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Cancelado el 'Lohengrin' de Katharina Wagner en el Liceu
El montaje del Liceu barcelonés firmado por la biznieta del compositor se ha tenido que anular por la pandemia del coronavirus
Gran Teatre del Liceu
Wagner LOHENGRIN
Canceladas todas las funciones
Heinrich: Günther Groissböck. Lohengrin: Klaus Florian Vogt. Elsa von Brabant: Erin Wall. Friedrich von Telramund: Carsten Wittmoser, Ortrud: Evelyn Herlitzius. Heraldo del rey: Roman Trekel. Orquestra Simfònica del Liceu. Cor del Gran Teatre del Liceu (Dir.: Conxita Garcia). Dirección: Josep Pons. Dirección de escena: Katharina Wagner.
El Liceu se ha visto obligado a cancelar, en plenos ensayos, su nueva producción de Lohengrin encargada a Katharina Wagner. El Gran Teatre anunció que, según la nueva fase de emergencia anunciada por la Generalidad de Cataluña, así como ante la imposibilidad de seguir con normalidad los ensayos de la producción, se ha visto obligado a suspender las funciones de Lohengrin previstas entre el 19 de marzo y el 5 de abril. Las medidas preventivas anunciadas por las autoridades sanitarias son de difícil implantación en Coro y la Orquesta durante los ensayos. Estos colectivos trabajan conjuntamente en el foso y en el escenario, espacios que no permiten mantener la distancia de seguridad entre ellos y el resto de artistas. Esta situación hace difícil completar el proceso de la producción ante la posibilidad de realizar solo las cuatro funciones que quedan fuera del periodo establecido por las autoridades.
A continuación ÓA presenta el artículo introductorio que se había preparado ante este estreno y que se ha publicado en la edición en papel de ÓPERA ACTUAL 233, correspondiente a este mes de marzo marcado por la pandemia.
El lado oscuro de Lohengrin
Nacida en Bayreuth, Katharina Wagner, la directora de escena de la nueva producción de Lohengrin que se estrena en el Liceu barcelonés, ha mamado ópera desde la cuna. Bisnieta del compositor Richard Wagner, es sobrina de Wieland Wagner e hija de Wolfgang Wagner, ambos directores del Festival de Bayreuth y directores de escena. Lejos de huir de su destino, estudió Ciencias del Teatro en la Freie Universität de Berlín y empezó como asistente de dirección de escena de Harry Kupfer en la Staatsoper Unter den Linden. Siguió como asistente en el Festival de Bayreuth, primero de su padre, en Los maestros cantores de Nuremberg, al que siguió, en 1999 (con 21 años) Keith Warner con Lohengrin, un título recurrente en su trayectoria como regista, con el que ahora debuta en el Liceu dirigiendo por tercera vez la ópera de su bisabuelo en un nuevo montaje liderado por el coliseo lírico barcelonés en coproducción con la Ópera de Leipzig, y que se estrena el 19 de marzo bajo la dirección musical de Josep Pons.
Katharina Wagner, que lleva los destinos del Festival de Bayreuth consagrado en exclusiva a la obra de su bisabuelo desde 2008 –hasta 2015, compartiría la dirección con su medio hermana, Eva Wagner-Pasquier–, debutó como directora de escena en 2002 con El holandés errante en Würzburg, al que siguió en 2004 un polémico Lohengrin en Budapest, sonoramente protestado por el público en el que dejó clara la influencia de Harry Hupfer y Christoph Schlingensief, su absoluta militancia en el Regietheater y la crítica social como objetivo, así como un estilo en el que no tiene cabida ni el Romanticismo, ni la redención por amor, tan presente en la obra de su bisabuelo, repertorio que centra su carrera como directora de escena.
