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Una gata perdida en el Raval barcelonés
El Liceu de Barcelona estrena 'La gata perduda', una singular creación lírica con música de Arnau Tordera y libreto de Victoria Szpunberg
Barcelona
Gran Teatre del Liceu
Arnau Tordera: LA GATA PERDUDA
05, 07_10
Magnat: Pau Armengol. Arquitecta: Rocío Martínez. Curadora: Marta Infante. Detectiu: Albert Casals. Secretari: Joan Sáez. La gata: Dianne Ico. El camell del Raval: Óscar Peñarroya. Cor del Raval (Agrupació coral i recreativa Les Flors de Maig, Cor de dones de Xamfrà, Cor Drassanes, Cor Turull, Coro Kudyapi, Dona Gòspel, KorraVal Evolution, Grup Mon Raval, Musicals’ Choir, Societat Coral Girasol, TrencaCors). Coordinación de coros: Cristina Colomer. Orquestra del Conservatori del Liceu. Músicos del Taller de Músics. Dirección musical: Alfons Reverté. Dirección de escena: Ricard Soler Mallol.
El Gran Teatre del Liceu recibe en su escenario a su barrio, al complejo y multicultural Raval barcelonés. Lo hará con una ópera de nueva creación, La gata perduda, un proyecto participativo que involucra a todo tipo de agrupaciones sociales y culturales, transversal e incluyente, que lleva a escena el perfume y los sonidos de uno de los barrios más poliédricos de la ciudad.
Los días 5 y 7 de octubre se producirá un hecho extraordinario en la historia del Gran Teatre del Liceu. Un barrio entero, su barrio, el Raval, subirá a sus tablas. Lo hará con La gata perduda (La gata perdida), una nueva ópera con música de Arnau Tordera y libreto de Victoria Szpunberg que, en cinco actos, cuenta la historia de un magnate que pretende hacerse con el control del Raval recuperando la desaparecida escultura El Gato de Fernando Botero ubicada en el corazón del barrio. La obra es la primera que nace del programa Opera Prima, la línea de creación comunitaria de LiceuApropa, el programa social del coliseo, cuyo objetivo es elaborar una ópera de nueva creación cada tres años con diferentes comunidades en toda Cataluña.
En la obra, la maquinación del magnate pondrá en juego un catálogo de personajes y, sobre todo, una serie de intereses contrapuestos. A través de este conflicto, La gata perduda expone problemáticas como la especulación, la gentrificación o la segregación por cuestiones étnicas y de género. Pero, sobre todo, pone el acento en la fuerza de la comunidad, en la lucha de la gente del barrio más multicultural de la capital catalana por mantener su esencia. Consecuencia de ese eclecticismo cultural es la integración en la partitura escrita por Tordera de los múltiples sonidos del Raval a través de un coro heavy-punk, otro de hip-hop, de rumba e, incluso, una batucada.
Así pues, multitud de instrumentistas y cantantes subirán al escenario liceísta en representación del tejido social y cultural del barrio para dar vida a una obra “muy ambiciosa en cuanto a cantidad de efectivos”, asegura Arnau Tordera a ÓPERA ACTUAL, “que de a poco van encajando y confluyen en una experiencia operística”. El joven compositor, líder de la banda de rock Obeses, confiesa que la ópera es un género que le ha fascinado siempre, “especialmente la de compositores como Verdi o Puccini, aunque hasta ahora no había creado ninguna de perfil sinfónico. Sí que había escrito una ópera-rock basada en la figura de Jacint Verdaguer titulada Verdaguer, ombres i maduixes. La gata perduda, sin ser una partitura de aires wagnerianos, está generada a través de un discurso continuo, de la melodía infinita adaptada a ciertos recursos y estéticas contemporáneas”.
“En cuanto a la escritura vocal”, añade el compositor, “he utilizado estilos muy distintos con finalidades diversas. El acto central, que se desarrolla en el Raval, es necesariamente ecléctico. En el resto de actos he atribuido a cada uno de los personajes un estilo característico, uno más virtuoso –casi belcantista–, otro más expresionista, otro más heroico… Siempre a partir de un tratamiento un tanto hiperbólico que se percibe en toda la obra”.
En esta iniciativa han participado, de forma directa o indirecta, unas 1.000 personas de unas 70 asociaciones e instituciones del Raval, con la colaboración de la Fundació Tot Raval y la complicidad del Distrito de Ciutat Vella. La creación comunitaria implica que el barrio se ha insertado en el proceso de creación artística, desde la dramaturgia, la interpretación musical y coral y la construcción técnica con un diálogo permanente con profesionales de las distintas áreas. La libretista, Victoria Szpunberg, concibió el texto después de casi 20 entrevistas con gente del vecindario.
La propuesta le llegó al compositor en 2018, cuando Tordera participaba en el máster Música como arte interdisciplinar. “Se me acercaron Valentí Oviedo –director del Gran Teatre– y Toni Pallès –responsable de las áreas Musical, Educativa y Social del coliseo– y me dijeron que pensaban en mí para un proyecto en el que confluyeran los ámbitos operístico y popular. La propuesta me pareció muy atractiva desde el primer momento y debo decir que la experiencia ha sido un reto apasionante. He disfrutado en cada momento del proceso, desde la parte compositiva en sí como luego con el trabajo de orquestación. Ahora estoy expectante por poder verla finalmente en el escenario”, asegura.
La puesta en escena de Ricard Soler contará con vestuario de Montse Amenós y escenografía de Adrià Pinar. La gata perduda forma parte del proyecto europeo Traction, Opera co-creation for social transformation, proyecto que acerca el género lírico a diversas comunidades a través de la innovación tecnológica.– ÓA
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