El 'Requiem' más popular, ahora escenificado

Opus lirica propone la famosa obra de Mozart puesta en escena en el Auditorio Kursaal Donostia

27 / 04 / 2021 - Pablo GALLEGO - Tiempo de lectura: 2 min

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Ainhoa Garmendia La soprano Ainhoa Garmendia © Opus Lírica
Requiem Mozart Imagen promocional del 'Requiem' de Mozart de Opus Lirica © Opus Lírica

San Sebastián

Opus Lirica
Mozart: REQUIEM
01, 02_05 (Auditorio Kursaal Donostia)

Soprano: Ainhoa Garmendia. Mezzosoprano: Lucía Gómez. Tenor: Beñat Egiarte. Barítono: César San Martín. / María Martín Campos, soprano función familiar. Leticia Vergara, mezzosoprano función familiar. Aitor Garitano, tenor función familiar. Orquesta Opus Lirica. Coro Opus Lirica (Dirección: Alain Ayerdi Gurpegi). Dirección: Iker Sánchez-Silva. Dirección de escena: Pablo Ramos y Carlos Crooke.

 

Un Requiem para el perdón de la Humanidad. Opus Lirica presenta como parte de su temporada operística en el Kursaal una versión escenificada de la última composición de Mozart, ubicada en la laguna Estigia y dominada por los Jinetes del Apocalipsis en la que el público decidirá si el ser humano merece la redención.

La Misa de Réquiem en Re menor, K. 626, de Wolfgang Amadeus Mozart, es una de las obras más trascendentales y representadas en la historia de la música occidental. Y como otras partituras sinfónico-corales, su carga cultural y simbólica se presta a una visión teatral. Esa es la propuesta de la compañía Opus Lirica, que el 1 y de 2 mayo presenta en el Kursaal de San Sebastián una versión escenificada –junto con Own Stage y Kursaal Eszena– de la inmortal y última composición del genio de Salzburgo. En parte reflexión, en parte homenaje a las víctimas de la pandemia y sus familias.

Ainhoa Garmendia: "El balance de estos años de trabajo es 'más que positivo', afirma, creando 'nuevos aficionados' y acercando la lírica a 'gente que nunca había visto una ópera'"

Tras doce óperas, la partitura de Mozart se incorpora a la temporada donostiarra «como si fuese una ópera más», explica a ÓPERA ACTUAL la directora artística de Opus Lirica, la soprano Ainhoa Garmendia, que en este Réquiem aúna gerencia y canto. El balance de estos años de trabajo es «más que positivo», afirma, creando «nuevos aficionados» y acercando la lírica a «gente que nunca había visto una ópera». También en proyectos escolares y funciones familiares –Betirarte Mozart, el día 2– que «ayudan a que los niños, desde temprana edad, tengan un contacto director con la ópera». «Solo por ver las caras de emoción y sorpresa de los adolescentes y niños que participan ya merece la pena», asevera Garmendia.

La puesta en escena, como avanza su director, Pablo Ramos, transcurre en una suerte de río Estigia, que según la mitología griega marcaba el límite entre la tierra y el mundo de los muertos, el Hades. Una sala de espera ante la vida eterna. En el inframundo las almas recibían un premio o un castigo en función de la vida que habían llevado cuando estaban vivos. Y en esta propuesta será el coro, como protagonista, quien represente a la Humanidad, que busca corregir sus errores. Los solistas, en cambio, «comportan la imagen y la impronta de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis», apunta el director. Como novedad, será el público el que, unos días antes de las funciones y a través de las redes sociales, decidirá si concede –o no– el perdón a una Humanidad que promete cambiar a mejor.

Dar a la audiencia un papel activo implica profundizar en la experiencia y la reflexión. «Estamos viviendo una eclosión de los resortes escénicos y tecnológicos que se aplican en el teatro, la música popular y el cine», continúa Pablo Ramos, «y la música llamada clásica en directo está pidiendo una evolución que haga intervenir otros elementos más que la simple escucha», considera.

Otro elemento presente en la producción serán los ángeles, elementos del Bien y representados por un grupo de especialistas en krump, una danza urbana relativamente reciente que «representará a la juventud, como metáfora de la pureza y la imaginación, dotando al proyecto de una interpretación coreográfica de la fantástica música de Mozart», añade Pablo Ramos. «El proyecto cumple los mismos cometidos que la misa de difuntos católica: colocar al ser humano ante Dios, quien no es más que nosotros mismos, para solicitar el perdón por todo lo malo hecho en vida. El réquiem busca contestar a la pregunta: ¿Merecemos todos nosotros nuestro perdón?». El público tiene la respuesta.– ÓA