'Il Trovatore' del Liceu en las trincheras de la I Guerra Mundial

Vittorio Grigolo, Saioa Hernández, Ksenia Dudnikova y Juan Jesús Rodríguez encabezan un doble reparto dirigido por Riccardo Frizza

19 / 10 / 2022 - Lourdes MORGADES - Tiempo de lectura: 5 min

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iltrovatore-olle-operaactual Una escena de 'Il Trovatore' en la producción que firma Àlex Ollé en el apartado escénico © De Nationale Opera / Ruth WALZ
Escena de 'Il Trovatore' en la producción de Àlex Ollé © De Nationale Opera / Ruth WALZ

Barcelona

Gran Teatre del Liceu
Verdi: IL TROVATORE
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Manrico: Vittorio Grigolo / Yonghoon Lee. Leonora: Saioa Hernández / Hibla Gerzmava. Azucena: Ksenia Dudnikova / Judit Kutasi. Conde de Luna: Juan Jesús Rodríguez / Àngel Òdena. Ferrando: Gianluca Buratto / Krzysztof Baczyk. Inés: María Zapata. Ruiz: Antoni Lliteres. Orquestra Simfònica del Gran Teatre del Liceu. Cor del Liceu (Dir.: Pablo Assante). Dirección musical: Riccardo Frizza. Dirección de escena: Àlex Ollé.

 

La popular ópera de Verdi regresa al Liceu en una coproducción de la Opéra de París y la Ópera Nacional Holandesa dirigida por Àlex Ollé, quien traslada la acción de finales de la edad media a principios del siglo XX, en plena Primera Guerra Mundial. Vittorio Grigolo, Saioa Hernández, Ksenia Dudnikova y Juan Jesús Rodríguez encabezan un doble reparto dirigido musicalmente por el experto en repertorio italiano Riccardo Frizza.

Nadie encargó a Verdi Il Trovatore, él mismo eligió la exitosa obra teatral de Antonio Gutiérrez El Trovador (1836) para convertirla en una ópera y desde el mismo día de su estreno, el 19 de enero de 1853 en el Teatro Apollo de Roma, la ópera fue aclamada y desde entonces no ha dejado de representarse en todo el mundo. “Sigue siendo popular, porque cuenta con algunas de las páginas más bonitas de la historia de la ópera”, asegura el director de orquesta Riccardo Frizza, responsable musical del regreso de la obra al escenario del Gran Teatre del Liceu en una coproducción de la Opéra National de Paris y la Ópera Nacional Holandesa con sede en Ámsterdam firmada escénicamente por Àlex Ollé, artista residente del coliseo lírico barcelonés.

Laberinto de trincheras

En su propuesta, Ollé sitúa la acción en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, 500 años después del marco en el que sucede la historia de la obra original, el siglo XV, durante el enfrentamiento civil entre el conde Jaime II de Urgell y Fernando de Trastámara, finalmente elegido rey de la Corona de Aragón por el Compromiso de Caspe en 1412. El director de escena ve actualmente “verosímil” el triángulo amoroso entre el Manrico, Leonora y el conde de Luna, pero poco creíble la historia de venganza de Azucena, quien lanza a su propio hijo al fuego cuando en realidad quería matar al hijo de su gran enemigo. “¿Cómo hacer verosímil ese extraño instante de locura? ¿Cómo explicar, luego, la devoción que Azucena siente por quien ha educado como a un hijo, aunque es, en realidad, el hermano robado del conde de Luna? ¿Cómo hacer verosímil la historia extrañísima de amor maternal y venganza ciega que es, en el fondo, el eje vertebrador de Il Trovatore?”, se pregunta Ollé. “Es en la guerra donde las acciones irracionales, sin tiempo para la reflexión, resultan creíbles”, concluye.

© Gran Teatre del Liceu / Sergi PANIZO

El director de escena Àlex Ollé

Una guerra de trincheras, larga y extenuante, que se plasma en una escenografía, obra de Alfons Flores, inspirada en el monumento al Holocausto de Berlín –a escasos metros de la Puerta de Brandenburgo–, una enorme cuadrícula de 19.000 metros cuadrados formada por 2.711 bloques de hormigón de diferentes alturas que forman un laberinto. En este laberinto de trincheras la dulce y sufrida Leonora vivirá su amor por Manrico amenzado por el vengativo conde de Luna. La soprano Saioa Hernández será Leonora en el Liceu, un personaje que le atrae porque es, dice, “un rol ensoñador, dulce, que tanto vocal como interpretativamente es joven. Leonora me permite mostrar aspectos de mi vocalidad que en otros papeles no se ponen de manifiesto tan asiduamente”, señala la cantante madrileña, quien debutó el rol hace seis años en el Teatro San Carlo de Nápoles.

Una Leonora española

Para Saioa Hernández, los retos vocales del personaje “son los típicos de la escritura verdiana. Requiere dominar distintos aspectos técnicos, como el poder plegar la voz en muchos puntos, los más ensoñadores, pero sin perder la capacidad para cantar con una determinada anchura en grandes frases en las que hay una orquestación mayor. Precisa de una voz con squillo, pero mórbida a la vez. Todos aspectos de una típica vocalidad verdiana. Interpretativamente, Leonora no cambia demasiado en el transcurso de la ópera. Es siempre un personaje lunar y decidido, pero siempre jovial”, asegura. Y confiesa la soprano que para ella la parte más difícil es la cabaletta de la segunda aria “Tu vedrai che amore in terra”… “Se hace muy difícil tras la escena anterior del aria y el Miserere. No en vano, antiguamente las sopranos solían eliminarla”, asegura.

© ACO / Nacho GONZÁLEZ

Saioa Hernández como Leonora en Las Palmas de Gran Canaria

Partitura fascinante

Riccardo Frizza no es partidario de eliminar nada, incluso los Do no escritos por Verdi. “Soy partidario de los agudos, aunque no se escribieran, porque siempre se han hecho. Los agudos ayudaban al triunfo de la noche, porque entusiasman y suben la temperatura del espectáculo. Era importante en la época de Verdi y lo es actualmente, pero para que sea un plus hay que hacerlo bien”, indica el maestro, quien dirigió por primera vez Il Trovatore en abril de 2009 en el Met de Nueva York.

© Simone FALCETTA

Riccardo Frizza

Frizza considera que el gran éxito del que goza la obra se debe “al enorme partido musical que Verdi saca de un libreto tan complejo como este. El equilibrio entre el ritmo y el lirismo narrativo es perfecto, lo da la misma obra, por eso tiene tanto éxito. Es el genio de Verdi, que escribe una ópera compleja que se desarrolla con los ritmos teatrales justos”, señala, y circunscribe a cuestiones técnicas las dificultades que presenta la obra: “La ópera va sola, solo que hay que controlar los tempi rápidos y algunas intervenciones complicadas del coro, pero cuando el coro es bueno, no hay problema”, asegura.

Y recomienda al público del Liceu que “se deje llevar por la música y no se muestre ansioso por los momentos estelares, porque a veces”, advierte, “las cosas más interesantes musicalmente están en las escenas o los diálogos y no en las arias. A menudo se va a escuchar la interpretación atlética del cantante y cuando eso ocurre frecuentemente uno se pierde todo lo demás”.– ÓA