Puccini en el salvaje y lejano oeste

ABAO Bilbao Opera estrena 'La fanciulla del West', la ópera-wéstern del popular compositor italiano

09 / 02 / 2020 - Pablo GALLEGO - Tiempo de lectura: 4 min

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West La propuesta escénica de Hugo de Ana para 'La fanciulla del West' se inspira en el género cinematográfico del wéstern, al que rinde homenaje © Teatro San Carlo / Luciano ROMANO
West La propuesta escénica de Hugo de Ana para 'La fanciulla del West' se inspira en el género cinematográfico del wéstern, al que rinde homenaje © Teatro San Carlo / Luciano ROMANO
West La propuesta escénica de Hugo de Ana para 'La fanciulla del West' se inspira en el género cinematográfico del wéstern, al que rinde homenaje © Teatro San Carlo / Luciano ROMANO
West La propuesta escénica de Hugo de Ana para 'La fanciulla del West' se inspira en el género cinematográfico del wéstern, al que rinde homenaje © Teatro San Carlo / Luciano ROMANO

ABAO Bilbao Opera
Puccini: LA FANCIULLA DEL WEST
15, 18, 21, 24_02 (Palacio Euskalduna)

Minnie: Oksana Dyka. Dick Johnson: Marco Berti. Jack Rance: Claudio Sgura. Sonora: Manel Esteve. Ashby: Paolo Bat­taglia. Trin: Manuel de Diego. Sid: Isaac Galán. Bello: Carlos Daza. Harry: Jorge Rodríguez-Norton. Joe: Gerardo López. Happy: José Manuel Díaz. Jim Larkens: Fernando Latorre. Billy Jackrabbit: Christian Díaz. José Castro: Christian Díaz. Wowkle: Itxaro Mentxaka. Jack Wallace: David Lagares. Postiglione: Santiago Ibáñez. Euskadiko Orkestra Sinfonikoa. Coro de Ópera de Bilbao (Dir.: Boris Dujin). Dirección: Josep Caballé-Domenech. Dirección de escena: Hugo de Ana.

ABAO Bilbao Opera convierte este mes el escenario del Euskalduna en el plató de un wéstern al estilo de las míticas películas de Sergio Leone para presentar, por primera vez en la ciudad, La fanciulla del West, la ópera americana de Giacomo Puccini y una de sus partituras menos difundidas.

"Puccini presentó, en los albores del siglo pasado, su partitura más rompedora y un nuevo modelo de feminidad que ahora llegan a la temporada abaísta por primera vez con este estreno local"

Tras la muerte de Mimì y el sacrificio de Cio-Cio-San, el genio de Lucca trasladó sus partituras desde la buhardilla de los bohemios parisinos y la casita de Madama Butterfly, en una colina a las afueras de Nagasaki, a una pequeña taberna en el salvaje y lejano oeste. Y en la obra de teatro The girl of the Golden West, escrita por David Belasco, encontró a Minnie, una mujer en un mundo de hombres. De su mano Puccini presentó, en los albores del siglo pasado, su partitura más rompedora y un nuevo modelo de feminidad que ahora llegan a la temporada abaísta por primera vez con este estreno local.
En el ecosistema pucciniano nunca ha habido mucho espacio para este drama basado en el triángulo de peligro y amor que componen Minnie –interpretada aquí por la soprano Oksana Dyka, entrevistada en la sección En Portada–, el bandido Dick Johnson (Marco Berti) y el sheriff Jack Rance (Claudio Sgura). El resto de protagonistas trágicas del maestro de Lucca siempre han tenido un hueco muchísimo mayor en el corazón del público. Pero precisamente ese es el as en la manga de La fanciulla del West, el del Puccini más desconocido. El mismo con el que Minnie salva la vida del célebre Ramerrez durante la partida de cartas que cierra el segundo acto: su capacidad para sorprender.

Josep Caballé-Domenech

Lo explica el director musical de esta producción, Josep Caballé-Domenech. Porque esta ópera, claramente infravalorada, presenta a un Puccini “muy original, con reminiscencias sonoras de Debussy o Strauss”, pleno de poder sinfónico y que “se deja llevar hacia esa modernidad musical que tanto anhela”. “Es cierto que la orquesta tiene una presencia más importante que en otras de sus óperas, con una orquestación mucho más densa, minuciosa y detallista”, continúa el maestro barcelonés, “pero, en el fondo, la ópera se sigue sustentando en personajes capitales”. Si cabe, añade, “de mucho más peso que en otras”. Porque la tabernera Minnie, llena de fuerza musical, “nada tiene que envidiar a Tosca”, juzga el músico; “incluso quizá necesitas a una soprano mucho más capaz, con mayores recursos a nivel dramático y de voz”. Un ángel con dos pistolas, vamos.
En el foso la Euskadiko Orkestra Sinfonikoa interpretará la versión de esta ópera según la pauta marcada por Toscanini para su estreno absoluto en el Metropolitan de Nueva York, el 10 de diciembre de 1910. El primero de Puccini fuera de Italia, por encargo de la gran casa de ópera neoyorkina, y que dejó en el tintero 124 compases de música presentes en el manuscrito y que se eliminaron para aquel debut por las peculiaridades sonoras de la sala.

Para este estreno, ABAO Bilbao Opera presenta su coproducción con el Teatro San Carlos de Nápoles dirigida por Hugo de Ana y que impacta al espectador en cada escena, como si de una auténtica película de vaqueros se tratase, carteles incluidos. Al estilo de aquellas míticas cintas de Sergio Leone, siempre con Clint Eastwood como protagonista. El wéstern estará en escena, pero también impregna cada línea de la música.
“Yo mismo soy un amante de este género, lo he visto mucho, y al escuchar cada nota te das cuenta de que Puccini lo había visto todo también, estudiando la tradición musical”, detalla a ÓPERA ACTUAL el tenor Marco Berti, que cantará la parte del bandido redimido por el amor, Dick Johnson. “Es uno de los papeles más difíciles, aunque en un primer momento no lo parezca”, confiesa el cantante italiano, “y ahí reside parte del ingenio del maestro” apunta refiriéndose al popular compositor. La fanciulla del West lleva la orquesta al extremo, y a los cantantes, también. Coro incluido.
A todos ellos se enfrentará el sheriff Jack Rance, en Bilbao a cargo del barítono Claudio Sgura, presente ya en el estreno napolitano de esta misma producción. Junto con el barón Scarpia, en un indudable paralelismo, es uno de los roles que Sgura más ha cantado en los últimos años. “Añado siempre algo nuevo a un personaje como este, herido por la vida, que es la clave en el desarrollo dramático de esta ópera”. Y él brinda una pista para que esta ópera wéstern tenga un final feliz: “No hay que dejarse dominar por el temperamento, para poner la técnica al servicio de la interpretación”. Y que quede siempre una bala en la recámara.– ÓA