'Nabucco', salta del Real al Festival Castell de Peralada

Tras 15 funciones de la ópera de Verdi en el coliseo madrileño aterriza con el mismo equipo, para una audición en concierto, en el Festival ampurdanés

27 / 06 / 2022 - Gema PAJARES. Actualizado al 27_07 - Tiempo de lectura: 4 min

Print Friendly, PDF & Email
Homoki Luisotti Nabucco Real / operaactual.com Andreas Homoki (director de escena) y Nicola Luisotti (director musical) © Teatro Real / Javier DEL REAL
Anna Pirozzi, Silvia Tro Santafé Nabucco Real Anna Pirozzi (Abigaille) y Silvia Tro Santafé (Fenena) durante los ensayos en el Teatro Real © Teatro Real / Javier DEL REAL
Nabucco Zúrich / operaactual.com Una escena del 'Nabucco' en la versión escénica de Andreas Homoki © Opernhaus-Zürich / Monika RITTERSHAUS

Madrid / Peralada

Teatro Real
Verdi: NABUCCO
05, 06, 08, 09, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 18, 10, 20, 21, 22_07

Nabucco: Luca Salsi / George Gagnidze / Gabriele Viviani / Luis Cansino. Abigaille: Anna Pirozzi / Saioa Hernández /Oksana Dyka. Fenena: Silvia Tro Santafé / Elena Maximova / Aya Wakizono. Ismaele: Michael Fabiano / Eduardo Aladrén. Zaccaria: Dmitry Belosselsky / Roberto Tagliavini / Alexander Vinogradov. El Gran Sacerdote: Simon Lim / Felipe Bou. Abdallo: Fabián Lara. Anna: Maribel Ortega. Orquesta Titular del Teatro Real (O. S. de Madrid). Coro del Teatro Real (Coro Intermezzo. Dirección: Andrés Máspero). Dirección musical: Nicola Luisotti / Sergio Alapont. Dirección de escena: Andreas Homoki.

Festival Castell de Peralada
Verdi: NABUCCO
30_07 (En versión de concierto. Auditori Parc del Castell)

Nabucco: George Petean. Abigaille: Anna Pirozzi. Fenena: Silvia Tro Santafé. Ismaele: Mario Rojas. Zaccaria: Alexander Vinogradov. El Gran Sacerdote: Simon Lim. Abdallo: Fabián Lara. Anna: Maribel Ortega. Orquesta Titular del Teatro Real (O. S. de Madrid). Coro del Teatro Real (Coro Intermezzo. Dirección: Andrés Máspero). Dirección musical: Nicola Luisotti.

 

El Teatro Real cierra la temporada con este inmenso título verdiano que dirigen Nicola Luisotti y Sergio Alapont (tres representaciones), en un montaje de Andreas Homoki. Grandes voces darán vida a esta obra maestra que, tras 15 funciones en Madrid, viajará al Festival Castell de Peralada.

Un año más el Teatro Real culminará su curso en la Costa Brava. Los cuerpos estables del coliseo madrileño visitarán el 30 de julio el Festival Castell de Peralada con una audición de Nabucco, tras ofrecer 15 funciones de este inmenso título verdiano en su sede de la Plaza de Oriente en una producción de Andreas Homoki. En el Real Nicola Luisotti y Sergio Alapont se alternarán en el podio (tres representaciones serán para el maestro español) dando vida a este drama que, en palabras del director de orquesta italiano, “fue capaz de unir a toda Italia de norte a sur”. Verdi, víctima de una depresión por la pérdida de su esposa e hijos, compuso la obra en apenas un mes.

(Ver críticas en estos enlaces: estreno primer cast; reparto alternativo con Saioa Hernández; reparto alternativo con Luis Cansino).

En 1840 el célebre compositor perdía a su esposa Margherita, de 26 años –los mismos que tenía él– y ya había enterrado a sus dos hijos de corta edad. Así se lo contaba en una dolorosa misiva a su editor: “A principios de junio mi joven compañera es golpeada por una violenta encefalitis y el 19 de junio de 1840 un tercer féretro sale de mi casa!… ¡Estaba solo!… ¡Solo!”. Verdi se plantea dejar su carrera; incapaz de sobreponerse, deja Milán y se marcha a Busseto, donde le espera la familia de su esposa.

