Opinión

Mi versión favorita. 'Jenůfa', ÓA 264

Una de las obras maestras para el teatro de Leoš Janáček se estrena este mes en Les Arts de Valencia y en febrero se verá en el Maestranza de Sevilla

01 / 01 / 2023 - Marcelo CERVELLÓ / Jaume RADIGALES - Tiempo de lectura: 3 min

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Jenufa Leoš Janáček
Jenufa Leoš Janáček

JANÁČEK, Leoš (1854-1928)

JENŮFA

Gabriela Beňačková, Naděžda Kniplová, Vilém Přibyl, Vladimír Krejčík, Jaroslava Janská, Anna Barová. Dir.: František Jílek. Supraphon SU 3869-2 2 CD. (1978) 2006.

El 14 de enero de 1965 en el Gran Teatre del Liceu se producía el estreno en España de la ópera Jenůfa, partitura trascendental de Leoš Janáček, que llegaría a decir de ella que “los motivos de cada palabra se aproximan mucho a la verdad. El canto no existe solamente por su belleza, sino por su veracidad. La orquesta se identifica con el canto cuando expresa, íntimamente vinculada con él, la sustancia dramática. De otro modo la música acompañante anularía los efectos de la palabra que irradia su propio color y brilla con su propia luz”. Unos años más tarde del estreno barcelonés, y con Gabriela Beňačková como protagonista, aparecía en el mercado este disco protagonizado por la compañía de la Ópera de Brno y en cuya lista de solistas aparecían algunos de los nombres que ya la habían cantado en Barcelona, como Naděžda Kniplová, Vilém Přibyl, Vladimír Krejčík y Václav Halir, así como el director del estreno español, el maestro František Jílek, que presidiría también el segundo título checo de las temporada, Rusalka, también con la Kniplová.

No figuraría en aquellas representaciones, en cambio, una protagonista tan decisiva como Gabriela Beňačková, que es la Jenůfa de este registro, aunque la que sí lo fue, Libuše Domanínská, también registraría en disco la obra con Bohumil Gregor. Habrá habido grabaciones posteriores de la ópera con voces y concertaciones de mayor relieve, y a las de Mackerras y Haitink no pueden regateárseles los méritos, pero la sensación de autenticidad y –¿por qué no decirlo?– el recuerdo de aquellas representaciones barcelonesas acaba imponiéndose en quien esto firma a otros méritos posiblemente más relevantes. Todos los solistas en este disco realizan su trabajo con fervor y aplicación, junto a Anna Barová y Jaroslava Janská. La dirección musical de František Jílek, muy presente en otras grabaciones del sello checo, no merece reproche alguno. El sonido es plenamente asumible. * Marcelo CERVELLÓ

 

JANÁČEK, Leoš (1854-1928)

JENŮFA

Karita Mattila, Anja Silja, Jorma Silvasti, Jerry Hadley, Eva Randová. O. y C. de la Royal Opera House, Covent Garden. Dir.: Bernard Haitink. Erato 0927 45330-2. 2 CD. 2001.

Aun siendo uno de los compositores más importantes del primer tercio del siglo XX, a Leoš Janáček todavía no le ha llegado su hora. Ni público ni teatros han comprendido del todo la grandeza de su creación, la trascendencia de su lenguaje y la sabiduría de su música, casi cien años después de su muerte. Por suerte, directores especialistas en la obra del checo como Charles Mackerras han aportado mucho para la comprensión y reivindicación del legado del autor de Jenůfa.
El registro seleccionado, que consta con un reparto conformado para unas funciones del Covent Garden londinense, corresponde a la versión retocada que el compositor realizó de la partitura para unas funciones en Brno (1908). Bernard Haitink construye el hilo de la trama con una coherencia extraordinaria ante las huestes del inglesas. El maestro holandés realiza un trabajo sencillamente magistral en cuanto a precisión rítmica y expresividad en el foso, tejiendo muy bien una partitura que debe mucho al papel que juega la orquesta.
El cast, homogéneo, tiene en la pareja que forman Karita Mattila (Jenůfa) y Anja Silja (Kostelnička) su mejor baza, sin menoscabo de otros ilustres intérpretes como Jerry Hadley (Števa Buryja) o la gran Eva Randová (la abuela Buryja). Pero Mattila y Silja se llevan la mejor parte gracias a un trabajo minucioso, carismático y con intensa química entre las dos, al servicio del magistral libreto del propio compositor. Minuciosidad que, en el caso de Janáček, siempre debe estar al servicio de la prosodia del texto, ya de por sí muy musical, pero ante el que intérpretes no checas pueden oponer cierta resistencia. Y no es el caso, porque ambas sopranos están sencillamente soberbias y muy en su lugar, con una Mattila de voz fresca e impoluta y una Silja que, sin presentar dejes decadentes, exhibía ya una edad provecta que aprovecha para el fundamental personaje de la Madrastra. * Jaume RADIGALES