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'Rinaldo' debuta en el Campoamor
La ópera de Händel sube al escenario asturiano por primera vez en su historia
Ópera de Oviedo
Händel: RINALDO
6, 8, 10, 12_10 (Teatro Campoamor)
Goffredo: Paola Gardina. Almirena/Sirena: Lenneke Ruiten. Rinaldo: Vivica Genaux. Eustazio: Rupert Enticknap. Argante: Matthew Brook. Armida/Sirena: Carmen Romeu. Mago cristiano: César San Martín. Sirena: María Martín. Orquesta Oviedo Filarmonía. Dirección: Aarón Zapico. Dirección de escena y vídeo: Kobie van Rensburg.
Tras culminar su Tetralogía wagneriana, la Ópera de Oviedo cambia completamente de estilo para incorporar a su repertorio Rinaldo, una de las óperas más conseguidas de Georg Friedrich Händel. La obra llega con un reparto encabezado por Vivica Genaux y en un montaje de Kobie van Rensburg, con el debut del maestro asturiano Aaron Zapico en el podio.
La obra ha vivido múltiples versiones, como todas las óperas de la época, que sufrían alteraciones según el reparto y la orquesta disponibles. “Efectivamente, ser práctico era algo muy común y siempre se contaba con los medios disponibles a la hora de componer e interpretar”, afirma Zapico a ÓPERA ACTUAL. “Siguiendo esta praxis, en el Campoamor se interpretará la versión de Oviedo, con una instrumentación determinada y un continuo muy florido. Todo basado en la versión de 1711, pero dirigida a un público moderno, en un proceso más de creación que de recreación. Desde luego, respetando los criterios interpretativos de la época pero aprovechando la libertad creativa que nos regala”.

El director Aarón Zapico (foto: Marcos Gpunto)
ÓPERA ACTUAL: ¿Cuál es su concepto del ornamento vocal?
Aarón ZAPICO: Mi concepto es muy claro y fuerte: el ornamento debe servir al texto y al afecto al que pertenece. Mi idea interpretativa, como siempre que trabajo, está muy formada desde el primer ensayo y, aunque siempre hay espacio para la creatividad, todo debe estar en consonancia. Otorgo mucha importancia al texto y a colorearlo de la manera más efectiva posible (sirviéndome de la instrumentación del continuo, las articulaciones, las dinámicas o la agógica) y, por extensión, los ornamentos deben servir a este propósito. Dependiendo del cantante, puedo ayudarles o adaptar los que traigan pensados, siempre con el propósito de no coartar su libertad artística. Muchas veces pensamos en ornamentar únicamente añadiendo notas pero soy muy dado a jugar con otros factores, como la colocación del texto o las diferentes direcciones del texto. Sutilezas que, muchas veces, tienen más impacto que una cascada de notas.
Al ser consultado por la poca presencia de artistas españoles especializados en música barroca en los teatros del país, Zapico asume que el problema se tiene que afrontar desde “un análisis serio y riguroso. Si se cuenta con directores extranjeros es, o debería ser, por su talento, su experiencia y su fama. El caso es que hay una generación de enormes músicos del país que se habrá retirado sin dirigir regularmente obras de autores barrocos en nuestros teatros. Hay un tapón que es necesario eliminar”. – ÓA
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