Nicola Luisotti: "Verdi es capaz de crear una corriente que une a toda Italia. EL coro de escla­­vos es la masa del pueblo unido frente al opresor austriaco"

Nicola Luisotti conoce muy bien esta historia. El maestro la cuenta como si se hubiera reencarnado en el propio Verdi, tal es su apasionada narración. El estreno de la primera obra del artista, Oberto, había tenido un éxito discreto, pero su ópera cómica Un giorno di regno, acabada tres meses después de la tragedia familiar, fue un fiasco. Se hizo una sola representación. El director de La Scala, el empresario Bartolomé Merelli, ante la desazón de Verdi que estaba dispuesto a dejarlo todo, le muestra un libreto para que componga la música: es Nabucco. “Él no quería, no sabía qué hacer con su vida, se debatía entre dudas y era profundamente infeliz. Finalmente se lleva el libreto a casa y lo arroja sobre una mesa, abriéndose por la parte que dice ‘Va, pensiero, sull’ali dorate’… Lo lee una y otra vez. No puede dormir. Le obsesionan esas frases. Debate con Merelli, sí, no. El empresario le convence y se decide a escribir la música. En un mes tiene lista la partitura y así nace esta gran obra verdiana”. El director de orquesta siente como propio ese triunfo del maestro. Lleva el compás con los brazos, tararea en voz baja mientras explica lo que para él significa esta ópera: “Verdi vive un éxito enorme porque el ciudadano italiano, en un momento muy concreto, se identifica plenamente con ella, con lo que dice. De norte a sur es capaz de crear una corriente que une a toda Italia. Ese coro de escla­­vos es la masa del pueblo unido frente al opresor austriaco”, aclara.
Dice el director que con los compases eternos del “Va pensiero…” puedes viajar con el pensamiento, “no hace falta que te traslades. Es lo que ya decía el poeta Leopardi. Puedo, gracias a la música, ‘desplazarme’, aunque la realidad que viva sea ‘dura y cruel’. Y a eso es a lo que se le llama esperanza. A mí me encanta porque es un himno a la libertad”.
Luisotti dirigió su primera ópera en 1997. Fue Nabucco, y la ha grabado dos veces: “La veo muy distinta ahora que en aquel momento. Siempre encuentro algo nuevo, aunque la haya interpretado cientos de veces”, desvela. ¿Qué significa Verdi en su carrera? “Es un compositor referencial, un padre musical. Sin Verdi no hay Wagner y viceversa; necesitamos siempre el contraste para poder comprender. Su música ahora está aquí y te toca el corazón”, cuenta al tiempo que se lleva la mano al pecho. “Esperemos poder tocar el del público”, añade.

Silvia Tro Santafé

Un padre, Nabucodonosor, y dos hijas, una ilegítima, Abigaille, y otra natural, Fenena. Sus relaciones complicadas, las ansias de poder y la envidia de la mujer que se cree con derecho a portar la corona del padre, más un hombre que las une, Ismaele, dan vida a esta historia. La mezzosoprano Silvia Tro Santafé, debuta como la hija legítima del monarca. “Yo no tengo intención de ser reina de Babilonia”, dice sobre el argumento, y compara la obra y al autor con El rey Lear shakesperiano. Coincide con Luisotti en que este título fue “la tabla de salvación para Verdi”. El monarca, que roza la enfermedad mental, puede ser un trasunto del compositor. “Mi personaje acepta su destino, es como Juana de Arco, porque sabe lo que le espera y acepta el sacrificio”. Silvia Tro define la puesta en escena “como muy movida”. De la princesa de Éboli de Don Carlo, que ya cantó, a Fenena poco hay en común. “El protagonismo nada tiene que ver. Ninguno de los papeles de Nabucco es fácil. Utiliza una tesitura media-aguda precisamente porque quería para el personaje a una jovencita pura con ese tipo de voz”, explica quien se define como “bastante perfeccionista. Cuando estoy relajada sé que la función saldrá bien”, asegura. ¿Salir a escena es un examen que hay que aprobar? “Es un examen constante, pues vales lo que tu última función”, señala.
Para el maestro Luisotti, dirigir es “mirar la partitura con los ojos de un niño. Así afronto este Nabucco. Me gusta serlo y no perder nunca el entusiasmo ni la pasión. Ahora me siento en un buen momento, en paz. Quizá el pelo blanco y la experiencia me hayan ayudado. La música se ha convertido en mi gran compañera de vida, es ella la que te llama, no tú quien la elige. Digamos que es una condena… Celestial”.
Ambos, junto a la Abigaille de Anna Pirozzi –que en estos días ha celebrado una década de carrera–, estarán en el Nabucco que el Festival Castell de Peralada ofrecerá el 30 de julio en versión concierto. El drama lírico en cuatro actos y su himno del Risorgimento volverán a escucharse en el Ampurdán en una noche que promete ser única.– ÓA