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'El gato montés' habla bable en Oviedo
El Festival de Teatro Lírico de Oviedo despide su XXVIII edición con la obra maestra de Penella, la ópera española más popular
Oviedo
Festival de Teatro Lírico Español
Penella: EL GATO MONTÉS
24, 26_06 (Teatro Campoamor)
Juanillo, El gato montés: Ángel Ódena. Soleá: Nicola Beller Carbone. Rafael Ruiz, El macareno: Alejandro Roy. Frasquita: Marina Pardo. Gitana: Sandra Ferrández. Padre Antón: Francisco Crespo. Hormigón: Jorge Eleazar. Loliya: María Heres. Orquesta Oviedo Filarmonía. Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo (Dirección: Pablo Moras). Dirección musical: Lucas Macías. Dirección de escena: Raúl Vázquez.
Oviedo completa la programación de su XXVIII Festival de Teatro Lírico Español con dos funciones de El gato montés y con una gala lírica con el tenor mexicano Javier Camarena dedicada al género de la zarzuela.
Oviedo despide este mes el XXVIII Festival de Teatro Lírico Español con una gala lírica con el tenor mexicano Javier Camarena (11_06) dedicada a preludios, oberturas, arias y romanzas de ópera y zarzuela, aunque con importante presencia del género castizo en un programa que contará con la Oviedo Filarmonía dirigida por Lucas Macías. Ello sucederá poco antes del regreso al Campoamor de la ópera de Manuel Penella El gato montés –con el mismo conjunto en el foso y siempre con Macías en el podio–, obra que se representa en escasas ocasiones aunque sigue ganando en popularidad. Si se echa la vista atrás, desde 2005 las apariciones de El gato en teatros españoles pueden contarse con los dedos de una mano y desde 2013 no se veía en Oviedo.
En la propuesta escénica de Raúl Vázquez para la Ópera de Tenerife, que en el Festival de Zarzuela de Oviedo se presentará con algunos elementos renovados, el director de escena sitúa a los personajes «en un entorno cerrado, amable pero opresivo», según afirma. Y en el centro, «un gran círculo, símbolo del ruedo taurino, que girará inexorablemente hacia un destino dramático». Pasión, violencia y drama «en un verismo a la española».
El gato montés tiene vida más allá del archiconocido pasodoble «Torero quiero ser». Y en ese redescubrimiento se está empeñando el director musical de la producción, Lucas Macías, titular de Oviedo Filarmonía que debuta en el Festival. «Quiero sentirme libre y ofrecer mi versión: sentir las emociones que transmite la partitura y, desde ese sentimiento, construir un discurso propio», explica a ÓPERA ACTUAL. A pesar de que el material orquestal «contenga errores, algo que, por desgracia, en nuestra literatura musical ocurre a menudo», el maestro destaca «la calidad y riqueza en ambientes, perfumes y colores» de una obra que en el Campoamor podrá disfrutarse «con un reparto de gran altura».
La 'Carmen' española
Àngel Òdena, que ya fue Juanillo en este mismo teatro hace ocho años; Nicola Beller Carbone; Alejandro Roy, Marina Pardo y Sandra Ferrández conforman el póquer de voces elegidas para las dos funciones programadas de «la Carmen española, por música, protagonistas y ambientación», como señala la soprano que interpretará a Soleá. La zarzuela y la ópera en castellano «son apreciadas en el exterior, pero muy desconocidas; quizá es que España no le está dando el valor suficiente: tendría que ser Patrimonio Nacional», afirma Nicola Beller Carbone.

Alejandro Roy
Un punto de vista que comparte el tenor asturiano Alejandro Roy, que regresa al Campoamor ahora dando vida a Rafaelillo, el Macareno, «un papel luminoso y brillante, lleno de hermosas melodías», según afirma. «Hablar del presente y del futuro de nuestro género es, en este momento, un acto de fe, porque más allá del Teatro de La Zarzuela muchas temporadas y festivales están siendo cada vez más asfixiados, incluyendo el prestigioso y longevo Festival de Zarzuela de Oviedo; da la impresión de que se avergüenzan de promover algo que suene a español», sentencia. Este «grito apasionado del alma de una mujer, dividida entre la comodidad burguesa y el instinto salvaje», en palabras de la mezzosoprano Marina Pardo (Frasquita), llega al Campoamor en un momento cultural «de los más convulsos que ha vivido mi generación», apunta la cantante, «al sentirnos arrancados de nuestro espacio vital, que es el escenario» y porque, entre otras cuestiones, afecta a «cómo se nos considera a los artistas en la sociedad», dentro de un país que «no siempre valora lo propio».– ÓA
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