Opinión

Mi versión favorita. 'Aida', ÓA 261

Los expertos de ÓPERA ACTUAL coinciden al recomendar una producción del Liceu de Barcelona como mejor grabación en vídeo de la popular ópera de Verdi

01 / 10 / 2022 - Marcelo CERVELLÓ / Jaume RADIGALES - Tiempo de lectura: 3 min

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VERDI, Giuseppe (1813-1901)

AIDA

Daniela Dessì, Fabio Armiliato, Elisabetta Fiorillo, Joan Pons, Stefano Palatchi. Dir.: Miguel Á. Gómez Martínez. Dir. esc.: José A. Gutiérrez. Opus Arte OA0894D. 2 DVD. (2003) 2004.

No son necesarios los mejores cantantes del mundo para hacer de una versión de Aida algo especial. En el caso de este documento el signo característico que lo hace único es la nervadura escenográfica creada por Josep Mestres Cabanes en 1945 y regenerada por Jordi Castells para el Liceu del siglo XXI. Este bosque de papel pintado que ofrece perspectivas insólitas y una imaginería que no por realista está desprovista de magia, hoy puede parecer un recurso desautorizado por la novedad de los tiempos, pero el efecto se ve fortalecido por los detalles del montaje de telones y bastidores que pueden apreciarse en los contenidos suplementarios. El diseño de luces de Albert Faura, ante la falta de una suficiente proyección frontal, no mejora la visión original, pero el esplendoroso vestuario de Franca Squarciapino es la demostración de que toda reposición es susceptible de mejoras.
Moviéndose en la disposición escénica de José Antonio Gutiérrez, que él mismo comenta en el bonus y que no se permite otra viñeta personal que la huida de los personajes hacia la luz en la escena final, y meciéndose en las directrices musicales de Miguel Ángel Gómez Martínez, lentas pero seguras, cantan con aplicación sus partes Daniela Dessì, perfecta en la línea de canto y dueña de deliciosos pianissimi, un Fabio Armiliato de tinte heroico y solidísimo registro agudo, un Juan Pons igual a la mejor versión de sí mismo y una Elisabetta Fiorillo que oficia de auténtica mezzosoprano y no de soprano recalentada, que algunos casos hay. Roberto Scandiuzzi y Stefano Palatchi completan el reparto con una rotundidad ejemplar, con Josep Fadó y Ana Nebot, excelentes en los papeles menores. El producto está bien presentado, pero se olvida del subtitulado en la lengua original, lo que compensa con la inclusión del catalán. Coreanos y japoneses también podrían quejarse en este sentido, pero su tiempo aún no había llegado. * Marcelo CERVELLÓ

VERDI, Giuseppe (1813-1901)

AIDA

Daniela Dessì, Fabio Armiliato, Elisabetta Fiorillo, Joan Pons, Stefano Palatchi. Dir.: Miguel Á. Gómez Martínez. Dir. esc.: José A. Gutiérrez. Opus Arte OA0894D. 2 DVD. (2003) 2004.

Aida es lo que es y no caben ni falsos complejos ni velados disimulos: es una ópera (magistral en lo musical) de capa y espada, un péplum en un technicolor que en lo escénico la convierte en fascinantemente kitsch. Pero es también una ópera de sinuosos intimismos, en confrontación con las espectaculares escenas de masas reducidas a dos momentos del primer y segundo actos. Aun así, servir hoy en día una ópera de estas características sin caer en el ridículo no es fácil, aunque no tanto como ambientarla en los lavabos públicos de una estación de cercanías, por poner un ejemplo. Sin complejo alguno, José Antonio Gutiérrez presentó este espectáculo en el Liceu en distintas ocasiones (2001, 2003, 2007 y 2012), aunque el teatro barcelonés repuso los decorados de Josep Mestres Cabanes en 2020, con otra dirección.
Se trata de una producción original de 1945 que cuenta con una escenografía de papeles pintados y mágicos efectos de perspectiva y trampantojo, una manera de ver la ópera como la veían nuestros abuelos y que el DVD permite preservar para siempre. En esta versión la pareja protagonista era muy querida en el Liceu: la malograda Daniela Dessì y su marido, Fabio Armiliato. Ella es una Aida con muchos trucos y sale airosa del empeño. Él cumple como Radames, pero sin ese squillo heroico que le precede en la gran tradición tenoril italiana.
Elisabetta Fiorillo firma una Amneris de manual, muy bien resuelta en la gran escena del cuarto acto. Juan Pons demuestra con Amonasro que durante décadas fue un indiscutible barítono verdiano, mientras que Roberto Scandiuzzi es un Ramfis distante pero eficaz, al lado del imponente Rey de Stefano Palatchi. Concierta bien y con imaginación Miguel Ángel Gómez Martínez ante la orquesta y coro de un teatro que ama con especial predilección la antepenúltima ópera verdiana, la más representada hasta la fecha en el Gran Teatre. * Jaume RADIGALES