En Portada

ÓA 240: ABAO Bilbao Opera despedirá con 'Alzira' su proyecto 'Tutto Verdi' (I)

Las actuales medidas sanitarias imposibilitan el estreno previsto para este mes debido a las restricciones de movilidad del público a lo que se suman las restricciones de aforo

01 / 11 / 2020 - Pablo GALLEGO. Actualizado al 03_11 - Tiempo de lectura: 6 min

Print Friendly, PDF & Email
'Alzira' de Giuseppe Verdi, en la coproducción de ABAO Bilbao Ópera con el Gran Teatro Nacional de Perú y la Opéra Royal de Wallaonie-Liège, Premio Ópera XXI 2019 a la Mejor Nueva Producción Latinoamericana. La obra cierra el galardonado proyecto 'Tutto Verdi' © Gran Teatro Nacional de Perú
Alzira 'Alzira' de Verdi en el Gran Teatro Nacional del Perú © Elizabeth CONDORI

ABAO Bilbao Opera pretendía cerrar este mes de noviembre el proyecto Tutto Verdi con la ópera menos representada del compositor italiano, Alzira, que llegaba en una premiada coproducción abaísta que denuncia la situación que viven las comunidades nativas a causa del racismo y la corrupción del poder y la política. La pandemia ha cambiado los planes debiendo aplazarse el esperado estreno y ya se están buscando nuevas fechas las cuales se anunciarán próximamente, con el mismo elenco y equipo artístico, como un título adicional de una próxima temporada. [Reportaje realizado y publicado antes del anuncio de aplazamiento del estreno].

En plena oleada revisionista sobre la conquista y el dominio español en América, con derribo de estatuas y reclamaciones del patrimonio artístico expoliado, la ABAO Bilbao Opera redescubre Alzira, la octava ópera escrita por Verdi que se ambienta en Perú de los incas en plena conquista española. El estreno de la que es, con diferencia, la partitura menos representada de todo el corpus operístico de Giuseppe Verdi y una de las pocas páginas de la lírica europea dedicadas al continente americano, pone estge mes el punto final al proyecto Tutto Verdi que en 2010 fue distinguido con el Premio ÓPERA ACTUAL y que en 15 años ha recorrido todas las óperas del genio de Busseto.

Alzira, estrenada en 1845 en el Teatro San Carlo de Nápoles sin pena ni gloria y compuesta inmediatamente después de Giovanna d’Arco y el mismo año que Attila, con los teatros exigiendo de forma feroz nuevo material, vive tan alejada del repertorio operístico estándar a nivel mundial que la propuesta abaísta será tan solo la tercera vez que la obra se lleve completa a escena en los últimos 15 años. La ocasión anterior fue en 2018, en el marco de las celebraciones por el Bicentenario de la independencia del Perú, que se conmemora el próximo año. Entonces se estrenó en el Gran Teatro Nacional de Lima en esta misma propuesta teatral, claustrofóbica y oscura, firmada por el director peruano Jean Pierre Gamarra y que ABAO Bilbao Opera coproduce junto al coliseo limeño y la Opéra Royal de Wallonie, en Lieja (Bélgica). El montaje le ha quitado el polvo a la partitura con esmero, y el pasado 25 de octubre recogía en el Liceu de Barcelona el galardón de Ópera XXI –la asociación que reúne al sector lírico en España, Premio ÓPERA ACTUAL 2015– a la mejor nueva producción latinoamericana.

El libreto de Salvatore Cammarano, basado en el drama Alzire, ou les Américains de Voltaire y que sería la primera colaboración del poeta con Verdi, sitúa la acción de Alzira en Lima y otras zonas de Perú hacia mediados del siglo XVI, e ilustra la resistencia nativa a la dominación política, religiosa y cultural durante la época del Virreinato. En la producción que se verá en Bilbao, Jean Pierre Gamarra traslada la trama al inicio del siglo XX para denunciar, en sus palabras, “el racismo sistemático que se vive en las sociedades sudamericanas”.

El punto de partida para la propuesta fueron las declaraciones “de un funesto expresidente del Perú, que en pleno siglo XXI calificó a los pueblos originarios como ciudadanos de segunda categoría, ante las cámaras y con total convicción”, continúa Gamarra. Porque Alzira “es un grito al pasado, pero sobre todo una llamada de atención en el presente, ya que los pueblos originarios del Perú no han tenido solo al colono europeo como enemigo: aún hoy sufren una sociedad que los reprime, los discrimina y los rechaza”. Este argumento, unido a “su terrible situación de pobreza, que ya no es responsabilidad del colonialismo sino de situaciones mucho más devastadoras, como la corrupción sistémica de los gobiernos”, sostienen la propuesta teatral. Un páramo, “la tierra, que para los incas representaba lo femenino, el objeto de deseo de los conquistadores”, preside durante el preludio y el primer acto la escenografía, de inspiración industrial y creada por el belga Lorenzo Albani, responsable también del vestuario, en el que predomina el negro.

