El Liceu recupera la zarzuela con 'Doña Francisquita'

La obra maestra de Amadeu Vives regresa al escenario liceísta en una coproducción con el Teatro de La Zarzuela de Madrid que firma Lluís Pasqual

29 / 10 / 2019 - Pablo MELÉNDEZ-HADDAD - Tiempo de lectura: 4 min

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Francisquita Liceu El director artístico del Liceu, Víctor García de Gomar (izquierda), junto a los intérpretes de la zarzuela © Gran Teatre del Liceu
Francisquita Liceu María José Moreno y Celso Albelo, protagonistas de 'Doña Francisquita' en el Liceu © Gran Teatre del Licue / Caterina BARJAU
Francisquita Liceu Un momento de la rueda de prensa de presentación del espectáculo © Gran Teatre del Liceu

Gran Teatre del Liceu
Vives: DOÑA FRANCISQUITA
10, 11, 12, 15, 16, 17_11

Francisquita: María José Moreno / Elena Sancho Pereg. Fernando: Celso Albelo / Antonio Lozano. Aurora, la Beltrana: Ana Ibarra. Doña Francisca: María José Suárez. Don Matías: Miguel Sola. Cardona: Alejandro del Cerro. Lorenzo Pérez: Isaac Galán. Un actor: Gonzalo de Castro. Colaboración especial: Lucero Tena. Orquestra Simfònica del G. T. del Liceu. Cor del Liceu (Dir.: Conxita Garcia).
Dirección: Óliver Díaz. Dirección de escena: Lluís Pasqual.

El éxito en el Liceu de la zarzuela Doña Francisquita, de Amadeu Vives, la última vez que subió a su escenario, en 2010, obligó al Gran Teatre a retransmitirla por el canal autonómico y en pantalla gigante en la playa de la Barceloneta. Ahora el Gran Teatre recupera el género de la zarzuela con este montaje de Lluís Pasqual que podrá verse en directo el día 12 de noviembre en 170 salas de cine de toda España.

Cuando se hecha un rápido vistazo al pasado reciente de la historia teatral de Cataluña, sorprende ver cómo la zarzuela mantuvo viva en la capital catalana una llama incólume por décadas. Pero gracias al casposo prestigio con el que la ha cubierto su propia tradición escénica, este popular género, en tierras catalanas, parecía estar a punto de entrar en coma: por eso se agradece a la exdirectora artística Christina Scheppelmann que, sin complejos locales, aceptara coproducir con el templo zarzuelístico de la calle Jovellanos de Madrid y llevar a Barcelona esta moderna puesta en escena de Doña Francisquita. La propuesta de Pasqual se estrenó en mayo en La Zarzuela.

"En Barcelona el género zarzuelístico se fue desarrollando en paralelo a la ópera y al teatro locales y el Liceu también participó de ese florecimiento"

La zarzuela llegó a ser muy importante para los creadores catalanes ya desde mediados del siglo XIX, con los primeros ejemplos locales del género, obras románticas que vieron la luz en diversos teatros barceloneses tanto en castellano como en catalán. La escuela acabó de cimentarse con el teatre líric català a la sombra del modernisme. El antecedente histórico está en Setze jutges, obra bilingüe con música de Joan Sariols que subió a las tablas del Liceu en 1858 abriendo un camino que seguirían después L’Aplec del Remei, de Clavé, un género que se fue desarrollando en paralelo a la ópera y al teatro locales, teniendo en L’esquella de torratxa, de Pitarra, un ejemplo paradigmático.

En décadas sucesivas el Liceu participó de este florecimiento zarzuelístico estrenando El juramento o El Barberillo de Lavapiés, títulos que compartían cartelera con otras de sabor catalán como Els pescadors de Sant Pol o Los estudiantes de Cervera.

Más tarde llegarían sainetes costumbristas y parodias de las zarzuelas castellanas, títulos que no cesaban de programarse en diversos teatros barceloneses. Gual, Pena, Morera o Granados intentaron consolidar un lenguaje propio en el escenario del Teatro Lírico Catalán, como Morera llamó a su sede del Tívoli. Los teatros de la Avenida del Paralelo también se llenaron de zarzuela, especialmente en los años 1920 y 1930, cuando muchos títulos se estrenaban antes en Barcelona que en Madrid, como las creaciones de Sorozábal Katiuska, Black el payaso, La eterna canción o La tabernera del puerto.

Martínez Valls daría a conocer en esos años dos de sus obras maestras, Cançó d’amor i de guerra y La legió d’honor. Después del silencio impuesto por Franco al teatro catalán, la zarzuela siguió su lucha, un esfuerzo que, paradójicamente, acabó de rematar la democracia.

Intérpretes de lujo

Ahora el género regresa al Liceu con dos repartos de campanillas, con cantantes consolidados internacionalmente como las sopranos María José Moreno (ver entrevista en páginas 38 a 40 de la edición en papel de ÓA 229) y Elena Sancho Pereg, Ana Ibarra o el tenor Celso Albelo, uno de los reyes del bel canto. “Es un privilegio y un honor cantar este repertorio en este escenario, más todavía cuando es tratado con la calidad que ofrece este montaje”, afirmó el tenor a ÓPERA ACTUAL. “Y es fantástico que el Liceu siga apoyando al género. Recordemos que Vives era catalán, como lo es Lluís Pasqual. La puesta en escena está muy bien pensada, en ella todo tiene un sentido y un por qué. Los muy puristas quizás no estarán de acuerdo con el punto de vista, pero se trata de una adaptación muy bien hecha”.

Respecto de la partitura, Albelo, que ha interpretado los títulos más difíciles de Donizetti y Bellini, apunta que “cuanto más se profundiza en la música de Doña Francisquita más te das cuenta de su enorme calidad. Es increíble cómo el compositor describe los sentimientos de cada personaje en la partitura, por ejemplo el modo en que dibuja la felicidad de Cardona o esa melancolía de Fernando en ‘Gozad la primavera’, cómo cambian los modos y los tiempos».

«Toda la partitura está llena de este tipo de detalles, por eso es una gran obra. También es valioso, y muy actual, ese mensaje que proyecta la obra, que apunta a que la juventud es la que se debe imponer porque es la que mueve el mundo, mientras la gente madura lo que tiene que hacer es apoyar esa fuerza que tiene la juventud”.

La obra, con dirección musical de Óliver Díaz, estará en cartelera en el Liceu hasta el 17 de noviembre.– ÓA

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