Opinión

Editorial 267: La zarzuela, ese género español que sigue vivo, pero encerrado...

Dedicamos la portada de esta edición precisamente a un nuevo intento de actualizar el repertorio español que nace en ese bastión irreductible del género que es el Teatro de La Zarzuela

01 / 04 / 2023 - Fernando SANS RIVIÈRE - Tiempo de lectura: 4 min

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teatro de la zarzuela-operaactual Imagen de la embocadura del Teatro de La Zarzuela © Teatro de La Zarzuela

Comentaba el mes pasado Albert Boadella (Ver entrevista) con motivo del homenaje que le dedican los Teatros del Canal por su 80º cumpleaños algo muy significativo sobre el género de la zarzuela: “Debería ser declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad porque significa el canto de un pueblo, que es el nuestro. Mi generación ha sido la culpable de que se la haya arrinconado y de que se haya asociado al franquismo. Hoy, el pelo blanco ha ganado espacio en el patio de butacas. Y creo que llegamos tarde para intentar hacer algo”. Así de contundente se mostraba tanto en el amor hacia un género que conoce y ha vivido desde niño y que cree –como muchos españoles e hispanos en general– que debería ser reconocido, de una vez, como Patrimonio Inmaterial por su arraigo, por las miles de obras creadas y por su difusión por todo el mundo, especialmente en Iberoamérica. Pero el dramaturgo también se muestra contundente al afirmar que quizás es demasiado tarde para devolver el género a una posición de viabilidad futura.
En todo caso, hay signos esperanzadores. Dedicamos la portada de esta edición precisamente a un nuevo intento de actualizar el repertorio español que nace en ese bastión irreductible del género que es el Teatro de La Zarzuela. El estreno absoluto de Trato de favor, una obra encargada por el director del coliseo de la plazuela Teresa Berganza, Daniel Bianco, tiene todos los mimbres para convertirse en un punto de inflexión en la reciente historia del género al apostar por grandes artistas y creadores del momento. Sirve como base un libreto del popular y mediático escritor y presentador venezolano Boris Izaguirre –sobre una diva encarcelada– y una partitura del goyarizado joven compositor madrileño de bandas sonoras Lucas Vidal. Ambos cuentan con un gran equipo artístico encabezado por Emilio Sagi en la dirección de escena y del propio Daniel Bianco en la escenografía, junto a un reparto ideal con Ainhoa Arteta, Nancy Fabiola Herrera y el propio Izaguirre. El estreno de esta zarzuela contemporánea debería traspasar las paredes del coliseo (Ver reparto).

"Que las producciones del coliseo madrileño puedan ser grabadas y difundidas por todo el mundo –contando con un adecuado convenio de los trabajadores, coro, técnicos, orquesta, etc.– y que pueda coproducir con coliseos o festivales españoles e internacionales"

Ello nos lleva a uno de los más graves problemas que debe solucionar el Teatro de La Zarzuela, sea Daniel Bianco en la recta final de su mandato o su sucesora, Isamay Benavente, que asume el cargo en noviembre: que las producciones del coliseo madrileño puedan ser grabadas y difundidas por todo el mundo –contando con un adecuado convenio de los trabajadores, coro, técnicos, orquesta, etc.– y que pueda coproducir con coliseos o festivales españoles e internacionales. El público aficionado lo espera y se merece disfrutar de las mejores producciones posibles. Es una lástima que grandes proyectos de recuperación de repertorio, que montajes fantásticos y que estrenos absolutos como Trato de favor no suelan traspasar las cuatro paredes de La Zarzuela. Por ello siempre hemos revindicado el apoyo continuado al género que realiza el Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo, que sí acoge montajes de La Zarzuela, al igual que, en menor medida, el Teatro de La Maestranza de Sevilla, que suele programar alguna producción.
Esperemos que ahora que en este esperanzador estreno mundial la zarzuela se verá encerrada en una carcel, ello suponga un revulsivo para liberarla definitivamente de ataduras, complejos y anticuados convenios para que pueda ofrecerse en streaming, en grabaciones y coproducciones gracias a una definitiva apuesta del Inaem y de las coproducciones con los programadores de ópera españoles (Ópera XXI).