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Muere el revolucionario director de escena Peter Brook
Centrado en el mundo del teatro, dirigió ópera en las décadas de 1940 y 1950, pero abandonó la lírica porque no encontró las condiciones adecuadas para desarrollar lo que lo buscaba
El director teatral y cineasta británico Peter Brook murió ayer, 2 de julio, en París a los 97 años. Figura central e indiscutible del teatro del siglo XX, Brook destacó por sus ideas brillantes, arriesgadas e innovadoras, que a finales de la década de 1950 le hicieron abandonar el mundo de la dirección de escena operística al no hallar las condiciones adecuadas para desarrollar lo que estaba buscando. Fue Premio Princesa de Asturias de las Artes 2019.
Peter Brook, de nombre completo Peter Stephan Paul Brook, nació en Londres el 21 de marzo de 1925. Estudió arte dramático en el Magdalen College de Oxford y en 1943, con 19 años y en plena II Guerra Mundial, comenzó su trayectoria profesional en el cine dirigiendo Un viaje sentimental, versión cinematográfica de la novela homónima de Lawrence Sterne. Ese mismo año dirigió en Londres su primera obra de teatro, Doctor Fausto de Marlowe, en el Torch Theatre, a las que siguieron La máquina infernal (1945), de Jean Cocteau; King John (1945) de Shakespeare, y Vicious circle (1946), de Jean Paul Sartre.
La fulgurante carrera del joven Peter Brook llamó la atención del primer teatro de ópera británico, el Royal Opera House Covent Graden, que lo contrató en 1947 como director de producciones. Allí debutó como director de escena operístico dirigiendo en 1948 Boris Godunov y La Bohème y al año siguiente, Las bodas de Fígaro y una Salome con diseño y vestuario de Salvador Dalí.

Decorado de la producción de 'Salomé' dirigida por Peter Brook en el Covent Garden de Londres en 1949 con diseño y vestuario de Dalí
Peter Brook dejó el cargo en el Covent Garden en 1950, pero siguió dirigiendo algunas producciones operísticas más por encargo del Met de Nueva York, donde presentó un Faust de Gounod en 1953 y un Evgeni Oneguin en 1957. Año en el que decidió no dirigir más ópera, no al menos por encargo de los grandes teatros líricos, porque dijo que no hallaba las condiciones de trabajo adecuadas con los divos y la tiranía star-system para desarrollar en el mundo de la ópera lo que estaba buscando.
En Provocaciones. 40 años de experimentación en el mundo del teatro (1946-1987), Peter Brook cuenta: «La ópera nació hace cinco mil años cuando el hombre salía de las cavernas haciendo ruido. De esos ruidos llegaría después Verdi, Puccini, Wagner. Había un ruido para el amor, otro para el temor, para la felicidad, para el odio. Era la ópera atonal, la ópera de una sola nota. Así empezó todo. En aquel momento era una expresión humana natural que se convirtió en canto. Después, algo más tarde, el proceso fue codificándose, construyéndose, y terminó como un arte”.
Un arte en el que Peter Brook innovaba y que le llevó a hacer versiones propias de títulos operísticos como La tragedia de Carmen (1983), Impresiones de Pelleas (1992) o La flauta mágica (2010) en su teatro de París, Les Bouffes du Nord, ciudad a la que se trasladó en 1971, tras abandonar la Royal Shakespeare Company cuando el Gobierno británico prohibió a la compañía trabajar con actores extranjeros. En París, el director teatral fundó el centro Internacional de Creadores Teatrales y empezó a dar forma a su espacio simbólico, Les Bouffes du Nord.
Peter Brook regresó al repertorio operístico tradicional en 1998 con motivo del 50º aniversario del Festival de Aix-en-Provence, donde dirigió Don Giovanni con una puesta en escena despojada de escenografía que recuperaba el teatro itinerante.
En 2019 le fue concedido el Premio Princesa de Asturias de las Artes. En el acta del premio, el jurado destacaba que Peter Brook era uno «los grandes renovadores de las artes escénicas, con montajes de alto compromiso estético y social», y señalaba que el director teatral y cineasta había abierto «nuevos horizontes a la dramaturgia contemporánea, al contribuir de manera decisiva al intercambio de conocimientos entre culturas tan distintas como las de Europa, África y Asia. Brook continúa emocionando de forma intensa a través de puestas en escena de gran pureza y simplicidad, fiel a su concepto de espacio vacío«, concluía el jurado.– ÓA
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