El Teatro Real se adapta a la era post Covid con un plan estratégico

La 'nueva realidad' obliga a poner en marcha cinco estrategias hasta 2026 para consolidar y mantener el liderazgo de la institución en el circuito internacional

12 / 01 / 2022 - Gema PAJARES - Tiempo de lectura: 3 min

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Ignacio García-Belenguer, Gregorio Marañón y Joan Matabosch /operaactual.com Ignacio García-Belenguer, Gregorio Marañón y Joan Matabosch © Teatro Real / Javier DEL REAL
turandot-operaactual-operaparis-wilson (3) Elena Pankratova como Turandot en la Opéra de Paris, un montaje del Teatro Real © Opéra de Paris / Charles DUPRAC
Coro Intermezzo El Coro Intermezzo en 'Peter Grimes' en 2021 © Teatro Real / Javier DEL REAL

Los responsables del coliseo lírico madrileño han presentado su plan estratégico para los próximos cinco años adaptado a la nueva realidad post pandemia. En la rueda de prensa en la que se ha dado a conocer el proyecto, han negado que los problemas que se vivieron en las últimas funciones de La Bohème se debieran a un contagio entre los miembros del elenco.

La Traviata del 1 de julio de 2020 que se estrenó en el Teatro Real (esa fue la primera función desde marzo de ese fatídico año tras cuatro meses cerrado por la pandemia) ha marcado un antes y un después en la historia de la institución. El levantar el telón lo convirtió en un caso único, pues el resto de coliseos del circuito internacional tardaron bastantes meses más en reabrir sus puertas. No obstante, se ha tenido que hacer frente a casos como la reciente cancelación de una función de La Bohème el sábado 2 de enero que según el equipo directivo no se debió a un brote entre sus trabajadores, sino a una decisión de “responsabilidad artística” avalada por el doctor Santiago Moreno, jefe del servicio de enfermedades infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, presidente del comité médico del Real.

Gregorio Marañón: "Joan Matabosch ha llevado a la cima en su proyección internacional al Teatro Real en una labor de actualización y modernización"

Fue 2020 un año complicado, duro y esforzado a cuyo nuevo escenario el teatro tuvo que adaptarse. La realidad no era la misma, de ahí que, como ha explicado Gregorio Marañón, presidente del patronato del Real, renovado en su cargo por cinco años, hubiera que enfrentarse desde una nueva perspectiva y con un plan estratégico post Covid que abarca de 2021 a 2026. En primer lugar, declaró, era vital conservar en sus puestos a personas esenciales, de ahí que se decidiera la reelección de Ignacio García-Belenguer como director general por cinco años y la continuidad del director artístico, Joan Matabosch, por el mismo tiempo, un hombre “que ha llevado a la cima en su proyección internacional al Teatro Real en una labor de actualización y modernización. Y ha convencido al público de Madrid con la combinación de un programa que aúna el repertorio con la ópera contemporánea”, dijo Marañón.

García-Belenguer esbozó las líneas maestras de este plan quinquenal que denominó como “de adaptación o resiliencia” ante las nuevas circunstancias. Destacó el apoyo de los patrocinadores, que suman ya 125 y que han conseguido un aporte de 15 millones en el pasado año, así como el de las administraciones públicas de Madrid, “a pesar del desgaste económico que supone estar cerrados durante cuatro meses”.

Teatro de España

Cinco son las estrategias sobre las que pivota este readaptado plan. “La primera, continuar siendo una referencia tanto en el orden nacional como en el internacional, donde, además de ser la mejor ópera del mundo, sea una referencia en su programación. En el ámbito doméstico se van a firmar más convenios con las comunidades autónomas. Queremos ser no solo el teatro de Madrid, sino el de toda España”, subrayó Ignacio García- Belenguer. En segundo lugar, habló de “impulsar la participación de la sociedad civil, con especial atención al público joven y a personas con sensibilidades especiales”. La tercera pata será “crear un Teatro Real sostenible y conseguir un edificio 4.0 de consumo nulo”, así como modernizar infraestructuras, iluminación, etc”. Conseguir un Real más verde y sostenible.

