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Isolda y Tristán, con espíritu 'furero' en Valencia
La impresionante puesta en escena de Àlex Ollé (La Fura dels Baus) dará vida en Les Arts a la obra maestra de Wagner en su regreso a Valencia
Valencia
Palau de Les Arts
Wagner: TRISTAN UND ISOLDE
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Isolde: Ricarda Merbeth. Tristan: Stephen Gould. Marke: Ain Anger. Brangäne: Elena Zhidkova. Kurwenal: Kostas Smoriginas. Melot: Moisés Marín. Timonel: Alejandro Sánchez. Orquestra de la Comunitat Valenciana. Cor de la Generalitat Valenciana (Dirección: Francesc Perales). Dirección musical: James Gaffigan. Dirección de escena: Àlex Ollé.
El repertorio wagneriano, que tanta importancia tuvo en las primeras temporadas de Les Arts, regresa al coliseo valenciano de la mano de Tristan und Isolde, una de las obras capitales del compositor alemán, contando para ello con un puñado de intérpretes de referencia y con el aclamado montaje de Àlex Ollé, de La Fura dels Baus. La compañía teatral catalana fue la que, precisamente, propuso en este mismo escenario, la Tetralogía wagneriana.
La música de Richard Wagner volverá a partir del próximo 20 de abril al Palau de Les Arts. Durante la primera década de su existencia, el escenario valenciano hizo del repertorio wagneriano uno de sus sellos distintivos con la ya célebre producción de Der Ring des Nibelungen de La Fura dels Baus y Zubin Mehta, o la única ocasión en la que Lorin Maazel dirigió Parsifal a lo largo de su carrera. El último Wagner que se llevó a escena fue hace casi 10 años, en noviembre 2013, con la reposición de Die Walküre con Mehta. Tras la salida de Helga Schmidt de la dirección del coliseo desapareció no solo Wagner sino todo el repertorio alemán de la programación. En esta nueva etapa, Jesús Iglesias, desde la dirección artística, se puso como objetivo revertir la situación y programó Tristan und Isolde para la primavera de 2021, pero la pandemia truncó el proyecto y ha habido que esperar hasta ahora para recuperarlo.
Este Tristan es una apuesta sobre seguro a todos los niveles. Por un lado, se recurre de nuevo a La Fura dels Baus, en esta ocasión con la dirección escénica de Àlex Ollé, en una producción que tuvo un notable éxito tanto en Lyon como en Barcelona. En cuanto a la dirección musical, James Gaffigan triunfó con este título en el pasado Festival de Santa Fe; y, por último, se cuenta con un reparto encabezado por un trío de cantantes wagnerianos de acreditada experiencia. Ricarda Merbeth, una de las sopranos dramáticas más demandadas de la actualidad, será la protagonista conjuntamente con el tenor también experto en el estilo Stephen Gould; ambos compartirán escenario con Ain Anger como Marke, uno de los bajos de referencia en el repertorio.
Gould cantó ya en Les Arts en Les Troyens dirigido por Valery Gergiev, y para la soprano alemana será su debut en el teatro, aunque ya cantó Senta en versión de concierto en el Palau de la Música de Valencia. En declaraciones a ÓPERA ACTUAL, Merbeth define el papel en los siguientes términos: “Es un rol maravilloso, tiene muchísimos colores, es muy intenso y contiene todas las facetas de la vida: amor, odio, huída, muerte… Es todo un reto, es una partitura muy larga y de una gran fuerza. Hay que tener una gran técnica para superar sus dificultades. Es además un placer buscar cosas nuevas, en colaboración con el director de escena”.
Àlex Ollé, por su parte, coincide con la soprano en que existen pocas historias de amor “mejor contadas” que la que narra esta ópera. Respecto de su propuesta asegura que, para ello, le interesó trabajar la obra “de forma simbólica y no descriptiva para plasmar la constante transición de emociones que conlleva. Queríamos hacer una labor interna, emocional y simbólica. Isolde comienza odiando a Tristan, pero tras beber el filtro pasa a amarlo. De esa manera se aniquila la voluntad individual y se ignora a la colectividad”.

Àlex Ollé
La propuesta de Ollé está dominada por una enorme esfera que se convierte en la protagonista del espacio, y cuyos movimientos y transformaciones sirven de motor de la trama marcando cada uno de los actos. “El primero representa el viaje; la plataforma escénica gira como si fuese ese barco que viaja hacia el futuro, pero a la vez narra el pasado y acoge el paso del odio al amor de Isolde por Tristan, a quien vemos orgulloso junto a una Brangäne que funciona como la conciencia y la prudencia. El segundo acto muestra el interior de la esfera y representa el castillo de Marke. Los amantes encerrados entre esas paredes pierden la noción de lo externo en una exaltación y sublimación de los sentimientos. En el tercero se muestra el reverso de la esfera y aparece como una especie de ojo, como su fuera el peso de la conciencia que atormenta a Tristan. Para eso utilizamos el juego entre lo cóncavo, del segundo acto, y lo convexo del tercero”, aclara el regista.
Una de las peculiaridades de la historia que ideó Wagner es la introducción de un elemento mágico, el filtro de amor, un aspecto de la trama que puede resultar extraño en una de las más veraces e intensas historias de amor de la historia de la ópera. En ese sentido, respecto a la posibilidad de darle una lectura literal o no a ese elemento, Ollé señala que al montar la obra se planteó la posibilidad “de cambiar ese elemento mágico que es el filtro, pero no me vi capaz. Isolde pasa del odio al amor sin una transición, y para explicar ese cambio el elemento mágico es casi obligado. Si hubiese un proceso de transición se entendería, pero para explicar un cambio de sentimiento tan brusco necesitaba el filtro”.
Este detalle no va en detrimento de la intensidad del drama, según considera Ricarda Merbeth: “Creo que el amor que siente Isolde es verdadero desde el principio, desde que ve a Tristan por primera vez. Luego viene la traición y el odio. Y con la aparición del filtro de amor en la música sentimos que es un amor que lleva a la muerte. Pero el amor es real. Creo que siempre ha estado en el alma de Isolde”.
El intérprete de este complejo rol, por otra parte, debe superar las dificultades técnicas que Isolde conlleva, con muchos momentos comprometidos, como el do agudo en el segundo acto, “pero para mí lo más difícil es mantener la energía a lo largo de la obra”, continúa Merbeth. “Encontrar el equilibrio entre el tempo musical y cómo lo sientes en el alma para hacerlo llegar al público es complicado. Estoy deseando conectar con quienes vengan al teatro. Eso es para mí lo más importante”.– ÓA
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