El Campoamor se mira en el espejo de Mozart con su nueva 'Flauta mágica'

La Ópera de Oviedo estrena una nueva producción de la popular obra mozartiana en un montaje que firma Albert Estany

04 / 10 / 2021 - Pablo GALLEGO - Tiempo de lectura: 3 min

Print Friendly, PDF & Email
Flauta mágica Oviedo / operaactual.com La Ópera de Oviedo recupera una antigua escenografía para esta nueva 'Flauta mágica' © Ópera de Oviedo

Ópera de Oviedo
Mozart: LA FLAUTA MÁGICA
08, 10, 12, 14, 15*, 16_10 (Teatro Campoamor)
* (Viernes de ópera)

Sarastro: Reinhard Hagen / David Sánchez. Tamino: Airam Hernández / Antoni Lliteres. Reina de la Noche: Serena Sáenz / Mar Morán. Pamina: Jaquelina Livieri / Belén Roig. Papageno: Manel Esteve / Carles Pachón. Tres damas: María Miró, Serena Pérez, Marina Pardo. Papagena: Sofía Esparza. Monostatos: Antonio Lozano. Tres genios: Janeth Zúñiga, Sandrine Mairesse, María Heres. Orador: Luis López. Primer sacerdote / Segundo escudero: Carlos Carzoglio. Segundo sacerdote / Primer escudero: Emilio Sánchez. Oviedo Filarmonía. Coro Titular de la Ópera de Oviedo (Coro Intermezzo. Dirección: Pablo Moras). Dirección musical: Lucas Macías. Dirección de escena: Albert Estany.

 

La popular ópera del genio de Salzburgo suena de nuevo en Oviedo, esta vez cargada de debuts y dando nueva vida a la escenografía que replica la histórica sala del Teatro Campoamor.

El coro canta al término de Die Zauberflöte (La flauta mágica): «¡Gloria a vosotros, iniciados! Atravesasteis la noche. ¡Gracias sean dadas a ti, Osiris, y a ti, Isis! ¡La fortaleza ha vencido y, en recompensa, corona a la belleza y a la sabiduría con una corona eterna!». Pero para llegar al final de la última opera de Mozart y recibir la iluminación, es necesario recorrer el camino. Atreverse a dar el primer paso en esta aventura, plagada de enigmas y dobles lecturas que, solo con sus tres primeros compases ya es capaz de situar la acción dramática, tres acordes de una ópera con tres damas y que en la que el príncipe corta la serpiente con tres cortes de su espada. El número simbólico de la masonería masculina que se enfrenta al incipiente nacimiento de las primeras logias femeninas. El conflicto entre Sarastro y la Reina de la Noche está servido.

Albert Estany: "Lo importante es hacer disfrutar al público. Hay que narrar la historia y darle un marco adecuado; hay que sacar el máximo partido de las armas que te dan"

A partir del viernes 8 de octubre, y durante seis jornadas –cinco con el primer reparto, para poder ubicar a todos los abonados de las cuatro funciones tradicionales, y una del ya asentado Viernes de opera, con un segundo cast y precios más reducidos–, La flauta mágica suena de nuevo en la Ópera de Oviedo, tras una década de silencio. Y en este regreso al Campoamor viene cargada de primeras veces, dándole un nuevo significado al viaje iniciático escrito en lo teatral por Emmanuel Schikaneder, el primer Papageno. Para el director musical del montaje, Lucas Macías, y para el director de escena, Albert Estany, este será su debut en el título mozartiano, aunque ambos conocen bien la casa. El primero, por su titularidad al frente de Oviedo Filarmonía, orquesta que interpreta tres de los cinco títulos programados en el ciclo lírico. El segundo, por su dilatada experiencia entre las cajas del Campoamor, que ahora aplicará a la escena con su regia: «Lo importante es hacer disfrutar al público», explica Estany a ÓPERA ACTUAL. «Hay que narrar la historia y darle un marco adecuado, y aunque es cierto que el Teatro Campoamor, por desgracia, no está a la cabeza en tecnología, lo más importante es saber sacar el máximo partido de las armas que te dan», sentencia. En este caso, el arma secreta está a la vista de todo el mundo: será el propio teatro.

Porque para el segundo título de la temporada, la Ópera de Oviedo da nueva vida a la replica de la sala del Campoamor, con sus característicos palcos y platea, que estrenó en el programa doble de Payasos y Una tragedia florentina que pudo verse en diciembre de 2019. «La idea de esta propuesta escénica surgió justamente de la propia escenografía», desvela Albert Estany, «algo que no es muy habitual. Cuando se estrenó la producción original pensé en distintos títulos de óperas que se podían hacer utilizándola, y Flauta era uno de ellos: una ópera coral, con cantidad de personajes característicos que bien podría emular el mundo del teatro, y de ese mundo como reflejo de la vida», apunta. El Campoamor se mira, este mes, en el espejo de Mozart.

La iniciación llega también en el apartado vocal. En el primer reparto Airam Hernández (Tamino) –ver entrevista en este enlace– debuta en su personaje. Serena Sáenz –siempre en el primer cast– lo hace en el comprometido papel de la Reina de la Noche en lugar de la previamente anunciada María Rey-Joly. «Para mí es el rol estrella de esta ópera, y el más expuesto», afirma la soprano en conversación con ÓPERA ACTUAL, «porque aunque es muy corto, dos arias que no suman más de 10 minutos, es el que todo el mundo espera. Haciendo Pamina siempre tenía la espinita de decir ‘cantaré la Reina algún día, pero me tengo que sentir segura y bien’, y de un día para otro ha aparecido esta oportunidad, y me he dado cuenta de que es el momento», asegura. «Me siento con las herramientas para poder afrontarlo y estar contenta con el resultado, dar lo mejor de mi». Su inicio de temporada en Oviedo, donde estaba previsto que cantase la parte de Pamina en el Viernes de ópera, enlaza con el final de la anterior y su sonado debut en el rol titular de Lucia di Lammermoor en el Liceu, una semana antes de lo previsto y sustituyendo a Nadine Sierra faltando dos horas para el inicio de la función. «Cuando estás en estas situaciones mi cuerpo no admite ni la duda ni el pánico. Entro en modo robot técnico para centrarme en acabar la función con nota».

La experiencia la aporta Pamina, a la que dará vida la soprano argentina Jaquelina Livieri que conoce muy bien el personaje, quien se alternará con Belén Roig. Livieri lleva cantando el papel de la princesa mozartiana desde hace más de diez años: «Disfruto ver cómo va creciendo y madurando. En lo técnico requiere de una pureza vocal excepcional y en lo interpretativo el equilibrio justo entre la inocencia y el carácter de una princesa, la hija de la Reina de la Noche», advierte. Como en las diferentes capas de significado de esta ópera, Pamina encierra otro debut: el de Livieri a este lado del Atlántico. Una nueva luz que, en las actuales circunstancias pandémicas, hace de este «un momento emocionante y renovador» para la cantante.– ÓA