La transformación digital es el cuarto de los ejes. Habló de la enorme importancia de My Opera Player, del interés de ampliar su catálogo, y de un deseo, que quizá se haga realidad este año: contar con una pantalla exterior permanente en la fachada de la Plaza de Isabel II, así como digitalizar el archivo histórico. En último lugar destacó el hecho de “modernizar la institución, que no es la misma que hace diez años”, matizó.

Los resultados de la gestión de Matabosch están a la vista. Su objetivo, dijo el responsable artístico, pasa por “afianzarlo en dos direcciones que no son contrapuestas, sino complementarias: poner un acento decidido en la novedad, favorecer la apertura de la sensibilidad del público” junto con un programa de títulos de repertorio.

Los datos le avalan: desde la temporada 2014-2015 a la actual se han incorporado un 51,7 por cien de títulos nuevos, que incrementan su porcentaje hasta los 53,5 por ciento si se contabilizan desde la 2017-2018 hasta la presente. “Es el momento de revisitar títulos que han sido novedad en un pasado reciente para entronizar lo nuevo y que se vaya convirtiendo con el tiempo en repertorio. Es decir, buscar una programación estimulante, ambiciosa y con excelencia”. Y puso el director artístico como ejemplo los casos de Turandot, que se representa en París, y Peter Grimes, en Londres, dos títulos que han “nacido” en el Real y que vuelan ya por los teatros de Europa. Destacó también el trabajo de la orquesta, que “funciona” con la fórmula de tres directores, y el coro, consolidado y hoy referencia internacional.– ÓA

 


 

Mirando al futuro

El Teatro Real ha revisado su último plan estratégico, que culminaba en 2024, y lo ha formulado de nuevas en otro, de gran ambición, que abarca hasta el año 2026. Es una excelente política, en vista de los cambios que han producido los estragos del covid. Como en otros sectores y en otras instituciones y empresas, la pandemia ha acelerado procesos de cambio ya presentes, también el Teatro Real, y ha planteado nuevas necesidades que no tienen fecha de caducidad, a diferencia, esperémoslo, de la pandemia. Habiendo sido ratificado en los últimos meses el equipo de dirección (con Gregorio Marañón, Ignacio García-Belenguer, Joan Matabosch y Ivor Bolton) era una buena ocasión para consolidar el proyecto que se viene desarrollando desde hace varios años ya y, claro está, para asegurar su pervivencia en el futuro, con independencia de posibles cambios políticos. Este nuevo plan estratégico del Teatro Real toma nota de los beneficios que para la ciudad y la Comunidad de Madrid ha tenido la gestión por parte de las autoridades municipales y regionales, con el afianzamiento de Madrid como referencia cultural y artística mundial: el Real, con su temprana apertura y su continuidad desde julio de 2020, ha contribuido con gran protagonismo a esta nueva posición. Bien está, por tanto, que recoja los frutos de su trabajo y los de las instituciones y los ciudadanos de Madrid. Además de la digitalización y la tecnificación del teatro y de la difusión de sus producciones, un elemento importante es la ambición del Real por convertirse en una institución nacional, con presencia en todo el territorio español y como estímulo a las otras empresas e instituciones teatrales y musicales del país. Es una ambición realizable gracias a la excelencia del equipo de producción, de la orquesta y del coro, así como por la capacidad del Real para atraer cantantes de primera categoría. Para conseguirlo le falta, sin embargo, una mayor atención al repertorio español, sobre cuya recuperación no se está llevando a cabo una política consistente. Sí se lleva, en cambio, en cuanto a la incorporación de nuevos títulos y la consolidación de estos en un nuevo repertorio, a veces con cierto cansancio del público, como ocurre también con las puestas en escena, con las que se aspira a educar al público en cánones estéticos, y a veces ideológicos, que no siempre responden a la vocación de una institución de todos, como es esta. Por lo demás, el Real sigue en la vanguardia en cuanto a la incorporación de nuevos públicos, en particular los jóvenes, así como en su conversión en un teatro sostenible y ecológicamente ejemplar.  * José María MARCO