Así pues, “la cima del Romanticismo” que para Thomas Mann era Lohengrin, llega al Liceu de la mano de Katharina Wagner alejada del cuento de hadas y sin referencia alguna al espíritu romántico y a la magia del grial. Ya cuando dirigió la ópera en Budapest situó la trama en la actualidad, en una Brabante liberada pero en crisis, en cuyo joven parlamento los diputados viven atemorizados por el poder que todavía ejerce Telramund y Ortrud, líderes del viejo orden. Lohengrin, candidato del partido Cisne, aparece como el salvador y gracias a su popularidad es elegido como nuevo gobernante de Brabante, pero no tarda en mostrar su verdadera naturaleza, un ser autoritario, que impone el toque de queda y prohíbe la libertad de expresión.
La propuesta de dirigir una nueva producción de Lohengrin le llegó a Khatarina Wagner de la Ópera Nacional de Praga en coproducción con el Gran Teatre del Liceu, pero las deficiencias técnicas del coliseo lírico checo llevaron a la directora de escena a desistir del proyecto inicial y proponer allí una reposición del Lohengrin, que su padre, Wolfgang Wagner, estrenó en Bayreuth en 1967, año en que asumió la dirección en solitario del Festival tras la muerte de su hermano Wieland.
La ruptura, la única vía
Después de la reconstrucción del montaje histórico en 2017 en Praga, Katharina Wagner vuelve a Lohengrin en la nueva producción que estrena este mes el Liceu y en la cual explora a fondo esa cara oscura del personaje protagonista que ya apuntó en 2004 en Budapest. Si el caballero que en el primer acto de la ópera aparece en una pequeña barca tirada por un cisne para batirse en duelo y salvar a la cándida Elsa de Brabante se mostraba entonces como un gobernante autoritario, ahora la directora de escena da una vuelta de tuerca y revela la verdadera naturaleza oscura de Lohengrin.
Desde el preludio inicial, y a vista del público, Lohengrin se muestra en este nuevo montaje como un ambicioso arribista capaz de matar para alcanzar el poder. El cisne, testigo de su crimen, le perseguirá a lo largo de toda la ópera atormentando su conciencia hasta desmoronarse y confesar su crimen.
Nadie en este thriller en el que Katharina Wagner convierte Lohengrin es lo que parece, pero los personajes antagonistas persisten, aunque con los papeles cambiados. Así la intrigante Ortrud y el ambicioso conde Telramund son blanqueados y ella incita a Elsa a preguntarle a Lohengrin su nombre para poder desenmascararlo. Y es que Katharina Wagner parece tener claro que la ruptura es la única vía para dar una nueva vida a la obra de su bisabuelo, primando la vida frente a la tradición, a pesar de las protestas del público.
La propuesta renovada de la bisnieta de Wagner no parece alterar la emoción con la que Josep Pons, director musical del Liceu, debuta Lohengrin, la primera ópera wagneriana en representarse en el coliseo lírico barcelonés, en marzo de 1883, un año después de su estreno en la capital catalana en el Teatre de la Santa Creu. “He sido monaguillo de Montserrat y esta obra me toca muy de cerca”, asegura Pons. “Wagner se inspiró en Montserrat para crear su Monsalvat. Había leído el opúsculo que Wilhelm von Humboldt escribió tras visitar el monasterio en 1800 y quedar fascinado por los anacoretas que ocupaban 12 ermitas diseminadas por la montaña. Humboldt, Goethe, Schiller y Wagner tomaron Montserrat como un ideal romántico de búsqueda del yo interior. Lohengrin, hijo de Parsifal, viene de Montserrat, y eso me emociona”.
Pons propone un acercamiento musical a Lohengrin de planos diferenciados. “Busco un color orquestal, una sonoridad, una línea de canto contrastada entre el mundo blanco e inocente y el mundo oscuro, donde los personajes inocentes como Elsa, se acerquen más a la tradición vocal de Schubert, del oratorio, que al mundo operístico, para diferenciarlos del mundo oscuro que –asegura el director musical del Liceu–, Wagner domina como nadie”.– ÓA
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