'El ocaso de los dioses' cierra el 'Anillo' de Wagner en el Teatro Real de Madrid

La última jornada de la 'Tetralogía' wagneriana despide la gran epopeya lírica, con Pablo Heras-Casado a la batuta

19 / 01 / 2022 - Gema PAJARES - Tiempo de lectura: 2 min

Print Friendly, PDF & Email
Heras Carsen /operaactual.com Pablo Heras-Casado y Robert Carsen © Teatro Real / Javier DEL REAL
Ocaso Wagner Liceu / operaactual.com Una escena de 'El ocaso de los dioses' en la producción de Robert Carsen en su paso por el Liceu barcelonés © Gran Teatre del Liceu / Antoni BOFILL
Ocaso Wagner Liceu / operaactual.com Una escena de 'El ocaso de los dioses' en la producción de Robert Carsen en su paso por el Liceu barcelonés © Gran Teatre del Liceu / Antoni BOFILL
Ocaso Wagner Liceu / operaactual.com Una escena de 'El ocaso de los dioses' en la producción de Robert Carsen en su paso por el Liceu barcelonés © Gran Teatre del Liceu / Antoni BOFILL

Madrid

Teatro Real
Wagner: GÖTTERDÄMMERUNG
26, 30_01, 03, 07, 11, 15, 19, 23, 27_02

Siegfried: Andreas Schager. Gunther: Lauri Vasar. Alberich: Martin Winkler. Hagen: Stephen Milling. Brünnhilde: Ricarda Merbeth. Gutrune: Amanda Majeski. Waltraute: Michaela Schuster. Las Tres Nornas : Claudia Huckle, Kai Rüütel y Amanda Majeski. Woglinde: Elizabeth Bailey. Wellgunde: Maria Miró. Flosshilde: Claudia Huckle. Orquesta Titular del Teatro Real (O. S. de Madrid). Coro del Teatro Real (Coro Intermezzo. Dirección: Andrés Máspero. Dirección musical: Pablo Heras-Casado. Dirección de escena: Robert Carsen.

 

El Teatro Real completa la Tetralogía wagneriana con nueve funciones de El ocaso de los dioses y el mismo equipo artístico de los tres títulos anteriores, con Robert Carsen en la regia y Pablo Heras-Casado en el podio. Poner fin al Anillo es un reto para cualquier músico, y el director granadino lo cuenta en primera persona.

Al preguntarle a Pablo Heras-Casado (Granada, 1977) si dirigir la Tetralogía wagneriana conformada por El oro del Rin, La valquiria, Siegfried y El ocaso de los dioses en el Teatro Real ha sido el proyecto de máxima envergadura al que ha hecho frente en su ya dilatada carrera responde sin dudarlo: “Sí. Es uno de los mayores retos a los que un artista puede enfrentarse y que está muy lejos de agotarse”. Si a Wagner se le añade Monteverdi en la hoja de ruta (“mi primer gran amor musical”, confiesa), la trilogía operística que se escuchará en Viena y en la que está inmerso, el pleno es pleno, aunque suene a perogrullo. Hay que supervitaminarse y mineralizarse, como decía aquel ratón pizpireto de los dibujos animados egeberos, para enfrentarse con semejantes morlacos. Él lo está haciendo. Empezó a ensayar El ocaso en Madrid poco antes de Navidad, el 13 de diciembre.

© Teatro Real / Javier DEL REAL

Pablo Heras-Casado, Premio ÓPERA ACTUAL 2014

La orquesta ha crecido en estos años y el director lo sabe. Han ido, habría que decir, parejos. Robert Carsen aterrizó más adelante; sin embargo, el maestro español, Premio ÓPERA ACTUAL 2014, se entiende bien con los ayudantes del regista canadiense, que firma esta propuesta realizada para la Ópera de Colonia y que también pudo verse en el Liceu barcelonés: “Somos una familia que se conoce ya hace tiempo. Un equipo”, dice Pablo Heras-Casado. Cuando baje del podio en la última función ya podrá apuntar como conseguido un nuevo reto en su carrera. ¿Es un aval o se puede convertir en lo contrario? “Es un hito. Así lo vivo yo, como una experiencia y vivencia artística. Te hace madurar y cambiar. Wagner me ha transformado. Yo lo vivo desde un punto de vista íntimo y no como una muesca más en mi trayectoria. No obstante, soy consciente de que no cualquiera puede completar El Anillo”, asegura con orgullo.

