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El espectáculo debe continuar
Con el paulatino levantamiento del confinamiento y sus restricciones en Europa, los teatros intentan nuevas fórmulas para adaptarse a la nueva realidad
Tras el cierre abrupto de los teatros de ópera el pasado marzo y la cancelación de las temporadas a causa de la pandemia de la Covid-19, el mundo de la lírica reaccionó poniendo al alcance del público óperas grabadas en las plataformas digitales y contadas galas en streaming. Ahora, con el lento pero paulatino levantamiento del confinamiento y las restricciones en Europa, los teatros ensayan nuevas fórmulas para reencontrarse con su público, porque el espectáculo debe continuar.
Casi tres meses después del cierre, los teatros de ópera en Europa empiezan a ver los primeros rayos de luz con las medidas de lento pero progresivo desconfinamiento que están tomando algunos gobiernos. Nadie duda, sin embargo, que el futuro es todavía incierto y que el camino a la normalidad será largo, pero el mundo de la ópera ansía volver a levantar el telón y algunos teatros ya se preparan para reabrir con programaciones alternativas y limitaciones de público. Opera Europa ha preguntado a más de 70 teatros y compañías el coste de la cancelación de lo que quedaba de temporada y el resultado estimado de las pérdidas supera los 145 millones de euros, una media de dos millones por teatro o compañía. “Imagine el impacto económico que supone esto en los aproximadamente 500 teatros de ópera que hay en toda Europa, especialmente durante un período más prolongado de tiempo”, señala a ÓPERA ACTUAL Nicholas Payne, director de Opera Europa.
La cancelación en el hemisferio norte de lo que quedaba de temporada, de marzo a julio, la imposibilidad de iniciar la temporada operística en el hemisferio sur, y la incertidumbre sobre si se podrá iniciar la temporada 2020-2021 a partir de septiembre sitúa a los teatros y compañías de ópera en una posición delicada. Si la pandemia persiste en el tiempo sin haber hallado un remedio previo a la vacuna, los teatros temen que el déficit generado por la bajada de telón acabe siendo una losa que afecte demasiado a las futuras temporadas líricas. “Es prematuro saber la afectación exacta de la pandemia, porque ni siquiera sabemos todavía el alcance real de los daños, pero parece evidente que van a ser enormes”, advierte Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real de Madrid.
La salud económica de cada teatro será, sin duda, determinante la hora de superar la crisis, aunque, para muchos, los teatros de titularidad pública parten con ventaja frente a los privados. Sin embargo, el carácter general de la crisis sanitaria repercutirá en las subvenciones públicas de los próximos años. Así lo cree Víctor García de Gomar, director artístico del Gran Teatre del Liceu de Barcelona: “Es previsible una bajada de las subvenciones públicas y el hecho de que algunas de las empresas mecenas pueden verse afectadas económicamente repercutirá en una reducción del patrocinio”. Reivindica el director artístico del Liceu una vía para mitigar el impacto: “Ante lo que está pasando es más necesaria que nunca una buena ley de mecenazgo para todos los que quieran y puedan invertir en Cultura. Ante un Estado en situación crítica, es vital que existan importantes desgravaciones para las inversiones en este ámbito”.
Problemática global
Alejandra Martí, directora ejecutiva de Opera Latinoamérica, entidad que agrupa a los teatros del subcontinente austral, destaca que “los ingresos van a caer y el mercado se va a achicar. Los teatros que dependen más de la taquilla y el patrocinio son los que lo van a tener más complicado”, advierte. “Las producciones no podrán tener la envergadura ni el tamaño de antes. Habrá una vuelta a lo local y las temporadas líricas en Latinoamérica tendrán muchos menos cantantes procedentes de Europa y Estados Unidos”. En un debate celebrado online el pasado 14 de mayo en el que participaron responsables de teatros y festivales latinoamericanos, Alonso Escalante, director artístico de Ópera de Bellas Artes de México daba prácticamente por perdida la temporada. “Las artes escénicas fuimos de los primeros en sufrir la crisis y probablemente seremos los últimos en abrir”, se lamentaba. Ópera de Bellas Artes cerró a dos semanas del estreno en México de Lady Macbeth de Mtsensk, segundo título de la temporada. Escalante trabaja con la hipótesis de poder volver a representar ópera en septiembre, aunque confesó en el debate que la opción “más realista nos lleva a diciembre. Seguimos trabajando para tenerlo todo listo para cuando podamos abrir”, señaló.
