Un Fígaro pasional en el Villamarta

'Il Barbiere di Siviglia' rossiniano se estrena en Jerez contando con Manel Esteve, Clara Mouriz y Quintín Bueno como protagonistas

01 / 06 / 2021 - Ismael G. CABRAL - Tiempo de lectura: 2 min

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Barbero Villamarta Una escena de 'Il Barbiere di Siviglia' que se verá en el Villamarta de Jerez © ACO / Nacho GONZÁLEZ

Jerez de La Frontera

Teatro Villamarta

Rossini: IL BARBIERE DI SIVIGLIA
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Figaro: Manel Esteve. Rosina: Clara Mouriz. Conde de Alamaviva: Quintín Bueno. Dr. Bartolo: Fabio Capitanucci. Basilio: David Lagares. Berta: Nuria García-Arres. O. Filarmónica de Málaga. Coro del Teatro Villamarta. (Dirección: José Ramón Hernández, Ana Belén Ortega). Dirección musical: Carlos Aragón. Dirección de escena: Giulio Ciabatti.

Por las venas del barítono Manel Esteve corre la sangre del propio Fígaro. El cantante barcelonés lleva 20 años trabajando la icónica obra de Rossini y ahora vuelve a meterse en la piel del barbero protagonista, esta vez en el Teatro Villamarta.

Aplazado por la Covid con los ensayos ya en marcha en el Teatro Cervantes de Málaga donde este Barbero de Sevilla tenía que haber levantado el telón el pasado 30 de abril, afortunadamente sí podrá verse en el Villamarta de Jerez. Se trata de un montaje firmado por Giulio Ciabatti y estrenado en el Teatro Verdi de Trieste, una propuesta que ya tiene un notable recorrido por múltiples escenarios. En España, en 2014, pudo verse en Las Palmas de Gran Canaria.

"Manel Esteve lleva 20 años vinculado a la inmortal obra de Rossini de una forma muy especial. No son muchos los intérpretes que puedan presumir de haberlo hecho todo en una producción lírica"

A las órdenes de Carlos Aragón, Clara Mouriz, Quintín Bueno, Fabio Capitanucci y David Lagares integran un reparto capitaneado por el Fígaro del barítono catalán Manel Esteve, quien lleva 20 años vinculado a la inmortal obra de Rossini de una forma muy especial. Porque no deben existir muchos intérpretes que puedan presumir de haberlo hecho todo en una producción lírica. Y ese todo es literal. «Mi padre [el también barítono, ya retirado, Vicenç Esteve] nos quiso quitar a mi hermano [el tenor Vicenç Esteve] y a mí cualquier tentación de divismo. En la compañía familiar hice muchas veces de tramoyista. Pasamos por todos los estamentos de una compañía de teatro. Yo tenía 16 años cuando empecé en esto», recuerda quien antes fue Fiorello. «Con 24 años debuté El barbero, ya como Fígaro», dice. Y desde entonces se ha visto inmerso en producciones, desde las más clásicas a otras un tanto particulares. «Recuerdo una muy divertida, en Mallorca, de Eugenia Corbacho, en la que Fígaro era un híbrido entre Elvis Presley y John Travolta». En este regreso al personaje, la propuesta de Ciabatti es un montaje clásico dedicado al teatro ambulante y lleno de elementos bufos.

Manel Esteve

A Manel Esteve, antes de subir a escena, las referencias se le acumulan en la cabeza. «Mi deseo siempre es la de marcar una huella personal; trabajo día a día para crear una identidad propia en los personajes que abordo». Y cómo no, tiene sus iconos. En Fígaro, Sesto Bruscantini. «Él representó mejor que nadie la pulcritud, aunque mi versión es distinta, porque mi vocalidad es diferente». Y aunque son muchas horas de rodaje las que lleva junto a Rossini, siempre hay momentos de tensión. «El dúo con Rosina, después de la cavatina, es una grandísima escena a la que hay que llegar muy bien preparado porque, de lo contrario, puedes hacer naufragar toda la función». Luego hay otra dificultad añadida, muy característica de esta obra: «Hay que mantener la tensión; es como si todo lo que el público esperara ya estuviera dicho, y en el segundo acto siempre hemos de lograr que la gente quede enganchada porque queda mucha ópera por delante, y, todavía, momentos magníficos», dice.
Justo antes de este Barbero, Manel Esteve formará parte del cast de las representaciones de Carmen, en el Maestranza de Sevilla y, más tarde, será Papageno en una Flauta mágica en Oviedo. En 2022 debutará en el Festival de Salzburgo con un título que, por ahora, prefiere no desvelar. «La recuperación, tras los meses más duros de la pandemia, ya es una realidad. Hay contratos sobre la mesa para muchos artistas, pero siempre existe el miedo a un cierre repentino, a una marcha atrás», concluye.– ÓA