón de Buenos Aires (Liù de Turandot, Puccini) y en ciudades como Dallas, Bruselas, Filadelfia, París, etc., regresando cada año a Barcelona para actuar en el Liceu. En ese tiempo su repertorio comenzó a enriquecerse del Donizetti revival que estaban llevando a cabo importantes sopranos en complicidad con la industria discográfica. En poco tiempo, Caballé se coloca a la cabeza de ese movimiento, convirtiéndose en una reputada experta internacional en el repertorio belcantista y en las obras del citado Donizetti y también de las de Vicenzo Bellini. En 1972 regresa a La Scala ahora con un papel protagonista, nada menos que con Norma (Bellini), mientras que en la Royal Opera House de Londres se presentaba con su inigualable Violetta de La Traviata ese mismo año.
La pureza de su timbre, la rotundidad de su voz y el control técnico de su material vocal, unidos a unos pianísimos que la convirtieron en mítica, la entronizaron como una de las divas de su época, realizando actuaciones en todo el mundo, desde Tokio a San Francisco, desde Madrid a Moscú. Su carácter y fuerza interpretativa se centran en una emisión vocal inmaculada, más que en aspectos dramático teatrales como haría Maria Callas, de quien heredaría parte importante de su repertorio. Al final de su carrera su repertorio resulta ser inmenso, habiendo interpretado más de 150 obras entre óperas, cantatas y oratorios. Con más de 80 papeles operísticos a su haber, se ha distinguido no sólo como una gran intérprete del citado bel canto romántico, sino también como una referencia en todas las heroínas de Puccini, Verdi y Richard Strauss, habiendo también incorporado títulos como TristanundIsolde (Wagner), La Fiamma (Respighi) o Semiramide (Rossini), además de participar en el estreno absoluto de la ópera Cristóbal Colón (Balada). Con su participación en la ceremonia de presentación de Barcelona como ciudad olímpica, junto al artista pop Freddy Mercury, Montserrat Caballé se hizo popular en todo el mundo. Su discografía es una de las más completas y extensas de la historia, abarcando estilos que van desde el Barroco a la música contemporánea, con óperas completas, recitales de arias, de Lied y de canción española.
En las década de 1990, la carrera de Montserrat Caballé se caracteriza por su encomiable interés en descubrir y rescatar óperas olvidadas, especialmente del repertorio francés y belcantista. Todavía en activo, sus actuaciones se centran en recitales y conciertos principalmente en Alemania, país donde es tremendamente popular.
En activo hasta 2017, en la última etapa de su carrera continuó ofreciendo recitales y conciertos especialmente en Rusia y Alemania, países en los que era tremendamente popular.
Es poseedora de la Medalla de Oro de la Generalitat de Cataluña y ha recibido una gran cantidad de reconocimientos, como el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. También ha dedicado esfuerzos a obras de beneficencia, siendo nombrada embajadora de buena voluntad de la Unesco.
El concurso de canto que lleva su nombre se ha organizado en Andorra, la Seud’Urgell y Zaragoza.