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El Campoamor cuenta la historia de Lucrezia Borgia
La Ópera de Oviedo despide el año con el título que Donizetti, en un reparto comandado por Yolanda Auyanet, Celso Albelo y Silvia Tro Santafé
Oviedo
Ópera de Oviedo
Donizetti: LUCREZIA BORGIA
07, 09, 12, 15, 18_12 (Teatro Campoamor)
Lucrezia: Yolanda Auyanet. Gennaro: Celso Albelo. Orsini: Silvia Tro Santafé. Don Alfonso: Roberto Tagliavini. Liverotto: Manuel de Diego. Gazzella: George von Bergen. Petrucci: Abraham García. Vitellozzo: Gaspar Braña. Gubetta: Robert Mellon. Rustighello: Pedro Calavia. Astolfo: Miguel Á. Zapater. Orquesta Oviedo Filarmonía. Coro Titular de la Ópera de Oviedo (Coro Intermezzo. Dirección: Pablo Moras). Dirección musical: Yves Abel. Dirección de escena: Silvia Paoli.
La Ópera de Oviedo despide el año con el título que Donizetti dedicó a la hija del Papa Alejandro VI y su leyenda negra, en un reparto comandado por Yolanda Auyanet, Celso Albelo y Silvia Tro Santafé para una propuesta escénica de Silvia Paoli en coproducción con Bolonia, Tenerife y Sevilla que promete dar que hablar.
Si estos días acude al Teatro Campoamor puede que alguien bromee diciéndole que tenga cuidado si le ofrecen algo para beber. Lucrezia Borgia, de Gaetano Donizetti, regresa por cuarta vez a la Ópera de Oviedo. Y aunque la leyenda negra sobre las perversidades y excesos envenenadores atribuidos a la hija del Papa Alejandro VI están ya muy superados por la historia, sobre las tablas ciertos personajes nunca logran deshacerse de la sentencia popular. Por muy inmerecida que sea.
Aportar luz sobre la verdadera historia tras Lucrecia Borgia (prometida en matrimonio con solo 11 años, casada a los 13, separada a los 16 para volver a desposarla a los 18, viuda a los 20 por acción de su propio hermano…), “tratar de explicar por qué pasó lo que pasó”, es la fuerza que impulsa la coproducción que firma la directora de escena Silvia Paoli (ver entrevista en este enlace), estrenada en la Ópera de Tenerife hace poco más de un año. Con la joven Borgia como “víctima de una sociedad machista, de un sistema de alianzas políticas”, según la regista, en el que “la violencia es el medio por el que se resuelven los problemas”. Una herramienta “que ella usa también”, añade, “porque es lo que ha aprendido”. Una propuesta escénica que promete dar que hablar.
Pero de este título, mucho menos transitado que otras partituras donizettianas y del que podrán verse cinco funciones en el Campoamor –entre el 7 y el 18 de diciembre–, no solo llama la atención su horripilante historia. Lucrezia Borgia es temida también por la extrema dificultad de sus arias, de esas que intensifican el silencio del público justo antes de que suenen sus primeros compases, y para las que la Ópera de Oviedo ha reunido un reparto de auténticos especialistas en bel canto romántico, comandado por Yolanda Auyanet, una de las pocas sopranos que puede lucir este rol en su repertorio como hicieran estrellas de la talla de Montserrat Caballé –entrando con ella por la puerta grande en Nueva York–, Mariella Devia o la recientemente desaparecida Edita Gruberova.

Yolanda Auyanet en el estreno de esta producción de 'Lucrezia Borgia'
“Lucrecia Borgia es un personaje tremendo, en lo vocal y en lo escénico, lleno de detalles”, explica a ÓPERA ACTUAL la intérprete grancanaria afincada en Italia, que hará con este papel su debut en el Teatro Campoamor. Un rol “que tendría que haber debutado antes del confinamiento, pero que las circunstancias quisieron que lo hiciera justo después, con toda la carga de desasosiego, incertidumbre y estrés añadido que eso conlleva. Ahora el personaje está más maduro, siguiendo siempre mi idea del respeto máximo por las indicaciones del compositor”, añade, “pero sigo puliéndolo y afrontándolo con concentración y disciplina”. Saberse preparada no quita, reconoce, que momentos como la famosa “Com’è bello” “siga siendo aterrador, aunque tampoco ‘Era desso il figlio mio’ es más fácil”. Inicio y final de un personaje con mayúsculas. Un trago necesario para que “quien venga al teatro se emocione y pase dos horas y pico de felicidad: este es nuestro cometido”.

La Ópera de Oviedo coproduce este título con Tenerife, Bolonia y Sevilla
En una ópera complicada por la censura y las muchas versiones que Donizetti se vio obligado a realizar, ciertos personajes históricos sufren algunas modificaciones con arreglo a las distintas voces que cantan sus partes. Así, Silvia Tro Santafé dará voz al joven soldado Orsini, una de las víctimas de Lucrecia, en la que será su cuarta producción de esta ópera; dos de ellas, con las ya mencionadas Devia y Gruberova. La mezzosoprano siente un aprecio especial por un rol “de carácter jovial, enérgico e intrépido, arrogante y supersticioso pero, a la vez, comprometido y lleno de pasión”, asegura. “Me gusta su sentido de la vida, y su música ligera y sin dramatismos, incluso cuando narra la batalla en la que su amigo Gennaro le salva sacándolo herido del campo de batalla”. Una vida que termina con la no menos conocida “Il segreto per esser felici” antes de morir envenenado. Otro personaje masculino en la carrera de Tro Santafé, “como Arsace en Semiramide y Romeo en Capuleti”, o el Ruggiero de la Alcina de Händel, que también interpretó en Oviedo.
Gennaro, el amigo salvador de Orsini y, a la postre, hijo de Lucrezia Borgia, corre a cargo del tenor Celso Albelo. Un habitual del Campoamor y Premio ÓPERA ACTUAL en 2008 que lleva a Oviedo un Donizetti más en un reparto de lujo bajo la batuta del maestro Yves Abel, “poniendo al servicio de la escena los colores que busco en el estudio”, afirma el cantante. Todo en un personaje “inconcluso, atormentado, lleno de contradicciones y sentimientos sin resolver que pone a prueba la experiencia acumulada a lo largo de la carrera”. Y con la parte “Di pescatore ignobile”, como “una de esas que uno nunca deja de analizar porque permite una infinidad de opciones, fluctuando en el aire”. ÓA
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