'Rigoletto' en Gran Canaria, vuelve el antihéroe

La popular ópera de Verdi despide la Temporada Alfredo Kraus contando con un reparto de estrellas internacionales encabezadas por Carlos Álvarez, Marina Monzó e Iván Ayón Rivas

07 / 06 / 2023 - Mario MUÑOZ - Tiempo de lectura: 3 min

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'Rigoletto' en el Liceu Carlos Álvarez como Rigoletto en el Liceu, junto al Duca de Saimir Pirgu © Gran Teatre del Liceu / David RUANO
Monzó Marina Monzó en 'Il signor Bruschino' en el Rossini Opera Festival de Pésaro © Rossini Opera Festival / AMATI BACCIARDI
Rigoletto nntt Una escena del 'Rigoletto' de Emilio Sagi en Japón, con Iván Ayón Ribas como Duca © NNTT / Rikimaru HOTTA

Las Palmas de Gran Canaria

Temporada ACO Alfredo Kraus
Verdi: RIGOLETTO
13, 15, 17_06 (Teatro Pérez Galdós)

Rigoletto: Carlos Álvarez. Gilda: Marina Monzó. Duca: Iván Ayón Rivas. Maddalena: Cristina Del Barrio. Sparafucile: Tadas Girininkas. Borsa: Gabriel Álvarez. Ceprano: José Manuel Díaz. Marullo: Fernando Campero. Monterone: Jeroboám Tejera. Giovanna: Andrea Gens. Contessa Ceprano: Nora Carrasco. Paggio: Marina Díaz. Usciere: Max Hochmuth. O. Filarmónica de Gran Canaria. Coro de la Ópera de Las Palmas (Dirección: Olga Santana). Dirección musical: Daniel Oren. Dirección de escena: Carlo Antonio De Lucia, Daniele Piscopo.

 

La temporada de Amigos Canarios de la Ópera llega a su fin con Rigoletto, un dramón que defenderán en el escenario del Pérez Galdós auténticas estrellas, entre ellos dos galardonados con el Premio ÓPERA ACTUAL, el barítono Carlos Álvarez y la soprano Marina Monzó.

La censura como oportunidad. Rigoletto es el ejemplo de que los caminos tortuosos muchas veces acaban siendo buenos caminos. Entre el original de Victor Hugo y el personaje herido de Francesco Maria Piave dista un mundo en el cual habita el secreto de la ópera. La historia del jorobado maldito (“il mio gobbo”, como le llamaba Verdi) es para el oyente del siglo XXI tan extrema como cercana, en un mundo que se ha quedado quizás sin habitantes utópicos al estilo de Gilda, pero que sufre un auténtico overbooking del tipo de mezquindades en las que Sparafucile es un especialista.

Con este nuevo Rigoletto llega a la temporada Alfredo Kraus de los Amigos Canarios de la Ópera el eslabón inicial de la trilogía popular verdiana, una obra que pilló con el pie cambiado al público y a todo el mercado situado en los alrededores de la ópera. Esa mitad del siglo XIX supuso no solo la madurez artística de Verdi, capaz de tomar un tema relativamente profano y trascenderlo, sino también la del negocio operístico, que tuvo que prepararse para asumir cargas de profundidad en los personajes que Verdi ansiaba crear y responder con agilidad a la aparición de los derechos de autor que las obras del compositor de Busseto generaban.

"Piave y Verdi consiguieron establecer nuevos perfiles heroicos, con gamas de grises y cánones de belleza que finalizaban los dramas con su blancura manchada de barro"

Y es que a base de darle vueltas a los personajes para huir de la censura, Piave y Verdi consiguieron establecer nuevos perfiles heroicos, con gamas de grises y cánones de belleza que lejos de erigirse como modelos finalizaban los dramas con su blancura manchada de barro. No se trata de feísmo sino de una forma más ecuánime de entender lo humano, una mirada más justa donde el doctor Jekyll no es preferible a Mr. Hyde. La trilogía popular habla, en último término, de la necesida de abrazar lo imperfecto. Rigoletto es precisamente el epítome del abandono, un personaje que carece de perfección pero no quiere mancillar lo bello que conoce; vengativo pero solo con quienes lo merecen; risible pero únicamente para los condenados moralmente.

© Gran Teatre del Liceu / Antoni BOFILL

Carlos Álvarez

Carlos Álvarez, protagonista de la nueva producción grancanaria, explica a ÓPERA ACTUAL su visión de este rol fascinante: “Es un personaje complejo, de una vocalidad extensa en matices, estados de ánimo e intensidades interpretativas”, asegura. “Verdi supo hacer una magnífica descripción psicológica del mismo y es ahí donde estriba su dificultad: imprimir el carácter que cada escena requiere, pasando de la crueldad al temor, de la compasión al odio, permitiendo transiciones casi inmediatas de una cualidad vocal y actoral a la sucesiva y manteniendo, a su vez, una línea de comportamiento escénico homogénea”, concluye. La coherencia del bufón estigmatizado, esa sinceridad sin estereotipos es uno de los quebrados de cabeza del personaje, “quizás su máxima dificultad”, comenta Álvarez.
Para construir a ­Rigoletto hay que participar de una mirada humanista que es el centro sobre el que pivota buena parte de la ópera del Romanticismo: “La búsqueda de la felicidad mediante la seguridad y la capacidad empática que requiere la convivencia están presentes en mi visión del personaje”, recapitula el barítono malagueño. “La paternidad responsable hiperprotectora puede acarrear, justamente, la reacción inversa a la buscada: la desobediencia por mor de la búsqueda de la libertad; todos son temas que, podemos decir, desgraciadamente siguen estando de plena actualidad”.

Inocencias interrumpidas

De forma muy distinta se articula el personaje de Gilda, un rol en el que la fragilidad se transforma en una fuerza motriz y que, en la visión de Marina Monzó –quien interpreta a la hija de Rigoletto en el montaje canario–, es la sobreprotección del padre la que le impide vivir las experiencias que le ayudarían a crecer como mujer. “Gilda es una chica joven, inexperta y en exceso protegida. Tiene las alas totalmente cortadas por su padre y se aferra a la idea soñadora de lo que ella cree que es el amor, lo que la va a llevar a sacrificar su vida por el hombre del que está enamorada”, explica a ÓA la soprano valenciana, Premio ÓPERA ACTUAL 2022.

Marina Monzó

En la construcción del personaje hay que tener las ideas claras. “Hay que tener cuidado en no caer demasiado en la pasividad e ingenuidad del personaje, dado que sí, se nos presenta con una personalidad aparentemente frágil pero a la vez defiende hasta el final sus ideales y hace lo que sea necesario para luchar por lo que siente. Pasa de la ingenuidad y carácter soñador del primer acto, al dolor y madurez del segundo y finalmente a la determinación y decisión en el tercer acto, hasta que vemos apagar su luz. Transmitir esa evolución del personaje que está escrito en la música sin perder ese punto de delicadeza y juventud en la voz es el reto”, asegura Marina Monzó.
La sabiduría última de este manantial inagotable que es Rigoletto podrá verse entre los días 13 y 17 de junio en tres funciones de una nueva producción de la ACO dirigida musicalmente por Daniel Oren y en lo escénico por Carlo Antonio De Lucia y Daniele Piscopo.– ÓA

© ACO / Riccardo ROGGIANI

Un diseño escenográfico de la nueva producción de 'Rigoletto'