Lucia y el sentido de la humanidad en Las Palmas

Jessica Pratt, junto a Xabier Anduaga, acerca al público canario la belleza, el dolor y la búsqueda de la independencia del arbitrio ajeno

16 / 05 / 2023 - Mario MUÑOZ - Tiempo de lectura: 5 min

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Jessica Pratt como Lucia en la Ópera de Oviedo © Ópera de Oviedo / Iván MARTÍNEZ

Las Palmas de Gran Canaria

Temporada Alfredo Kraus
Donizetti: LUCIA DI LAMMERMOOR
23, 25, 27_05 (Teatro Pérez Galdós)

Lucia: Jessica Pratt. Edgardo: Xabier Anduaga. Enrico: Youngjun Park. Raimondo: Mirko Palazzi. Normanno: Gabriel Álvarez. Alisa: Rosa Pérez. Arturo: Francisco Corujo. O. Filarmónica de Gran Canaria. Coro de la Ópera de Las Palmas (Dirección: Olga Santana). Dirección musical: Lorenzo Passerini. Dirección de escena: Bruno Berger-Gorski.

 

En 1835, dejando atrás las arenas mitológicas y politeístas del clasicismo, aparece Lucia di Lammermoor, una ópera animada por una manera distinta de entender el amor y la muerte. Es la representación pura del romanticismo, donde la locura funciona como alternativa para trascender una realidad asfixiante. Jessica Pratt acerca al público canario la belleza, el dolor y la búsqueda de la independencia del arbitrio ajeno.

A finales del siglo XX se descubrió la ópera La finta pazza (La loca fingida, 1641), de Francesco Sacrati, cercana estilísticamente a Monteverdi y que representaba el primer eslabón en la cadena de las óperas cuya temática incluía la enajenación mental. Sus sucesores, de Händel a Paisiello, desarrollarían las denominadas escenas de locura, representación directa del subconsciente de los personajes y capaces de despertar la creatividad más feroz en los compositores, a la búsqueda de la conmoción del espectador. De entre todas, la de Lucia de Lammermoor reina sin competencia.

Los alrededores de Donizetti –­con un mercado que obligaba a un endiablado ritmo de composición– eran tan convulsos como su propia situación personal. Durante la época de composición de Lucia y los meses subsiguientes Donizetti se quejará amargamente en sus cartas de sufrir fiebres, convulsiones y terribles jaquecas. “La melancolía ha hecho presa de mí. […] Me caigo de la cama por la noche y parece que la cama comenzara a dar vueltas sobre mí. No sé si todavía estoy vivo”. El progresivo deterioro de su cuerpo y su mente se trasladarían a la partitura de manera mucho más íntima que en cualquier otro melodrama romántico basado en la preceptiva comédie larmoyante. En Lucia nada será superficial ni pasto del mero lucimiento. Ningún dolor será impostado. Su decisión más personal está, precisamente, en la escena de la locura: Donizetti, en lugar de practicar el habitual punto de vista pasivo, hace oír al espectador aquello que Lucia oye; de esa forma convierte a todo el teatro en partícipe de la herida, como si conjugara el dolor en primera persona.

Lucia ACO La nueva producción de 'Lucia di Lammermoor' de Bruno Berger Gorski © ACO / Carmen Castañón
Lucia ACO La nueva producción de 'Lucia di Lammermoor' de Bruno Berger Gorski cuenta con escenografía de Carmen Castañón © ACO / Carmen Castañón

El desvarío, efecto sonoro

La búsqueda de la tímbrica exacta tiene mucho de desautomatización de la mirada, aprovechando la imaginación del compositor italiano con esa armónica de cristal original que es la voz del amado, convertida en flauta en futuras versiones. El efecto sonoro del desvarío estaba, en realidad, abriendo una ventana hacia un lenguaje de futuro, y preparando el lugar de privilegio de esta ópera en el repertorio. “Una obra como esta”, comenta a ÓPERA ACTUAL Ulises Jaén, director artístico de la temporada de Amigos Canarios de la Ópera, “tiene que programarse cada cierto tiempo en cualquier teatro de ópera, y en nuestro caso no solo por ser la obra más significativa del bel canto italiano, sino también por la posibilidad de poder contar con Jessica Pratt, probablemente la mejor Lucia del momento”.

© Baluarte

Jessica Pratt y Xabier Anduaga en un recital en Pamplona

No tensar

La dificultad de encarnar a la protagonista no es meramente técnica, sino también dramática. Para Donizetti la locura que traslada a la escena no elude su aspecto espiritual, su verosimilitud y su sentido de la humanidad. “Donizetti era un showman”, explica Jessica Pratt, protagonista indiscutible del estreno en Las Palmas.

Jessica Pratt: “Donizetti era un 'showman'. En lugar de situar la dramaturgia en segundo plano, usa el libreto de manera muy teatral”

“En lugar de hacer lo que hacía el resto de compositores belcantistas (situar la dramaturgia en un segundo plano), él usa el libreto de manera muy teatral, sirviendo de nexo de unión con el posterior Verdi. Eso complica mucho el personaje de Lucia, que tiene que equilibrar el componente musical y el ­actoral.­ Hay que encontrar posiciones corporales y gestos que no creen demasiada tensión, porque la línea vocal ha de ser bella y pura; no hay que caer en la trampa de añadir llantos, gritos, suspiros, discursos… Eso pertenece a una época posterior. Debuté el papel en 2007 y en las más de 40 producciones diferentes en las que he participado (de Lima a Sydney, de Milán a Nueva York) he ido entendiendo su profundo trabajo estilístico. Al principio era una debutante inconsciente y todo era hermoso y divertido; aún no me daba cuenta de la trascendencia de este papel, lo que me permitió mantener mi entusisasmo en cada nueva oportunidad, encontrando siempre aspectos diferenciales en la partitura para investigar”, concluye la soprano australiana.

La contraparte de Lucia, el obstinado Sir Edgardo de Ravenswood, estará cubierta por uno de los tenores del momento, Xabier Anduaga, Premio ÓPERA ACTUAL 2021, al que acompañarán el Enrico de Youngjun Park y Mirko Palazzi como Raimondo. La batuta, en manos de Lorenzo Passerini, se conjuga con la elegante dirección de escena de Bruno Berger Gorski y los diseños firmados por Carmen Castañón, repletos de códigos románticos y luz ambigua.– ÓA