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La lírica se posiciona contra la guerra de Ucrania
Cada día aparecen más voces, reacciones y actos simbólicos en el mundo de la ópera que expresan el rechazo al conflicto bélico y el apoyo a las víctimas
Más allá del interminable debate sobre si los artistas deben posicionarse políticamente, parece justo que, ante eventos de extrema gravedad como la guerra entre Rusia y Ucrania, los músicos e instituciones culturales decidan manifestarse públicamente contra la invasión rusa y en favor de una solución pacífica y dialogante. Como es lógico, la mayoría de artistas condenan públicamente el conflicto armando y muestran su solidaridad con las víctimas ucranianas, incluso lo ha hecho Anna Netrebko, que emitió un comunicado en redes sociales explicando su parecer, mientras que Valery Gergiev, gran deudor del apoyo recibido a su gestión en el Mariinsky por parte del presidente ruso, ha preferido guardar silencio pese a las presiones. Aquí se recogen algunos de los ejemplos más relevantes de esas reacciones entre las personalidades del mundo de la ópera.
El Teatro Real de Madrid, en la última función de El ocaso de los dioses del domingo 27 de febrero, decidió envolver el cadáver de Siegfried con la bandera de Ucrania. Con este gesto simbólico, el coliseo madrileño pretende expresar su absoluto rechazo al conflicto armado y homenajea a las víctimas de la guerra. Así concluye la Tetralogía madrileña de El anillo del nibelungo, en una producción dirigida por Pablo Heras-Casado y concebida escénicamente por Robert Carsen que plantea un escenario desolador y devastado por las guerras humanas; un montaje crudo y doloroso que, sin duda, los recientes eventos en Ucrania convierten en todavía más visionario y actual.
Peter Gelb, director general de la Metropolitan Opera House de Nueva York, ciudad que ya negó la entrada a Valery Gergiev el pasado fin de semana, ha emitido un contundente mensaje en vídeo en el que, en nombre del teatro, muestra su solidaridad “con las víctimas inocentes de la guerra”, insta a los líderes mundiales a frenar la invasión rusa y advierte que el Met, como compañía internacional defensora de la paz, no colaborará con ningún artista o institución que defienda los valores de Vladimir Putin.
En la misma línea de reivindicación, el Metropolitan Opera House, antes de la función de Don Carlo del pasado 2 de marzo, interpretó con su coro y orquesta el himno de Ucrania, como acto de solidaridad con las víctimas.
La directora ucraniana Oksana Lyniv, directora del Teatro Comunale de Bolonia, desde el inicio del ataque militar ruso no ha cesado de compartir mensajes en sus redes sociales difundiendo hashtags como #StopPutin o #StayWithUkraine. El pasado fin de semana, el primero en pleno conflicto bélico, Lyniv ofreció un concierto sinfónico en la sala Manzoni del Comunale y en el que leyó un comunicado pacifista para terminar dirigiendo el himno nacional ucraniano.
El tenor polaco Piotr Beczala también se ha manifestado a través de una publicación de Instagram, en la que declara que, como artista de gran repercusión pública, utiliza su voz para condenar la guerra. Además, el cantante explica igualmente que ha cancelado su concierto previsto para el 25 de mayo en Moscú y alienta a sus compañeros de profesión a expresar alto y claro su oposición a la guerra.
Aleksandra Kurzak, también de descendencia polaca, se mostrado orgullosa con la actitud humanitaria de su país, dispuesto a acoger todos los refugiados que huyen de la guerra.
La mezzosoprano letona Elina Garanca, Premio ÓPERA ACTUAL 2021, ha utilizado sus redes sociales para compartir su dolor desde el inicio del ataque en Ucrania y para manifestar sin titubeos que no quiere asociar su nombre con ningún evento, país o artista que de apoyo al régimen de Putin.
La mezzosoprano georgiana Anita Rachvelishvili se ha mantenido muy activa durante toda la semana en sus redes sociales, manifestando el absoluto rechazo a la guerra. De hecho, Rachvelishvili ya había expresado su desacuerdo contra las políticas violentas de Vladimir Putin desde 2019, cuando decidió públicamente no actuar más en el país ruso, como gesto de condena hacia los actos violentos del mandatario ruso contra su Georgia natal.
En el Teatro de Ópera de Odessa, ciudad estratégica para las tropas rusas, se repitió la trista imagen que se produjo en 1941, cuando, durante la II Guerra Mundial, se rodeó el teatro lírico con barricadas y defensas militares. Y, entre dolor y devastación, el coro de la Ópera de Odessa salió a la calle para ofrecer un breve concierto cargado de simbolismo y reivindicación. Además del himno de Ucrania, los solistas cantaron el célebre himno de liberación «Va, pensiero» del Nabucco verdiano.
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