© Gran Teatro Nacional del Perú / ABAO

'Alzira' de Verdi en el Gran Teatro Nacional del Perú

Estamos descubriendo una ópera como quien descubre un nuevo mundo”, señala Hui He, “prácticamente libres de comparaciones para crear nuestro propio personaje sobre bellos momentos de bel canto, más allá de las opiniones del propio compositor sobre su obra”.

La soprano Hui He en el papel titular, y los españoles Sergio Escobar (Zamoro) y Juan Jesús Rodríguez (Gusmano) construyen el triángulo amoroso al que rodea esta trama política de lucha contra la opresión. “El público no sabe qué se va a encontrar, y eso es un riesgo, pero también tiene su parte buena, porque tenemos la capacidad de sorprender”, apunta a ÓPERA ACTUAL Juan Jesús Rodríguez, quien dará vida a Gusmano, “un malo de los buenos, de esos que al final se llevan al público”. Verdi, para el barítono onubense, lo es “todo, una escuela de canto para barítonos en la que mi voz está cómoda y puedo expresar; y es el compositor que me ha llevado a hacer carrera. Porque al principio hacía audiciones con Mozart y bel canto, como nos recomiendan a todos, e iban bien, pero no me contrataban. Fue atreverme con el repertorio verdiano… Y empezar a abrir temporadas”.

La soprano china, cuya trayectoria comenzó en Xi’an por consejo de su profesor de matemáticas, señala el papel de Alzira como un “preludio a la cavatina de Leonora de Il Trovatore”. Y encuentra en la partitura células musicales que adelantan lo que llegará a ser “Luisa Miller, Traviata, la Medora de Il corsaro o el lirismo de Aida. Estamos descubriendo una ópera como quien descubre un nuevo mundo”, señala Hui He, “prácticamente libres de comparaciones para crear nuestro propio personaje sobre bellos momentos de bel canto, más allá de las opiniones del propio compositor sobre su obra”.

Porque antes del estreno de Alzira, un joven Giuseppe Verdi (tenía 31 años) confesaba por carta a su mecenas Andrea Maffei que no esperaba mucho de su nueva creación. Incluso alguna vez la calificó de “verdaderamente fea”, y nunca volvió sobre sus pasos para tratar de mejorarla, “como sí hizo en otras muchas de sus composiciones, como Macbeth o Simon Boccanegra”, apunta el responsable musical de estas funciones, Daniel Oren, especialista en Verdi y director artístico del teatro de Salerno (Italia)que lleva el nombre del compositor. “Recuperar esta ópera es un acto de coraje, de compromiso cultural por parte de ABAO y de gran interés para el público e incluso para músicos como yo”, explica el maestro, “porque aún habiendo dirigido obras de Verdi de todas sus etapas, nunca había tenido la oportunidad de enfrentarme a esta partitura. Como en cualquier nuevo trabajo, lo que prevalece es el placer del descubrimiento”, sentencia.  ÓA

Incas contra conquistadores

La historia de la desconocida ópera Alzira que ahora rescata ABAO Bilbao Opera comienza en una planicie junto al río Rímac. En el prólogo, el inca Otumbo y sus guerreros han capturado y mantienen prisionero a Álvaro, el gobernador español. Cuando están a punto de ejecutarlo aparece el inca Zamoro, a quien habían dado por muerto pero que ha logrado sobrevivir a los tormentos infligidos por Gusmano (Guzmán), el hijo de Álvaro. Como muestra de su magnanimidad, permite que el gobernador pueda irse indemne. Otumbo le informa de que su prometida, Alzira, ha sido hecha prisionera en Lima junto con su padre, Ataliba. Zamoro clama venganza, y parte a rescatarlos.
El primer acto sitúa la acción en Lima. Álvaro confía el puesto de gobernador a su hijo Guzmán, que quiere la paz con los incas y confía en sellar el pacto casándose con Alzira, a quien ama. Pero el corazón de la protagonista sigue latiendo por Zamoro, que ha conseguido entrar en el palacio. El reencuentro de los amantes se ve interrumpido por Guzmán, que toma como prisionero a Zamoro y, al hacerlo, incumple las cláusulas del tratado de paz que se había acordado. Álvaro implora a su propio hijo que salve la vida del inca, a quien debe la suya. Cuando le informan de que tropas nativas están aproximándose a la ciudad decide liberarle. Los dos rivales se encontrarán en el campo de batalla.
En el segundo acto, los españoles han diezmado al ejército inca y Zamoro será quemado en la hoguera al amanecer. Alzira suplica que le salven la vida y Guzmán le dice que, si accede a casarse con él, le liberará. Alzira acepta el ofrecimiento y se convierte al cristianismo. Entretanto, Otumbo ha sobornado a los guardias de la prisión y Zamoro escapa, pero cuando se entera de que Alzira y Guzmán van a casarse, regresa inmediatamente a Lima, para mezclarse con los invitados a la boda. El héroe inca logra llegar hasta Guzmán y le asesta una puñalada en el pecho. Mientras yace moribundo, Guzmán perdona a Zamoro, favorece su unión con Alzira y le implora a su padre que les dé su bendición y le encomiende a Zamoro el gobierno del país. Después, muere. * P. G.