Opinión
Editorial ÓA 224
'Doña Francisquita', un título ideal para difundir en los cines
Una vez se van presentando las nuevas temporadas líricas 2019-20 de los grandes teatros españoles es bueno comprobar si los directores artísticos que las diseñan apuestan por los creadores, artistas y profesionales del país, que deberían ser la columna vertebral de las mismas dada su cantidad y calidad a nivel nacional e internacional.
Nuestros grandes cantantes de la edad de oro española, aquellos como Aragall, Berganza, Caballé, Carreras, Domingo, Kraus, Lavirgen, Pons y muchos más tuvieron que salir al extranjero para convertirse en profesionales consagrados ante lo escaso de las temporadas líricas nacionales que se hacían en unas pocas ciudades. España cuenta ahora con una red de teatros de primera y con unas programaciones más que destacadas, pero parece que nuestros cantantes y directores musicales que triunfan en el extranjero no son apreciados como debieran serlo en su tierra y no acaban de ser los elegidos para papeles protagonistas ni para los primeros repartos de las temporadas españolas. Con los directores de escena nacionales, en cambio, sí que se cuenta con cierta asiduidad.
El problema sería mucho menor si dichas programaciones incluyesen algún –no digo muchos, sino solo uno– título español, ya sea de ópera o zarzuela, ya que nuestro repertorio cuenta con grandes títulos que, por otro lado, merecen que el público español las disfrute y conozca. Ello haría que se acudiese a los profesionales locales del género más regularmente y, al ser más conocidos aquí, se les abriría más puertas a otros repertorios afines a sus cualidades. Pero ello hoy parece una quimera.

Fernando Sans Rivière
El Teatro de La Zarzuela de Madrid, el Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo, el Teatro Cervantes de Málaga, la Ópera de Sabadell y unos pocos más contratan preferentemente a artistas españoles, pero es urgente que ello vaya cambiando en el futuro.
Si repasásemos los estatutos de los principales coliseos españoles se evidenciaría que entre sus objetivos fundacionales está el dar a conocer nuestro repertorio, lo que no se está llevando a cabo debido a que nadie lo exige: ni siquiera los representantes políticos a nivel nacional, autonómico o local. Son ellos, los ministros, consejeros y regidores de Cultura quienes deberían defender el patrimonio musical y su difusión, así como a nuestros artistas y profesionales. El público también debería entender que si no se siembra y se permite a los profesionales locales formarse y foguearse, será muy difícil que volvamos a tener una nueva generación de oro.
Por todo ello, un excelente paso en esta dirección sería que el Liceu apostase la temporada próxima por difundir en los cines nacionales e internacionales la Doña Francisquita del catalán Amadeu Vives que se ha coproducido con La Zarzuela y donde se estrena este mes, con dirección de escena de Lluís Pasqual y dos repartos completamente españoles. El paso en la difusión sin complejos del repertorio hispano sería gigante. * Fernando SANS RIVIÈRE, director de ÓPERA ACTUAL