Cuando se lo propusieron no dudó, quizá también porque fue una propuesta que él indujo y que define como “un encuentro feliz”. El compositor y sus cuatro obrazas son premio y bálsamo para el granadino, con carnet albaicinero. Desde septiembre su vida ha sido un “ir y venir del carajo”, parafraseando al García Márquez del estupendo El amor en los tiempos del cólera: Estados Unidos, Países Escandinavos, Alemania, Suiza, Francia, Austria… Y el remanso de pisar el Albaicín, compartir charla con la familia y tiempo con un hijo que se hace grande a paso de gigante. El niño crece y el padre, también. Con Wagner de la mano: “He notado una evolución muy clara a nivel tanto musical como artístico y espiritual. Uno se desarrolla con obras de este calibre y yo lo he hecho. Enfrentarte a este proyecto es vivir periodos bastante intensos que se van conectando a lo largo de los años. Existe un hilo de continuidad que te acompaña. Para todos, y para mí también, el reto de haber hecho un título del Anillo por año ha sido un lujo. Durante este tiempo se nota el recorrido tan positivo que ha hecho la orquesta”, remata con orgullo.

Pablo Heras-Casado: "En 'El ocaso' transitamos por un espacio que ya nos es conocido y en el que nos sentimos como en casa”

El diálogo entre los profesores y quien está en el podio ha sido más directo a lo largo de este tiempo, profundo y rico: “En El ocaso de los dioses, que contiene tanto material previo de las óperas anteriores, transitamos por un espacio que ya nos es conocido y en el que nos sentimos como en casa. Es un lugar que habita en nosotros”, comenta. Y aunque la realidad sea distinta, la pandemia da tregua de cuando en cuando, cuya sexta ola que parece ser es la que atraviesa España, obliga a extremar las condiciones dentro y fuera del foso del Teatro Real: “Hemos ido viendo semana a semana cómo avanzaba el virus y adaptándonos a ello en consecuencia. Y el Teatro Real lleva en este punto ventaja, porque ha hecho un máster. Será una escena flexible, aunque con una configuración similar a la de 2020, que fue tremendamente difícil y compleja, debido a que no todos los instrumentos estaban en el foso, es decir, en su espacio físico, y por ello era necesario redoblar la atención. Y esa circunstancia añade un plus de dificultad. El año pasado, a qué negarlo, fue una proeza y este año, tal y como estamos, será un nuevo reto”.
Eso transformará cada función en jornadas que obligarán a los músicos a estar casi cinco horas frente al atril rodeados de un escudo de metacrilato para mantener a raya al maldito virus dentro de lo posible. Y mascarilla durante esos más de 240 minutos. ¿Cómo acaba Pablo Heras-Casado? “Pues en un estado de excitación muy serena después de toda esa cantidad de horas. No es agotamiento, pero te quedas vacío. ¿El cansancio físico? No lo sientes. Vives una experiencia muy particular, como si tu cuerpo se separase del alma”, responde. Dirigir con una pantalla que rodea tu cuerpo no es precisamente una situación ideal, “pues se transforma en una coraza acústica que se acusa más en el caso del director de orquesta, que es quien tiene que crear las sinergias. Hay algo transparente que se interpone entre la orquesta y tú; sin embargo, al pasar los minutos acabas por olvidarlo. Poner en pie una obra de este calibre es similar a construir una catedral piedra a piedra”.- ÓA