Durante los más de dos meses que han pasado desde que los teatros de ópera cerraron, sus responsables no han cesado de dibujar posibles escenarios que pueden encontrarse cuando las autoridades sanitarias determinen que pueden reabrir sus puertas. “Generamos posibles escenarios para poder anticipar respuestas cuando se presenten”, explica García de Gomar. “¿Tenemos que cancelar la temporada? ¿Podemos ofrecer una programación alternativa? ¿Podemos estrenar? ¿Hay que repensar una producción para que los cantantes no se toquen? ¿Qué obras alternativas podemos hacer para sustituir las que se habían programado? ¿Qué pasa si las fronteras están cerradas y no pueden llegar los artistas? ¿Qué ocurrirá si a los artistas extranjeros se les obliga a pasar una cuarentena? ¿Quién pagará esa cuarentena? ¿Qué podemos hacer si abrimos con un aforo al 30 por cien? ¿Y si el aforo es del 50 por ciento? Debemos gestionar la misión del teatro hoy, no la ocurrencia de qué podemos hacer en estas condiciones. Y la misión del teatro es hacer ópera”, apunta el director artístico del Liceu.
“Es extremadamente complejo hacer viable una temporada lírica con limitaciones en el aforo, pero si no hay más remedio lo vamos a hacer. Prefiero que el teatro pueda reabrirse tan pronto como lo permita la situación sanitaria, aunque sea con limitaciones de aforo”, explica Joan Matabosch. “No queremos cancelar ningún proyecto que sea imprescindible, porque queremos proteger a los artistas, que han sido los grandes afectados por esta cancelación masiva de producciones en todo el mundo. En cuanto se nos permita abrir estudiaremos la posibilidad de recuperar una cierta normalidad, adaptando los espectáculos a los imperativos sanitarios necesarios para garantizar la seguridad de todos, artistas, público y trabajadores”.
El Palau de Les Arts de Valencia inició el pasado 18 de mayo un gradual regreso de los trabajadores al teatro para ir poniendo a prueba los diferentes protocolos y tenerlos a punto cuando se pueda iniciar la actividad. Esa primera semana, Jesús Iglesias, el director artístico, regresó a su despacho. “No podemos permitir que esta situación se eternice”, señala. “En el momento en que Valencia cumpla las condiciones sanitarias para volver a la actividad, lo haremos. No será con una ópera, pero se pueden hacer actividades que permitan garantizar el distanciamiento necesario entre los artistas y poder reabrir la sala”. Les Arts planea una primera programación sobre la base de conciertos de cámara y recitales de canto con la Orquestra de la Comunitat Valenciana, titular del teatro, y los jóvenes cantantes del Centre de Perfeccionament, el opera studio del coliseo valenciano. “Será un primer contacto con el público para que vaya cogiendo confianza”.

Jesús Iglesias, director artístico del Palau de Les Arts de Valencia
En España, la Fase 2 permite la apertura de “cines, teatros, auditorios y espacios similares con butaca preasignada y limitación de aforo de un tercio” y se espera que el Ministerio de Cultura haga pública en breve la normativa que debe respetarse para garantizar la seguridad de todos. Opera XXI, la Asociación que reúne a los coliseos líricos españoles bajo la presidencia de Oriol Aguilà, es quien negocia en representación del sector con el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música los detalles de las directrices sanitarias que deben implementarse. Desde Opera Europa se comparten los estudios que se están realizando tanto en Europa como en América. “En cuanto se pueda vamos a adaptar la actividad a las instrucciones de las autoridades sanitarias, que previsiblemente serán más estrictas al inicio y progresivamente más enfocadas a restaurar la normalidad. Todos somos conscientes de que la normalidad será una conquista que llegará antes en función de lo puntillosos que seamos todos respetando las restricciones”, advierte Matabosch.
