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Muere la legendaria mezzosoprano alemana Christa Ludwig a los 93 años
Gran intérprete de los papeles operísticos de Richard Strauss, Mozart y Wagner, fue también una liederista de referencia de la segunda mitad de siglo XX
La legendaria mezzosoprano alemana Christa Ludwig murió el sábado 24 de abril en su casa de Klosterneuburg, Austria, a los 93 años. Considerada una de las más destacadas mezzosopranos de la segunda mitad del siglo XX, Ludwig fue durante su casi medio siglo de carrera una gran intérprete de las óperas de Richard Strauss, Mozart y Wagner y sobresalió en sus aportaciones a la interpretación del repertorio liederístico, en especial con su dos compositores preferidos, Schubert y Mahler.
Christa Ludwig poseía un amplio registro que le permitía abordar papeles tanto de mezzosoprano como de soprano. Inició como soprano ligera lo que le permitió mantener la tesitura cuando afianzó su carrera como mezzo. Aunque su timbre recordaba al de una soprano, imprimía con absoluta naturalidad aterciopelados tonos oscuros a su registro grave. La combinación de su bella voz y sus excelentes dotes interpretativas la convirtieron en una de las más destacadas cantantes de su cuerda de la segunda mitad del siglo XX imprimiendo un fuerte carácter a todos los personajes que interpretaba.
Nacida en el seno de una familia de cantantes, Christa Ludwig vino al mundo en Berlín el 16 de marzo de 1928. Su padre, Anton Ludwig, fue tenor, gestor operístico y director de escena y su madre, que también fue su maestra y en la que siempre confió, Eugenie Besalla-Ludwig, había cantado como mezzosoprano antes dedicarse a la enseñanza en la Escuela Superior de Música de Frankfurt, en cuyo teatro de ópera debutó con 18 años cantando el papel de Orlofsky en Die Fledermaus, luego cantó el papel de Ulrica de Un ballo in maschera y en 1948 interpretó el rol de Octavian de El caballero de la rosa.

Christa Ludwig en una imagen de los inicos de su carrera
De Frankurt pasó en 1952 a Darmstadt siguiendo a un director de escena con el que había trabajado en la ciudad del Main. Con él aprendió a profundizar en los personajes para hacerlos creíbles en escena. En Darmstadt también cultivó su gusto por la música contemporánea en contacto con compositores como Rolf Liebermann, Luigi Nono, Pierre Boulez o Bruno Maderna, cuyas obras interpretó siendo joven.
Tras un breve periodo en la Ópera de Hannover, Karl Böhm, a quien siempre consideró su mentor, la contrató en la Wiener Staatsoper tras una audición. Allí, Christa Ludwig formó parte de la compañía durante tres décadas desde 1956 y tras afianzarse como intérprete mozartiana, fue forjando un repertorio que le acompañó a lo largo de toda su carrera, con roles como Amneris, Éboli, Ortud, Fricka, Brangäne y en especial Kundry. De la mano de Böhm, debutó en el Festival de Salzburgo en 1955 y en el Festival de Bayreuth en 1966 cantando el rol de Brangäne del Tristan und Isolda junto a Birgit Nilsson.
En Estados Unidos debutó en 1959 en la Lyric Opera de Chicago y ese mismo año se presentó en el Metropolitan Opera House cantando el papel de Cherubino de Le nozze di Figaro. En el Met, que siempre consideró como su segunda casa, cantó un total de 117 funciones hasta su despedida en 1993. El 14 de diciembre de 1994, a los 66 años, cantó por última vez una ópera. Fue en el escenario de la Wiener Staatsoper, interpretando el papel de Klytämnestra de Elektra en la que fue su función número 769 de 42 papeles desde 1956.
Su repertorio fue muy amplio y abarcó desde Bach hasta la música contemporánea. En 1956 estrenó en la Wiener Staatsoper La tempestad de Frank Martin, al año siguiente en Salzburgo, Escuela de mujeres de Liebermann, en 1971 de nuevo en Viena Der Besuch der alten Dame (La visita de la vieja dama) de Gottfried von Einems que escribió para su voz el papel de Claire Zachanassian, y en 1973 De tempororum fine comoedia de Carl Orff.
Ludwig también soprano y en el olimpo de los liederistas
Además de su repertorio de mezzosoprano spinto y dramática en los últimos años de su carrera, Christa Ludwig abordó también papeles de soprano, entre los que destacan los de Leonora de Fidelio, la Mariscala de Der Rosenkavalier y la tintorera de La mujer sin sombra.
Junto a Karl Böhm, Herbert von Karajan y Leonard Bernstein eran los directores preferidos de Christa Ludwig. A Von Karajan le conocía desde pequeña, ya que había dirigido a su madre en la Ópera de Aquisgrán, de la que su padre era director, y en la que ella pasaba la mayor parte de las horas, y Bernstein, su alma gemela, a quien ella llegó a calificar como «el más maravilloso de todos». Él siempre la llamaba para las sinfonías de Mahler.
El nombre de Christa Ludwig figura en el olimpo de los liederistas junto a los de Dietrich Fischer-Dieskau, Hans Hotter, Fritz Wunderlich o Elisabet Schwarzkopf. Walter Legge, productor del sello EMI, no solo la animó a abordar papeles de soprano, como la Leonora de Fidelio, sino que también la introdujo en el mundo del Lied, que ella conocía por su madre. Con él aprendió la importancia del texto a la hora de cantar y la mezzosoprano supo como pocos decir los textos de poemas cantados, cada frase, cada palabra, cada sílaba. Ella fue la primera mujer que canto el ciclo completo de Lieder Winterreise, que interpretó en más de 70 ocasiones, pese a que Schubert lo escribió para voz masculina.
En 1994 publicó sus memorias, Christa Ludwig …und ich wäre so gern Primadonna gewesen (Christa Ludwig …y me hubiera gustado ser una primadonna) traducidas al inglés con el título In My Own Voice: Memories by Christa Ludwig. En ellas la mezzosoprano hace una semblanza de su vida personal y profesional y habla de los directores, teatros de ópera y roles preferidos. Explica los misterios de la voz y da sabios consejos a los jóvenes cantantes. «Quería escribir el libro para ayudar a los jóvenes cantantes a conocer el mundo de la ópera. Muchos piensan que es un mundo glamuroso, pero la de cantante no es una carrera fácil», señaló en la presentación del volumen.
Su legado fonográfico es abundante en obras de sus compositores de cabecera, como Mahler, con sus sinfonías Segunda y Tercera, y Das Lied von der Erde, con versiones de Klemperer, Karajan y Bernstein; Mozart; Richard Strauss, con una radiante Octavian de Der Rosenkavalier en una grabación dirigida por Karajan en 1957 y una fantástica Mariscala grabada en 1971 bajo la dirección de Bernstein; y Wagner con una versión de referencia en el papel de Fricka en La Walkiria dirigida en 1965 por Georg Solti.
En 1957 se casó con el barítono Walter Berry con el que tuvo un hijo y del que se divorció en 1970. En 1972 se volvió a casar, en esta ocasión con el actor y director teatral francés Paul-Emile Deiber, de quien enviudó en 2011.– ÓA
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