Opinión
Desde el Festival Castell de Peralada
El más lírico de los festivales españoles revive el ritual operístico del verano con tres títulos y varios conciertos y recitales
Llega el verano y el ritual de los festivales se manifiesta como uno de los signos europeos de civilidad en un mapa denso, intenso, máxima expresión de la vitalidad de la humanidad. En este contexto, Peralada y los festivales de música clásica seguimos navegando a contracorriente en el océano de festivales de verano que irradian en el mediterráneo peninsular con programaciones mayoritariamente comerciales.
Programamos con el convencimiento de ser signo de sociedad madura, como claro indicador de un anhelo de bienestar y también como espacio de reflexión. Después de dos años, estábamos esperando un verano de plena recuperación. Pero la definición de normalidad no acaba de cobrar sentido en el mundo post-Covid. La mayoría somos muy conscientes de que quizás no todo será tan normal ni tan igual como antes de la pandemia. El planeta afronta grandes retos y hoy partimos del aprendizaje de vivir y gestionar un presente de constantes cambios. Razón de más para que vivamos el verano intensamente y con propuestas inspiradoras y originales. Con personalidades propias, en el caso de Peralada, ratificando nuestros principios de lírica y danza.
En la red de teatros de ópera verano significa culminación de temporadas y en este sentido la presencia habitual del Gran Teatre del Liceu de Barcelona y del Teatro Real de Madrid en el Festival de Peralada confirma una invitación llena de sentido como modelo de colaboración que pone en valor la programación operística del país. También la dedicación de Peralada a repertorios como los del Barroco y de la nueva creación operística. En el ámbito del Barroco, como plataforma para el desarrollo del talento local y de conjuntos de tanta excelencia como Vespres d’Arnadí y O Vos Omnes, que este año están en la nueva producción de The Fairy Queen que, junto a Nabucco y Hadrian, conforman el universo operístico de nuestra programación.
No cabe duda de que Peralada emerge como festival de voces. Este ha sido nuestro sello desde que Montserrat Caballé inspirara la creación del certamen. Y el esperado homenaje al tenor Josep Carreras se enmarca en este culto y afecto de nuestro público a los artistas líricos. También la mirada retrospectiva a una figura legendaria como Maria Callas, que revivirá en la voz de Monica Bellucci, leyendo sus cartas, en una noche fiel a los atributos que pertenecen a Peralada.
Nuestros esfuerzos se centran en dar a conocer el festival a nuevos públicos, de forma presencial y audiovisual, con el fin de acercar la lírica y las artes escénicas a una audiencia más numerosa, atrayendo a la vez a melómanos internacionales a nuestra destinación, y poniendo en valor la excepcionalidad de los festivales, nuestra forma de entender el mundo. * Oriol AGUILÀ, director del Festival Castell de Peralada
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