Nicholas Payne, desde Opera Europa, afirma por su parte que las medidas de seguridad influirán en la manera en que se realizan los ensayos y las actuaciones. “Las compañías y teatros de ópera necesitarán ser ingeniosos para idear nuevas formas y ubicaciones para los ensayos y las presentaciones”, asegura. Ya han surgido las primeras iniciativas, unas más convencionales y próximas a la manera tradicional de representar ópera y otras más imaginativas. Entre las primeras, destaca el anuncio de la Ópera de Roma para el mes de julio de un Rigoletto representado al aire libre en la plaza de Siena, en el interior del parque de Villa Borghese, con una nueva producción ajustada a la normativa sanitaria dirigida escénicamente por Damiano Michieletto y musicalmente por Daniele Gatti y con un reparto encabezado por Luca Salsi, Vittorio Grigolo y Rosa Feola. La English National Opera ha previsto una versión de 90 minutos de La Bohème y otra familiar de una hora de La flauta mágica para septiembre próximo en formato de auto-ópera en los terrenos adyacentes al Alexandra Palace de Londres.
Nuevas fórmulas
En la vertiente de nuevas formas creativas, destacan la Smart Working Opera impulsada por el Teatro Coccia de Novara (Italia) con artistas trabajando desde casa. La obra, Alienati, trata sobre el confinamiento y cuenta con música de Federico Biscione, Alberto Cara, Cristian Carrara, Federico Gon y Marto Taralli y las actuaciones de las sopranos Jessica Pratt y Davinia Rodríguez, la mezzosoprano Daniella Barcellona, el barítono Roberto de Candia y el bajo-barítono Nicola Ulivieri. Por otra parte, el 19 de marzo la joven directora de escena británica Ella Marchment presentó la iniciativa Opera Harmony con la que ha creado desde Facebook equipos de compositores, libretistas, directores de escena y cantantes para crear micro-óperas de entre 5 y 10 minutos para ser representadas y compartidas en las redes sociales. El 15 de mayo se presentó la primera de las 19 previstas, Edge of Time, con libreto y música de Daisy Boulton, que puede verse en la cuenta de Facebook y YouTube de Opera Harmony.

Imagen promocional de la ópera 'Alienati', una creación 'online' del Teatro Coccia de Novara. En la imagen, la directora del coliseo, Corinne Baroni, y en el recuadro la soprano española Davinia Rodríguez que forma parte del reparto
Desde su cierre, los coliseos líricos hallaron en las plataformas digitales el medio para mantener el contacto con su público. OperaVision, la plataforma digital de Opera Europa, creada en 2017 como complemento a las representaciones en vivo, ha duplicado su oferta en los últimos dos meses y cuadruplicado el número de visionados, explica Nicolas Payne. “A la espera de que las representaciones de ópera en vivo vuelvan a los teatros, el elemento digital es parte del futuro de la ópera”, advierte el director de Opera Europa. MyOperaPlayer, la plataforma digital del Teatro Real que durante gran parte del confinamiento ha tenido un acceso gratuito, ha pasado de tener 14.950 seguidores el 14 de marzo a 60.000 actualmente. “MyOperaPlayer ha sido una herramienta extraordinaria para mantener el contacto con el público, y es posible que lo terrible de la situación haya contribuido a darla a conocer más allá de lo que nunca hubiéramos imaginado”, apunta Joan Matabosch. Lo mismo ha ocurrido con las plataformas digitales del Met de Nueva York o de la Ópera de Viena –entre otros– que han ofrecido óperas gratuitamente por vía digital.
“Es una manera de mantener la llama, pero el impacto físico de la representación en vivo no lo puede sustituir un recordatorio como es la ópera grabada vista desde una pantalla. Soy escéptico respecto a que esta fórmula ayude a captar nuevo público”, asegura Víctor García de Gomar. Sin embargo, para la directora ejecutiva de Ópera Latinoamérica, “el desafío es convertir en estructural lo que ha sido coyunturalmente una oportunidad. Hay público de edad avanzada que probablemente ya no vuelva al teatro y hay que conseguir que siga consumiendo ópera en streaming y el público que se ha apuntado durante la pandemia y que nunca había ido a un teatro, hay que conseguir que vaya, porque contribuirá a renovarlo”. Alejandra Martí apela a que los teatros colaboren para aprovechar la oportunidad para ganar público. “Es inevitable el cambio de hábito, pero hay que transformarlo a nuestro favor”, reclama.– ÓA
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