La locura de 'Wozzeck' impresiona al Liceu más joven

La función de #LiceuUnder35 de la ópera de Berg consolida un plantel de espectadores implicados y abiertos con las propuestas más atrevidas

21 / 05 / 2022 - Aniol COSTA-PAU - Tiempo de lectura: 4 min

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wozzeck-operaactual-liceu (1) Una escena del 'Wozzeck' de William Kentridge © Gran Teatre del Liceu / Antoni BOFILL

El viernes 20 de mayo, dos días antes de la première oficial, el Gran Teatre del Liceu programó una función exclusiva de Wozzeck para espectadores menores de 35 años. Una nueva edición del #LiceuUnder35, que llenó el teatro de público joven y repitió el éxito que ya habían vivido anteriores veladas de este proyecto divulgativo. La ópera de Alban Berg, por su música discordante y su argumento desolador, no era una propuesta sencilla, pero el público respondió con entusiasmo e interés.

A simple vista, Wozzeck, de Alban Berg, paradigma de la vanguardia operística del siglo XX, no parecería la obra más propicia para seducir y motivar al público joven, que justo empieza a familiarizarse con el género operístico. La singularidad expresiva de la partitura, sumada a la crudeza discursiva de la trama, escrita en la primera mitad del siglo XIX pero llevada al género lírico después de la I Guerra Mundial, ciertamente podría menguar el poder de convocatoria entre los espectadores debutantes y aficionados. Sin embargo, no fue el caso, ni mucho menos, de la función de #LiceuUnder35 dedicada a esta obra maestra en el Gran Teatre del Liceu, celebrada el viernes 20 de mayo. Los asistentes, menores de 35 años que pagaron solamente 20 euros por entrada, colmaron la platea y los palcos, vibrando y sufriendo desde el principio con la locura del protagonista de la ópera de Berg, en la impresionante producción de William Kentridge. Así, con este nuevo éxito, quedó confirmado que los espectadores nóveles del teatro, que juzgan sin prejuicios la novedad y son cada vez más expertos, no solo aplauden los títulos más famosos del repertorio, sino que también valoran con pasión las propuestas atrevidas.

© Gran Teatre del Liceu / Antoni BOFILL

Matthias Goerne como Wozzeck

Impresionó sobre todo el espectacular diseño escenográfico de Sabine Theunissen, parte fundamental de la propuesta de Kentridge que convierte el escenario del Liceu en una enorme barricada en ruinas, sobre la cual se impresionan asfixiantes proyecciones, que recuerdan tanto a los garabatos antibelicistas de Goya como a las sombras cinematográficas del expresionismo alemán y que nacen del imaginario del artista plástico sudafricano. Sobre este decorado, sobresale la actuación del barítono Matthias Goerne, que interpretó el soldado enloquecido en las trincheras, incapaz de amar sin violencia, con una potencia vocal asombrosa en los constantes exabruptos musicales de la partitura de Berg. Una escritura melódica y armónica, entre el expresionismo exaltado y el dodecafonismo disonante que, efectivamente, por momentos, incomodó a parte del público, poco acostumbrado a experimentar los límites de la tonalidad. Así lo vivió, por ejemplo, Juliana Canet, youtuber catalana que, junto al streamer Marc Lesan, realiza para el Liceu un podcast para promocionar la iniciativa #Under35: “Realmente me costó entrar en el sinsentido melódico de la pieza, pero, al mismo tiempo, me resultó una experiencia muy interesante y creo que es la manera más coherente de expresar en notas el horror que sucedía en escena, visualmente muy impactante”.

Público maduro

Apostar por la brutalidad de Wozzeck, en lugar de presuponer que los jóvenes preferirán propuestas más divertidas y convencionales es, en efecto, una manera inequívoca de tratar a los jóvenes con máximo respecto y absoluta madurez. Valentí Oviedo, director general del Gran Teatre del Liceu, así lo destaca: “Debemos ofrecer un abanico plural de títulos al público nuevo que acude al teatro, porque, si restringimos su experiencia al repertorio más mediático, no le damos la oportunidad de elegir libremente que estilo le gusta más. Es un error pensar que como Wozzeck es una obra difícil no va a interesar”.

Asimismo, Víctor García de Gomar, director artístico del teatro barcelonés, reivindica la conexión entre los temas de la ópera de Berg y las preocupaciones de las nuevas generaciones en la actualidad: “Wozzeck es el primer gran antihéroe masculino de la historia de la ópera, un personaje perdido y desquiciado que refleja perfectamente las mismas crisis de nuestro presente, marcado por la guerra y la incertidumbre que nubla el futuro de los jóvenes”. En otras palabras, “el dramatismo del protagonista de Berg no es excesivamente diferente de las dudas existenciales que expresa Rosalía en su nuevo disco o del malestar que tematiza una película reciente como Joker”, concluye De Gomar.

De la trinchera al cóctel

Recuperando la tradición de antes de las restricciones por la pandemia, el Liceu preparó también, para después de la representación, una sesión de Dj y una oferta de food stands en la terraza. Con esta iniciativa, el Liceu pretende, tal y como explica Valentí Oviedo, “crear espacios de comunidad y relación para compartir las vivencias después de la función y para que el público se sienta suyos todos los espacios del equipamiento”. En esta ocasión, fruto de la dureza del final de Wozzeck, el paso de la butaca al cóctel pudo resultar más abrupto que de costumbre, pero sirvió también para descongestionar tensiones copa en mano y transformar la experiencia del escenario en una reflexión conjunta en positivo sobre la posibilidad de imaginar otros mundos posibles.

Juliana Canet: "el 'podcast' no busca ser un producto especializado ni elevado, sino una conversación amena entre principiantes para atraer a espectadores que hasta la fecha no se habían planteado ir nunca a la ópera"

Algunas voces más puristas critican esta opción, alegando que la experiencia operística es ya suficientemente interesante en sí misma y no es necesario revestirla con cosas típicamente de jóvenes. Sin embargo, aunque para un sector de público más asiduo al teatro resulte superfluo e innecesario, es innegable que la copa y el postureo es un incentivo más para convocar espectadores por primera vez en el coliseo de La Rambla y generar así la posibilidad que se enganchen al género lírico. Y es que no hay que olvidar que la iniciativa #LiceuUnder35 no solo va dirigida a los amantes de la ópera jóvenes que no pueden permitirse económicamente una entrada o abono regular, sino que también pretende captar espectadores que ni tan siquiera sabían el precio de una butaca de platea antes de asistir al teatro. Y con este segundo objetivo se concibe el podcast de Juliana Canet y Marc Lesan, que, según la creadora de contenido catalana, “no busca ser un producto especializado ni elevado, sino una conversación amena entre principiantes para atraer a espectadores que hasta la fecha no se habían planteado ir nunca a la ópera”.  * Aniol COSTA-PAU, redactor de ÓPERA ACTUAL